UN NUEVO FRAUDE FINANCIERO: El Caso Madoff

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Va el EDITORIAL del día de hoy del Diario El País y una opinión de Iñigo de Barrón (16.12.2008). Se trataría de un nuevo fraude que pone a vista el problema de las prácticas financieras mundiales actuales, como en su momento lo hicieron el caso ENRON. El caso nos hace acordar en el Perú a la técnica de la piramide usada por CLAE en la década pasada.

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SOBRE EL ESCÁNDALO MADOFF

El escándalo Madoff ha sacudido Wall Street -y al conjunto de la organización financiera internacional- en el peor momento, cuando los recientes desastres en ese ámbito atenazan los esfuerzos de la Administración estadounidense y la economía del gigante entra en una recesión de inquietante intensidad. Bernard Madoff, ex presidente del mercado tecnológico Nasdaq, operando a través de la sociedad intermediaria de su nombre, ha cometido un fraude evaluado en unos 50.000 millones de dólares, a través de lo que se conoce como método Ponzi, es decir, una estafa de carácter piramidal que consiste básicamente en retribuir los beneficios de unos inversores con el dinero de otros. Como Madoff estaba considerado uno de los gurús del sector, entre los damnificados aparecen grandes instituciones financieras, como Nomura, BNP Paribas o el Banco Santander y el BBVA en España, fondos de inversión o grandes fortunas de EE UU y otros países.
La magnitud del fraude -cinco veces superior, por ejemplo, a WorldCom o Enron-, la personalidad de Madoff y el delicado momento de los mercados financieros resaltan más si cabe las responsabilidades del caso y la ineficacia de las autoridades de supervisión y control, que una vez más no han sabido impedir el gigantesco timo. La Stock and Exchange Commission (SEC) no puede argüir dificultades invencibles, puesto que constan investigaciones y denuncias por indicios de irregularidades al menos desde 1992; tampoco puede escudarse en el anonimato de Madoff y su firma, dada la relevancia mundial, social y financiera, de ambos. A diferencia de los profundos agujeros dejados por la colosal depreciación de activos detonada por las hipotecas subprime, el caso Madoff no responde a un déficit de regulación ni a sinuosas lagunas legales; se trata de un engaño a gran escala de los que, casi por fuerza, dejan pistas e indicios.
Como Gescartera en España, fraude con el que tiene algunas coincidencias en el modus operandi, no en la escala, el escándalo Madoff socava radicalmente la confianza de los inversores, grandes o pequeños, en la seguridad y competencia de los supervisores; y pone de relieve, otra vez, la fragilidad de los sistemas de control de las finanzas internacionales, debilidad a la que en ocasiones no es ajena la connivencia entre los estafadores y los políticos y funcionarios encargados de velar por la legalidad de las inversiones. La supuestamente meticulosa fiscalización de la SEC ha fracasado en la tarea de impedir estafa tan colosal; sólo ha podido descubrirse tras la denuncia de los hijos del mago de las finanzas, asustados por las descomunales proporciones del engaño.
Visto desde España, donde el dinero evaporado suma centenares de millones de euros, resulta imprescindible que las entidades afectadas expliquen convincentemente por qué eligieron a Madoff, y que cuenten cómo piensan restaurar la confianza de los inversores.

