Van unas reflexiones sobre el tema del Salitre, aparecidas en el Semanario Caretas, del día 22 de octubre 2009.
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Por: CARETAS
Este año podría argumentarse que hay más pólvora quemada en los extramuros de la llamada Operación Salitre que en los propios ejercicios militares realizados en Antofagasta.
Primero fue el cambio de libreto, presionado por la diplomacia peruana y conseguido con la persuasión de las misiones de Estados Unidos, Brasil y Argentina.
De una “hipótesis de conflicto” en la cual un “Estado” enfrenta a su vecino norteño que no quiere cumplir con los tratados internacionales se pasó, según lo que se informó inicialmente, al enfrentamiento entre dos países por una isla. La página web oficial del evento se limita a describir “que una coalición internacional, bajo mandato de Naciones Unidas, realiza operaciones aéreas combinadas para conminar a un país que ha violado las normas internacionales, a respetar el orden internacional”.
Los desentendidos siguieron con las sensibilidades del gobierno chileno ante las reacciones destempladas en el Perú. El pasquín fujimorista La Razón llamó “conchuda” a la presidenta Michelle Bachelet en una primera plana y esto motivó la protesta de la vocera de La Moneda. El canciller José Antonio García Belaunde debió salir al frente para condenar los excesos del tabloide. Pero ni bien salía de esa, el martes 20 por la noche recibió una llamada de su mortificado homólogo Mariano Fernández. Esa mañana, el congresista Javier Valle Riestra declaró que “realmente la posición chilena tenemos que vigilarla, para nosotros Pinochet y Bachelet no solo suena a lo mismo porque uno es un autoritario de derecha y la otra es una autoritaria de seudo izquierda y que mantienen fundamentalmente una posición antiperuana”.
Al patricio se le volvió a pasar la mano. Bachelet sufrió la dictadura en carne propia y compararla con quien fue el verdugo de su familia es un exabrupto.
Pero la cereza de esta torta es explosiva y trasciende cualquier declaración desafortunada. La agencia DPA reveló que, durante el gobierno de Bachelet, Chile ha gastado US$ 2 mil millones en armas. Medios internacionales, como Excelsior de México, titularon con el “derroche” en armamento. Las compras incluyen tanques, cazabombarderos y cañones. Entre los principales vendedores figuran Alemania, Francia, Holanda, Israel y Estados Unidos.
La agencia resalta que “una cantidad no especificada” de cohetes portátiles antitanque AT-4 del grupo sueco Saab Dynamics refuerza la defensa en la frontera con el Perú.
La lista es de lavandería: 140 tanques Leopard 2, 100 vehículos blindados de combate de infantería Marder, 30 blindados de defensa antiaérea Gepard 1, ocho helicópteros de transporte mediano AS 535 Cougar, 24 cañones de 155 milímetros de largo alcance, seis helicópteros Dauphin II, tres aviones de exploración marítima C-295, un petrolero de flota, dos buques de patrullaje, 12 helicópteros Bell 412, aviones Súper Tucano brasileños, y un largo etcétera.
Algunos de esos juguetes saldrán al fresco esta semana. Luego de una “fase de familiarización”, los ejercicios en forma comienzan el viernes 23. Participan delegaciones de EEUU, Brasil, Argentina y Francia. La primera versión de la Operación Salitre se produjo hace cinco años. Y si realizar ejercicios militares cerca de la frontera podría interpretarse como una provocación, este año el contexto lo determina la demanda peruana por límites marítimos presentada ante la Corte Internacional de La Haya. Un alto representante del Ejecutivo insiste en que aspectos como el del libreto inicial así lo demuestran. “La demanda los tomó por sorpresa”, insiste. “Nunca pensaron que la íbamos a presentar a pesar de que hace veinte años que ya planteábamos el tema”.
Un antecedente que abona a esa hipótesis es el hecho que, un año y medio antes que Alejandro Toledo dejara la presidencia, el ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros demandó a sus pares chilenos que, si en sesenta días no le daban una respuesta para empezar a negociar el diferendo, el gobierno peruano llevaría el caso a La Haya. Eso no ocurrió. Si Rodríguez Cuadros, que era un presunto radical de la postura peruana, no llegó a presentar la demanda, resultó una sorpresa que lo hicieran Alan García y su canciller José Antonio García Belaunde, inicialmente determinados a mantener buenas relaciones con el vecino del sur.
La semana pasada el canciller Fernández reiteró que considera muy difícil que el Perú “obtenga algo” de La Haya. Pero los recientes fallos del tribunal parecen sugerir lo contrario. En el caso de la demanda de Nicaragua contra Colombia, que todavía se encuentra en proceso, la Corte declaró en primera instancia su competencia para dictaminar sobre los límites marítimos entre ambos países y lo que respecta a la soberanía de los cayos Roncador, Quitasueño y Serrana. De otro lado, reivindicó que las islas de San Andrés y Providencia pertenecen a Colombia en virtud del tratado Esguerra-Bárcenas de 1928. Nicaragua argumenta que después de 1930 ambos países no han mantenido negociaciones para determinar sus límites.
