Por: Pere Estupinyà (Barcelona, España)
¿Qué tal estáis hoy? tranquilos? todo controlado? ¿O tenéis aquella sensación de que algo se os escapa? Quizás no lográis sacaros el trabajo de encima, o estáis preocupados por el comportamiento desconcertante de vuestro hij@, o andáis metidos en algún lío ajeno a vuestra responsabilidad, u os notáis decaídos o enfermizos y no sabéis porqué… ¿hay algo que os desasosiega sin que podáis hacer nada al respecto?
Los investigadores Jennifer Whitson y Adam Galinsky han comprobado que cuando la incertidumbre y la falta de control nos inquieta, inconscientemente buscamos reestablecer cierto orden a nuestro alrededor y estamos más predispuestos a relacionar hechos inconexos, imaginar conspiraciones en nuestro entorno laboral, encontrar siluetas en imágenes borrosas, o dejarnos llevar por rituales y supersticiones.
Que las necesidades influencian nuestra percepción es obvio y estaba demostrado empíricamente desde hace tiempo (los niños de clases pobres sobreestiman el tamaño de las monedas comparados con los adinerados, y si estás hambriento verás más fácilmente comida en fotografías ambiguas).
También se sabía que las conductas supersticiosas y engaños de la percepción aumentan en un entorno concreto cuando desearías tener más dominio sobre él: los paracaidistas distinguen más formas en las nubes antes del salto que cuando miran al cielo desde tierra firme, los estudiantes de primer año de un MBA idean más teorías conspirativas que los de segundo año, las tribus indígenas que pescan en condiciones más peligrosas siguen más rituales, y está bien documentado que en tiempos de crisis económicas las supersticiones crecen, y los inversores suelen ver más patrones en los gráficos de evolución de la bolsa.
Pero la investigación de Jennifer Whitson y Adam Galinsky ha demostrado que esta “búsqueda de una relación coherente y con significado entre una serie de estímulos azarosos e inconexos para restablecer la sensación de control” va más allá de los hechos claramente relacionados entre sí. Nuestra tendencia a percibir mecanismos misteriosos actuando en secreto aumenta de manera general.
En un primer experimento, los científicos indujeron una situación de incertidumbre y pérdida de control en la mitad de un grupo de voluntarios, y a todos les mostraron 24 imágenes. En 12 de ellas no había ninguna figura camuflada, pero los individuos con control mermado distinguieron más formas ocultas que el resto de participantes.
En otro experimento, a la mitad les hicieron rememorar experiencias personales en que hubieran sufrido un descontrol absoluto (un accidente causado por otros, o la enfermedad de un familiar), y a la otra situaciones relajadas en que todo estaba bajo control. A continuación les presentaron escenarios con eventos aparentemente independientes (como tocar madera antes de que se aprobara una decisión durante una reunión). El primer grupo tuvo mayor tendencia a asociar ambos hechos, indicando que sólo el hecho de revivir experiencias de falta de control ya inducía a una conducta supersticiosa.
Creer que unos calcetines determinados te procuran buena suerte es inofensivo, pero también se observó un incremento de temores en entornos inocuos y siniestras teorías conspirativas, como por ejemplo imaginar artimañas ocultas entre compañeros de trabajo que desembocaron en la promoción o exclusión de uno de ellos.
Los investigadores hicieron 4 experimentos más con los que concluyeron que experimentar pérdida de control induce a la búsqueda de explicaciones y a la percepción de patrones imaginarios con los que reducir nuestra sensación de incertidumbre y poder volver a un estado predecible sobre el que tengamos cierto dominio.
Superstición es una palabra con claras connotaciones negativas, algo a desterrar y ser sustituido por explicaciones más racionales a los hechos, pero el artículo le otorga un interesante valor adaptativo.
Durante una situación de falta de control la toma de decisiones no es óptima, pero si logramos reducir la ansiedad imaginando vínculos inexistentes en nuestro entorno, quizás entonces ganemos confianza y podamos actuar de manera más cabal.
Por tanto, si habéis observado una imagen en la fotografía de la izquierda, podéis continuar realizando vuestro ritual favorito para tranquilizaros, pero al mismo tiempo sed conscientes que esa elucubración sobre el complot que está tramando ese colega del que no os fiáis tiene bastantes posibilidades de ser un mecanismo de defensa imaginario, un efecto secundario de algo que nos preocupa y quizás ni tan sólo guarde relación directa en ello.
1 Comentario
que va a apasar cuando nos palpita el ojo isquierdo