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ESTAFA EN WALL STREET

Francisco González, presidente del BBVA, ha señalado a los fondos de alto riesgo (hedge funds) como unos de los principales causantes de la crisis financiera por su voracidad y avaricia inversora, que se unía a la ausencia de controles en su actuación.
Francisco González, presidente del BBVA, ha señalado a los fondos de alto riesgo (hedge funds) como unos de los principales causantes de la crisis financiera por su voracidad y avaricia inversora, que se unía a la ausencia de controles en su actuación. Lo que no se sabía es que el BBVA financió a clientes institucionales que invertían en estos fondos de alto riesgo, una actividad con la que el banco lograba una rentabilidad cercana al 8%, pero que la ha convertido en víctima de la mayor estafa financiera de la historia.
El segundo banco español comunicó ayer que podría perder “en torno a 300 millones de euros” por haber prestado esta cuantía a inversores institucionales (bancos, fondos de pensiones, seguros, compañías, etc.) cuya garantía eran acciones de los fondos de Madoff. Esta pérdida es la neta después de impuestos, por lo que en realidad entregó el BBVA a sus clientes a través de productos de estructura compleja fueron unos 400 millones. Si finalmente la pérdida es de 300 millones, que es el importe provisionado, supondría una pérdida para el banco del 4,9% del beneficio de 2007.
A la vez, el BBVA hizo público ayer que “en su red internacional, la suma de la inversión de clientes de BBVA en fondos de inversión que a su vez se encontraban depositados en Madoff Investment Securities se sitúa en torno a los 30 millones”. El viernes pasado, portavoces del banco se apresuraron a declarar que no habían comercializado productos contaminados en la red minorista ni en la de banca privada en España, pero no dijeron nada de la red internacional.
En el mercado se ha criticado que el BBVA esperara hasta el lunes para declarar sus posiciones (el escándalo se destapó el jueves), cuando el fin de semana ya trascendió entre los operadores que tenía varios cientos de millones de pérdidas.
Según informó el Santander el domingo, el grupo gestiona -a través de Optimal Strategic- fondos de clientes por 2.330 millones ligados a productos de Bernard Madoff. De este importe, 2.010 millones corresponden a inversores institucionales y clientes de banca privada internacional, mientras que los restantes 320 millones forman parte de las carteras de inversión de clientes de banca privada del grupo en España. En el caso del Santander, el impacto en clientes es mayor, pero el de sus propias cuentas es de 17 millones, muy inferior al del BBVA.
En el punto cuarto del comunicado del BBVA se describe, de una manera técnica y compleja, cómo actuó el banco. Se define como “estructurador de productos referenciados a fondos de inversión de terceros”, en referencia a que su actividad financiadora para los que colocaban su dinero en hedge funds.
El banco presidido por Francisco González aclara que trabajó a través de tres fondos: Fairfield Sentry Limited, gestionado por Fairfield (el principal implicado en el escándalo Madoff); Primeo Fund, gestionado por Pionner (que pertenece a Unicredito) y Kingate Global, gestionado por Kingate Management (que pertenece al HSBC, según fuentes del banco). “Si como consecuencia del fraude denunciado por la SEC el valor de estos fondos fuera nulo, la pérdida neta máxima potencial para BBVA derivada de la cobertura de esta actividad se situaría en torno a los 300 millones”, dice la entidad.
Al igual que el Santander, el BBVA afirma que está “determinando las posibles acciones legales que deban emprenderse en defensa de sus intereses”. También en coincidencia con su competidor, el BBVA ha tomado la decisión de no indemnizar a los clientes afectados “porque es un fraude del que no se puede responsabilizar a la entidad. Además, los clientes son de cultura financiera elevada y eran conscientes de los riesgos asumidos”.
En las dos entidades financieras y en otras del sector, el terremoto de Madoff está provocando discusiones internas sobre la conveniencia de mantener inversiones propias y de terceros en los hedge funds. Los expertos consideran que en momentos de fuertes caídas de los mercados, se convierten en posiciones de mucho riesgo aunque cumplan todos los requisitos legales. “Todavía es pronto para tomar una decisión, pero está claro que de estas circunstancias siempre se extraen conclusiones”, apuntan en un banco.
Ayer hubo un rosario de declaraciones de culpa. El vicepresidente Pedro Solbes desveló que hay nueve fondos de pensiones españoles con 36 millones en Madoff y tres compañías de seguros con otros dos millones. Además, otras entidades declararon su participación.
Banesto reconoció ayer que, dentro de la cifra global del Santander, tiene 14,6 millones implicados con Madoff. La entidad presidida por Ana Patricia Botín tiene una exposición de sus clientes de 5,3 millones en fondos de fondos y 9,3 millones por productos estructurados de cestas de Optimal. Caja Madrid también reconoció tener hasta 2,3 millones de clientes en un fondo de fondos que invirtió en Madoff. En 2002 esta caja tenía un riesgo de cinco millones con Madoff pero luego ha ido reduciéndolo hasta la mitad que tenía ahora. El máximo que tenían sus clientes en Madoff era del 5,66% de la inversión total. Gesmadrid prepara las reclamaciones judiciales para defender sus intereses.
Tanto en el caso del BBVA, Santander como Banesto, el custodio era el británico HSBC. Ser custodio significa que se controlan los pagos, los cobros, la entrada de activos del fondo y debe dar fe de que los valores que dicen los libros están realmente depositados. Por eso, son muchos los que creen que esta entidad puede ser blanco de las reclamaciones judiciales de los afectados, además de la SEC, responsable de la supervisión. Sin embargo, en un comunicado de ayer, HSBC dice que no cree que “estos acuerdos de custodia debieran ser una fuente de exposición para el grupo”. Este banco prestó a clientes por 1.000 millones de dólares, (732 millones de euros) que se pueden considerar de dudoso cobro.

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Acerca del autor

Luis Alberto Duran Rojo

Abogado por la PUCP. Profesor Asociado del Departamento de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Director de ANALISIS TRIBUTARIO. Magister en Derecho con mención en Derecho Tributario por la PUCP. Candidato a Doctor en Derecho Tributario Europeo por la Universidad Castilla-La Mancha de España (UCLM). Con estudios de Maestria en Derecho Constitucional por la PUCP, de Postgrado en Derecho Tributario por la PUCP, UCLM y Universidad Austral de Argentina. Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional, del Instituto Peruano de Investigación y Desarrollo Tributario (IPIDET) y la Asoción Fiscal Internacional (IFA).

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