Para Homi Bhabha el “proyecto colonial” urge de repetirse constantemente. Tiene una naturaleza de estar siempre abierto, siempre inconcluso, puesto que si se cierra o concreta el estado imperial carece de justificación/legitimidad en el territorio. La presencia colonial garantiza la extracción de recursos que la metrópoli necesita para su estilo de vida.
Es el “proyecto colonial” el que plantea un programa de civilización sobre un sujeto y su colectividad. Plantea redimirlos mediante la evangelización o enseñanza de los altos valores sociales (carga del hombre blanco de Kipling). Además, tiene como naturaleza negar la independencia de los individuos sometiéndolos a la dependencia sobre los colonizadores/dominantes. El “proyecto” colonial busca generar una necesidad intrínseca con el estado colonial que se representa mediante su tutela o encomienda a un tipo dominante. Entonces, aquellas diferencias que hacen indispensables su sometimiento urgen de ser repetidas constantemente para asegurar el estado de dominio.
Es la presencia Imperial en un territorio periférico lo que deriva en un choque cultural y la imposición de una colectividad sobre otro en los distintos planos (social, político, económico, etc.). Un mecanismo indispensable y preponderante es la imposición de la lengua. Por más que no se enseñe ésta a todos los individuos sometidos, sólo su misma presencia modifica todo el contexto. Surge la necesidad de encontrar una manera para representar al otro dominado. Se necesita expresar el sentido de la dominación en un acto de nominalización. Es un acto de poder el poder nombrar al otro más aún si es que se reduce su naturaleza para sintetizarlo en cuestiones negativas y despectivas.
Es entonces que se nombra al sujeto y su colectividad. En esta acción se utiliza el término ‘indio’. En el caso del Perú, el término indio homogenizo a individuos totalmente dispares. Alguien descendiente de los Moche, Chimu, Chachapoyas, Quechuas, Lupacas, Huancas, Tallanes, etc. Fueron reducidos al mismo significante. Este no reconoció las diferencias que existieron entre ellos ni consideraba las relaciones de dominio que hubo entre ellos. Es un término de síntesis y homogenización fortísimo. En este contexto tenemos un sujeto dominado (y su colectividad) y el término ‘indio’. Es este término el que lo lleva a insertarse en la lengua castellana.
El sujeto entra al castellano a partir de la nominalización como ‘indio’. Este término venía del latín seguramente utilizado en una realidad completamente diferente a la presentada en la periferia colonizada. Cuando se ingresa a la lengua la situación hace que el sujeto, en su nominalización, ingrese a un sistema de valores puros. Este sistema está compuesto por significantes que se diferencian por oposición negativa. Es este sistema el que permite la elaboración de conjuntos sobre el sujeto lo que determina siempre la existencia de un elemento vacío que lo estructure. Todos los elementos encuentran consistencia en el conjunto debido a que hay un elemento que se encuentra afuera que estructura todo el sistema. Este es el elemento -1 o S1 que propone Lacan.
Es entonces que al ‘indio’ siempre le va a faltar lo positivo. Este es el sentido de la existencia del “proyecto colonial” y la causa de su contradicción. En el caso del imperialismo español, al indio siempre le va a faltar ser cristiano y vivir en policía para tener observancia de la ley natural con el objetivo de tener el dominio pleno de sus propiedades. En el caso del imperialismo decimonónico ser un ‘indio’ ilustrado, moderno, ávido y malicioso, higiénico, sobrio, y que inspire confianza. En el caso actual ser un musulmán liberal con apertura hacia el capitalismo. Es un sujeto vacío que articula todo un sistema que asegura el dominio al nivel de la lengua. El dominio tiene que reforzarse en la utilización constante del término, la puesta en ejecución del proyecto, en leyes o libros de literatura. Esto es lógico porque en el reparto de valores siempre los que tienen el poder se harán de lo positivo y los dominados de lo negativo. Es parte del dominio cultural.
Es importante reflexionar cuando aparece el significado de ‘indio’. Para esto se puede utilizar las tres teorías del signo (Aristóteles, Saussure y Chomsky). Para Aristóteles el significante prevalece sobre el significado. Esta posibilidad me parece que tiene mucho sentido puesto que permite una libertad a la hora de difundirse y utilizarse el significante. En una sociedad colonial la utilización del término se convierte en una ostentación de poder. La “indianización” de un ‘indio’ sobre otro ‘indio’ implica la aparición de un diferente significado en el sentido de dominación. Saussure el significado y significante son simultáneos, esto no puede ser porque el significante ya existía sólo que ahora se aplica a una nueva realidad. Además, el significado se forma continuamente mediante su utilización y la relación de dominio que evoluciona según la política imperial. Chomsky propone que el significado encontró un significante que lo exprese. Esto es factible porque el sentido de dominación encontró un significante idóneo para expresarlo ‘indio’.
Utilizando la línea de Aristóteles, es el significado de ‘indio’ que se formará a partir de la utilización del término. Primero se tiene el término y el sujeto, luego aparece el significado. El significado es importante en el sentido que expresa el sentido de dominación conforme transcurre el tiempo. Este explica la evolución en su concepción y como se representa para el poder. Pero lo importante es resaltar esa relación entre sujeto y término que explica la dominación.