Cuando la decisión sobre la competencia se hizo pública en diciembre del 2007, el ex presidente colombiano Ernesto Samper declaró en un sentido que bien podría aplicarse al Perú: “La conclusión, a mi juicio, sin sensacionalismo, es que tenemos que comenzar a prepararnos para renegociar nuestra delimitación submarina con Nicaragua, que era algo a lo cual nos habíamos negado sistemáticamente en el pasado. Yo no me esperaría a que sea la Corte la que fije la delimitación, porque con lo que sucedió recientemente con el tratado entre Nicaragua y Honduras, lo más probable es que no nos vaya tan bien como pensamos”.
En ese caso, Honduras había recurrido a La Corte en 1999. El tribunal estableció una nueva demarcación de límites marítimos entre ambos países y recurrió a la bisectriz. De ese modo, Honduras obtuvo la soberanía sobre los cayos Bobel, South, Savanna y Port Royal.
La resolución del litigio más reciente también favorece al Perú. A inicios de este año el tribunal internacional determinó con una línea equidistante el límite en el Mar Negro entre Rumania y Ucrania. Fue el primer país el que presentó el reclamo en el 2004.
El proceso electoral chileno también avivó el fuego. El candidato de la oficialista Concertación, Eduardo Frei, mantiene un empate técnico en las encuestas con el joven izquierdista Marco Enríquez-Ominami. Ambos cuentan con el 20% de las preferencias para las elecciones del próximo 11 de diciembre.
Muy por delante, con 41% y excelentes perspectivas hacia la segunda vuelta, juega el candidato de la opositora Alianza, Sebastián Piñera, quien declaró ante la publicación de un mapa turístico en Francia que “como Presidente de Chile voy a defender cada centímetro de nuestro territorio, cada centímetro de nuestro mar, voy a defender nuestros límites con mucha fuerza, pero también con mucha prudencia, porque tenemos la razón, el derecho y la geografía de nuestra parte”.
El mapa turístico francés, al precisar los límites del uso horario, termina por darle la razón a la postura peruana sobre los límites marítimos.
Y es la derecha encarnada por el millonario candidato la que aprovecha las circunstancias para quitarle puntos al gobierno de Bachelet.
Los senadores Sergio Romero, del partido Renovación Nacional, y Hernán Larraín, de la Unión Demócrata Independiente, revelaron que desde el 9 de abril le reclamaron al canciller Mariano Fernández que el subsecretario de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, abandonara ese cargo y se dedicara exclusivamente a su rol de agente ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. La coagente del país sureño es María Teresa Infante, directora de fronteras y límites de la cancillería. En los pasillos de Torre Tagle, Infante suele ser señalada como la gran instigadora de episodios como el de la creación de la región Arica-Parinacota, que precipitó la presentación de la demanda peruana en Holanda.
“Somos testigos de que Perú plantea una fuerte estrategia comunicacional y de que la Cancillería chilena solo reacciona, sin iniciativa”, criticó Romero.
García Belaunde encontró a sus aliados más improbables entre la oposición chilena. Larraín agregó que “La Moneda levantó el tema del mapa francés con su reacción. Y desestimar el Pacto de no agresión puede interpretarse mal”.
El argumento fue elaborado en profundidad por Jorge Schaulsohn, ex senador considerado como un “vocero” de Piñera. En el diario La Tercera se preguntó: “¿Pero es tan mala la idea peruana? En lo absoluto, más aún es una excelente idea, que lejos de ser rechazada debió haber sido acogida con entusiasmo por nosotros, porque interpreta al sentido común imperante hoy en todo el mundo… Sostengo que la Cancillería peruana nos está dando cancha, tiro y lado en esta disputa, desplegando una estrategia proactiva, comunicacionalmente inteligente y serena, a nivel internacional, dando a conocer públicamente su postura jurídica, despachando emisarios, tomando la iniciativa y lo que es más irritante, posesionándose como el país que busca desesperadamente descartar un enfrentamiento y mantener la paz; mientras que Chile, pese a tener sólidos argumentos jurídicos que favorecen su causa aparece beligerante, arrogante y confundido”.
Schaulsohn cuestiona el denominar a los ejercicios militares Operación Salitre, “como si Chile quisiera recordarles a los peruanos la guerra del Pacífico que hasta hoy nos divide”, y critica la ridícula hipótesis inicial. Aunque no lo menciona, también condena las respuestas dadas por el ministro de Defensa, Francisco Vidal, “tales como que a Chile nadie le doblegará la mano, que nuestras fuerzas armadas jamás han sido vencidas y que no retrocederemos un milímetro. El chauvinismo es torpe y peligroso porque si La Haya no nos da la razón tendremos que tragarnos estas frases amenazantes y porque proferirlas en nada ayuda a nuestra causa”. El gobierno de Michelle Bachelet ya termina y todavía no consigue afinar, en su relación con el Perú, una voz que no se ahogue con el estruendo de cañonazos.
El diario La Razón ha hecho de la xenofobia antichilena su agenda diaria. La semana pasada insultó a la presidente Michelle Bachelet. No debe sorprendernos. El pasquín montesinista mama de los oscuros intereses del tráfico de armas. Su lenguaje es cuartelero. Su línea editorial proterva. Su afán lustrar borceguíes. Su director Uri Ben Schmuel considera que “si fuéramos un país agradecido, Santiago Martin Rivas tendría que ser condecorado”. Es, como lo dijo César Hidlebrandt, un “judío nazi”.
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