Importantes reflexiones planteadas por Jorge Bruce, en el Diario La República del domingo 01.02.2009.
——–
Por Jorge Bruce
Un día el diablo vino a la Tierra para vigilar sus intereses y, tras haber visto y escuchado todo, volvió a casa, donde se había organizado un gran banquete, tras el cual se puso de pie y dio un discurso: ¡Todo bien!”. Es el inicio de una canción de Jacques Brel, en la que el diablo describe el resultado de su inspección: “Los estados se transforman por lo bajo en sociedades anónimas.
Nada se vende pero todo se compra, el honor e incluso la santidad. Los grandes se arranchan los dólares de países en inanición.
Los valientes son llamados locos y los poetas tontos útiles. ¡Todo bien!”. Como la canción ya tiene sus décadas, hoy el diablo estaría conectado a Internet y podría haberse ahorrado el viaje desde el infierno. Con escuchar los petroaudios se habría tranquilizado sobremanera respecto de sus inversiones en el Perú. Porque esos diálogos captados a la mala vuelven a ponernos en contacto con la parte más cruda del comportamiento de un sector significativo de nuestras elites. Salvando las distancias con los vladivideos –algunos de cuyos protagonistas pagaron por los delitos evidenciados pero otros siguen al mando de grandes empresas, cargos estatales y canales de televisión– que se trajeron abajo a un régimen corroído hasta la hipófisis, esta nueva avalancha de revelaciones del capitalismo realmente existente –en consonancia con lo que ocurre en el resto del mundo– no parece hasta ahora ser del mismo calibre. Sin embargo, tampoco es moco de pavo.
Sus consecuencias más devastadoras probablemente vendrán por el lado del hartazgo y la desconfianza de la población, ya considerables. La percepción que todo esto deja es la de un desinterés absoluto por las condiciones de vida de los más necesitados. En los audios que he escuchado o leído se observa un afán de lucro despiadado, en donde el otro solo existe en la medida que es funcional a mis designios. La procacidad, por ejemplo, que se aprecia en varios de los interlocutores, no creo que se deba al estilo coloquial íntimo de personajes como Bieto o Rómulo. El hecho de que muchos chuponeados recurran a expresiones soeces acaso esté vinculado con el contenido pulsional primario de lo que está en juego. La analidad retentiva es la dominante en este clima de angurria y ansias desbordadas de enriquecimiento por la vía rápida. Por eso el uso recurrente de la coprolalia (hablar con heces), asociada al dinero y al entorno de suciedad que los excita pero también perturba, tal como a nosotros.
Es preferible enfrentar la verdad que soslayarla en aras de la gobernabilidad o cualquier otro pretexto encubridor. No obstante, para combatir la corrupción es indispensable fumigar primero en casa. La pregunta que me hago dentro y fuera del consultorio es: ¿cómo habría actuado en parecidas circunstancias? Es un buen antídoto contra la tentación de sentirse puro y superior. Dicho lo cual, es claro que hemos ingresado a un nuevo periodo, en donde las autoridades deberán enfrentar sus responsabilidades y los ciudadanos demostrar que hemos aprendido de las experiencias pasadas, presionándolos para que nosigan diciendo, satisfechos como el contralor del mal: ¡Todo bien!
Deja un comentario