Cuando ‘indio’, y el sujeto que guarda relación con él, ingresan a la lengua se encuentran en un sistema de valores puros. ‘Indio’ constituye un significante que se diferenciará por oposición negativa con otros significantes. ‘Indio’ se diferencia de ‘negro’, ‘mulato’, ‘mestizo’, ‘español’ y ‘criollo’. Es interesante reflexionar en torno a las diferencias entre ‘indio’ y el mestizaje que experimenta.
En el contexto colonial, en la explicitación del proyecto, ‘indio’ siempre tiene que tener un significado negativo que exprese el sentido de dominio imperante en el territorio. Siempre tiene que tener el vacío que es la concreción del proyecto colonial. El vacío que constituye el ‘vasallo perfecto’ del orden imperial no debe de existir. Esta es la contradicción: se busca civilizar, educar, evangelizar, etc. al sujeto pero se impide la aparición de uno que cumpla con todas las exigencias porque deslegitimaría la presencia imperial. Mantener este sujeto vivo, sólo en el plano metafísico, y reafirmarlo constantemente es la tarea cotidiana del estado colonial. Tienen que alimentar una utopia y negar cualquier posibilidad de concreción.
Entonces el proyecto encuentra un problema que consiste cuando aparece el ‘vasallo perfecto’. De pronto aparece el indio cristiano que tiene observancia de la ley natural y hace dominio pleno de sus posesiones. En el caso del siglo XIX, cada viajero incorpora al sujeto a su propia lengua y vertebra diferentes vacíos acorde a la imagen propia que tiene (autoconciencia individual y colectiva).
Este sujeto que aparece se emancipa de la dominación. Es el sujeto emancipatorio que desarticula toda la presencia imperial a través del poder. Si no aparece este sujeto o sujetos que contradigan al sistema con tan solo su presencia, entonces la forma colonial tiende a permanecer (sociedades poscoloniales). Esto explica el mantenimiento del colonialismo en la estructura política peruana por ejemplo.
Para ilustrar todo lo hasta ahora se utilizará una analogía (esta no me corresponde sino a Mario Montalbetti). La situación colonial se parece a la escena en la cual Edipo encuentra a la Esfinge en Tebas. La esfinge es la estructura colonial o el estado imperial; mientras que el enigma es el proyecto colonizador. La existencia del enigma hace depender necesariamente la existencia de la esfinge: la esfinge vive por el enigma. El estado colonial depende inexorablemente del proyecto que se plantee. Muchos sujetos no pueden responder esta pregunta, muchos no cumplen con el proyecto. Hasta que aparece Edipo quien responde el acertijo. La esfinge ya no tiene más razón de existir al ser respondida la pregunta y termina autodestruyéndose. Edipo viene a ser aquel sujeto que encarna el objetivo del proyecto imperial que en su misma existencia contradice todo el estado colonizador. Una vez realizado su misión el estado imperialista debe dejar de existir. Este es el inicio, la vía libre, para la instauración de los estados nacionales.
En el caso peruano, la emancipación no coincidió de una manera netamente voluntaria. No fue el ‘indio’ quien la realizó sino criollos venidos del extranjero movidos por intereses particulares. Evidentemente si contribuyeron de manera fundamental en las luchas pero no en la dirección sino siendo dirigidos. Esto hace que la estructura colonial no sea hasta ahora contradicha pero que esta en vías de superación.
El proyecto colonial guarda su contradicción en su misma ejecución. Este también se desarticula con la descendencia del dominante en el territorio colonizado. Llega el punto en el cual el criollo se desarraiga de la metrópoli para defender sus propios intereses sumados con el sentimiento de pertenencia al territorio en donde nació. Es entonces que el dominio cambia de agentes mientras que el paciente permanece. Es indispensable también poner énfasis en el mestizaje y los mecanismos de ascenso social para no ser maniqueístas como Mariátegui acentuando la presencia de un ‘indio’ incólume con el paso del tiempo. Este es el punto en el cual pone énfasis el indigenismo que pretende redimir al indio pero lo que hace es difundir más el término que expresa el sentido de la dominación.
Cuando el criollo asume el gobierno del estado se articula un nuevo proyecto (ahora nacional) que pretende continuar redimiendo al sujeto. Ahora serán proyectos filantrópicos de educación o higiene. Es recién con Mariátegui que la situación encuentra solución en los criterios económicos y sociales (no hay peor dolor que el de la billetera para los gobernantes). La situación sólo se revierte cuando el sujeto dominado toma conciencia y se emancipe de cualquier proyecto. Acá se inicia la libertad que viene aconteciendo sucesivamente en el mundo.
El ‘indio’ sólo existe en la lengua. Necesita continuamente reforzarse y escribirse en obras de literatura, leyes, visitar, relaciones, etc. todo lo escrito es indispensable para la difusión del término que expresa el sentido de la dominación.