‘Intento’ de racionalizar el proceso de comunicación

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El presente artículo tiene por cometido reflexionar acerca del proceso comunicativo escrito principalmente en libros de carácter literario y documentos históricos. Surge como conclusión al coloquio sobre Sujetos Coloniales realizados en la Pontificia Universidad Católica del Perú que tuvo como invitada distinguida a la Dra. Rolena Adorno. Este evento permitió el intercambio de preguntas a los intelectuales entre ellos Kenneth Mills.

Al final del evento se le dirigió una pregunta a la Dra. Adorno acerca de como hacer el proceso de estudio de Sujetos Coloniales Literarios a Sujetos Coloniales Históricos. Ella con mucha amabilidad, predisposición y consideración dio una interesante respuesta.

Señala ella que todo documento, sea oficial o no, se encuentra firmado por alguien. Este alguien que firma es un personaje historizable que escribe que destina su creación a un receptor específico (el rey, un corregidor, un encomendero, un intendente, etc). El receptor al leer el mensaje se hace con el poder de controlar el texto que ya no está en manos del escritor. En el escrito hay un intento de intencionalidad y demás tipos de modos, figuras que podrían ser consideradas como las que White propone (con mucho cuidado).

Este escritor pasa a ser un sujeto puesto que al leer su destinario u otra fuera quien fuera lo convierte en un sujeto que no puede controlar su lectura, su contenido, su texto. Ya no es dueño ni de sus ideas, ni de sus divagaciones, ni de sus interpretaciones, ni de nada. No escapa del lector. El lector subjetiviza al escritor al nivel que puede considerarse como sujeto literario y estudiarse siguiendo estos principios desde análisis filológicos hasta discursivos.

Si el escritor escribe sobre un determinado grupo como negros, chinos, criollos, indios, etc (sin ningún afán racista mi dominación). Lo que escritor hecho sujeto dirá son sus propias categorías, sus propios prejuicios, subjetividades, etc. El mulato no hablará, sino estará escrito lo que para el autor significa el mulato para el escritor-sujeto.

Se tiene que tener cuidado al tomar la fuente de manera literal. Se tiene que tener siempre en cuenta quien es el que firma y (hasta lo que se pueda) cual es su base ideológica detrás. El muy buen trabajo del Dr. Pedro Guibovich sobre la relación entre los libros y los indios destaca en la posesión de Jose Gabriel Condorcanqui la presencia de los Comentarios Reales. No podemos fiarnos de la fuente!

Este escritor que es un sujeto, condiciona el mensaje, lo apropio y lo modifica siguiendo sus propios criterios. Voy concordando un poco con Spivak de que el subalterno no habla, pero esto será motivo de otro articulo.

Se utilizará un ejemplo para ilustrar este aspecto. Si un visitador escribe en el acta de su viaje la existencia de 40 esclavos que se escaparon y describe las características de cada uno de ellos. Entonces este sujeto “transferirá” (en términos freudianos) a estos esclavos sus cargos, sus prejuicios, sus categorías negativas o positivas, etc. Del esclavo se sabrá realmente poco hasta que no se halla visto si tiene expedientes en los protocolos notariales, o en otros depositorios.

Siguiendo estos lineamientos y divagando un poco más acerca de esto, he podido llegar a cuatro situaciones donde el escritor-sujeto configura la realidad para representarla en palabras. De la misma manera de que todo ser reduce al código binario en los sistemas informáticos. Los cuatro casos son 1) El paisaje 2) El otro 3) Uno mismo 4) fantasía.

En el primer caso, el autor “destruye” la presencia real y la reduce en palabras que resulten inteligibles al lector. Pero esas palabras inteligibles no son la realidad sino una “destrucción” no destruida de una realidad con la ausencia de la diferencia propia del ente. El autor-sujeto selecciona para escribir una piedra que otra, un árbol en un lugar del otro, un monumento en lugar del otro. Por qué se da esto? Esto debe entenderse a partir de la ideología del autor-sujeto, que escribía, que leía, y como se desenvolvía.

En el segundo caso es donde aparece el Otro. Este momento a mi parecer es el más complicado de todos. Para hablar sobre el otro, en primer lugar, se necesita un medio, un entorno, donde poder dialogar. Seguido se debe asegurar que el canal sea propicio para la transmisión de las ondas sonoras y el código en el cual hablar. No es lo mismo conversar sobre un tema académico en un café o en una discoteca. Conversar en español-portugués o español-ruso. Dialogar en la biblioteca o en una tienda de caldo de gallina las 24 horas del día.

Siguiendo la línea, el receptor responderá a las interrogantes que se le haga pero no todo lo que TENGA que decir. Seleccionará su propia información,no lo dirá todo, pero en el mejor de los casos conseguirás su esencia. No lo dará todo sin que seleccionara la influencia por defecto. Éste es un primer filtro. El segundo filtro se desarrolla a la hora en la cual el oyente escucha. Inconscientemente discierne lo que es valioso y lo que no, lo que escribe o lo que graba. El tercer filtro se da a la hora de la elaboración del ensayo o texto, algunas cosas irán y otras no de acuerdo al lector a quien piensa dirigirse. El cuarto filtro lo hace el editor del trabajo para ver que va y que no. El último filtro lo hace el lector porque es él quien lee el artículo completo, la mitad, una oración, dos párrafos, etc. El autor es un sujeto que ya se deformó de acuerdo a las constantes manos que intervinieron.

El tercer caso es cuando un escritor habla de sí mismo. Al escribir sobre su propia vivencia, que no necesariamente es crítica, tiene la intención que el lector la reciba positivamente y tome alguna nota que le de un buen ejemplo. Pero el lector lo convierte en un sujeto que puede llegar a juzgarlo de distintas maneras.

El último caso es cuando se crea sobre las fantasías. Acá el autor saca todo su inconsciente y genera realidades alternativas, naves transgalácticas, retrocesos al primer instante de creación, un planeta de simios, etc. Acá el autor que se convierte en un sujeto que llega incluso a ser adorado como George Lucas con el Universo de Star Wars y su inmensidad de seguidores.

En el presente artículo, se pretendió rescatar la capacidad de agencia del lector a la hora de revisar distintos tipos de “artefactos” hechos por sujetos. Pero lo más importante es señalar la posición del espectador a la hora de ver los artefactos. Uno tiene la agencia de ponerse en el lugar que quiera para su estudio y de recurrir a sus propias capacidades para analizarlos.

Dedicado a Kenneth Mills

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