Este fue el ensayo que presente en este curso que suena muy pomposo pero resultó siendo un bagre.
El presente ensayo tiene como objetivo reflexionar en torno a algunos puntos éticos a tomar en cuenta en la profesión de historiador. Este ensayo se estructura a partir de los siguientes tópicos. En primer lugar, se reflexiona en torno al rol del historiador como agente de desarrollo para comunidades alejadas donde no tiene presencia el estado. Esto permite pensar si el historiador no sólo se restringe al ámbito académico sino que también puede funcionar como un agente económico y social. Al final, se pensará someramente si el historiador puede desempeñar una correcta vida política. El segundo tópico es considerar la descentralización en el ejercicio de la profesión. No sólo se encuentra el debate en torno a la enseñanza de la historia por titulados en colegios de la ciudad sino también si se puede dar en universidades de provincia o hasta incluso colegios de provincia. Finalmente, se reflexionará en torno a la chismosería existente entre los colegas que no permiten armar un adecuado contexto para el desarrollo de la profesión.
No es necesario ocultar que la historiografía se ha encargado de sólo estudiar los sucesos acontecidos en las ciudades. La Historia del Perú no es más que una historia urbana escrita desde Lima. El trabajo de Basadre, Historia de la República del Perú, no es más que el intento de reunir y compaginar todo lo relacionado con el estado peruano en el tiempo que se propone. El “Perú profundo” es casi inexistente en el desarrollo. La no consideración de la población residente en los Andes llevó a la existencia de indigenismos o corrientes académicas esencialistas como la etnohistoria. Como señala Mark Thurner, estas surgieron por el no reconocimiento de la condición histórica de la población de los Andes. Considero que también existe un cierto racismo por parte de las élites que escribieron la historia. Tomando como racismo aquel discurso establecido en sociedades poscoloniales que tiene como objetivo diferenciar a las personas en una sociedad considerada de iguales, republicana. En fin, el siglo XIX se encuentra casi vacío de historia en los Andes (salvo la romántica esencialista) y es una tarea de los historiadores actuales poder superar tal negligencia involuntaria o voluntaria.
El historiador se encuentra frente a una sociedad racista y no sólo eso, sino sexista. El historiador puede tomar dos caminos: o continúa realizando la historia positivista de tinte político, económico o social que ensalza a las élites, o elige analizar los discursos que se construyeron a través del tiempo para desembocar en la realidad en la que nos encontramos. En mi caso, opté por el segundo camino porque pienso que el historiador tiene también una responsabilidad social que lo determina una cierta ética orientada hacia el bienestar de la sociedad. Entonces, el historiador se tiene que valer de todas las herramientas que todas las disciplinas establecen para demarcar su objeto de estudio. Uno de estos elementos por ejemplo es la deconstruccion derridiana que consiste en hallar los suplementos (bases desde donde se establecen la totalidad de los discursos) para encontrar lo que no se dijo por decir lo que se dijo. Considero que la tarea deconstructiva también ayuda para quitar la connotación de cada una de las etiquetas que se encuentran en la sociedad como son cholo, indio, serrano, etc. La historia puede ayudar, para algunos debe de hacerlo. Se urge de encontrar como se origina el discurso racista y de sus prácticas para poder tener una sociedad más igualitaria.
Sobre este aspecto, que papel puede desempeñar el historiador para fomentar el desarrollo en las distintas comunidades del interior del país. Pareciera ser que se utilizan los nombres de los pueblos para sustentar hipótesis que al ser demostradas otorgan reconocimiento y bienestar a quien la postula. Pero qué pasa con aquella gente de la cual se tomó su historia, su pasado, para establecer la investigación? Considero como desarrollo el dar las condiciones necesarias para una subsistencia humana para las personas: bajar la tasa de mortalidad infantil, bajar la tasa de desnutrición, aumentar los servicios de salud, servicios básicos de agua, luz, saneamiento, etc. Además de fomentar espacios para que se de una educación adecuada. El historiador no se puede mantener indiferente ante el olvido en la que se encuentra el interior del país cuando se ve a la metropoli despilfarrando dinero en bienes suntuarios propios de la riqueza del interior. El historiador al contemplar la realidad debe de ser responsable por generar algun tipo de ayuda para las comunidades. Es una especie de retribución por el permitir poder tomar su memoria, su historia, para el trabajo de uno. Se puede generar espacios como la difusión o al menos el dedicar un capítulo o una conclusión para invocar la actuación del estado para solucionar los inconvenientes. Sino se tendrá que recurrir al sector privado que es tan indiferente porque realiza el bien no por la condición del otro sino por su propio interés.
Es entonces que el historiador se presenta como un intelectual comprometido con la sociedad, claro, si es que toma la opción de dedicarse a analizar los discursos. Sino no es sólo aquel que le encanta rememorar el pasado para culturizarse de manera narcisita. Pero al ser alguien comprometido, no puede escatimar la dimensión política que no se manifiesta en la toma de cargos públicos sino en hacer que sus escritos luchen por una sociedad más justa y despierte en la gente el deseo por luchar por sus propios derechos. El historiador se debe de mantener al margen tanto de la orientación ideológica que se vuelve maniquea en izquierda y derecha. Debe de seguir la línea de despertar la conciencia en la población. Esto se logra a través de ver el pasado a través del presente para poder proyectarse hacia adelante.
No hay mayor justicia social para un país si es que no se desarrolla una buena educación. Es mediante esta negligencia y diferencia entre los colegios particulares/estatales donde se fijan, acentúan y mantienen las desigualdades sociales. La educación es el único medio para subvertir todo aquello que se está mal porque se le está confiriendo a la población la capacidad de agencia para luchar por sus derechos. No se les defiende por sus derechos humanos sino que hace que ellos mismos se defienden. La educación también permite que la violencia no sea sólo un arma en caso de subversión sino que pueda existir la posibilidad de diálogo. Como se reflexiono en clase sobre la enseñanza de historia en los colegios, de que sirve esto para el bienestar de la sociedad si es que cada uno persigue el lucro individual y elige trabajar en el sector privado. Cada uno tiene el derecho de velar por su bienestar según le parezca pero la indiferencia es el elemento que potencia la dejadez y la negligencia que luego detona en el terror(ismo). De qué sirve si es que sólo se hace un proyecto de responsabilidad social para un solo colegio teniendo capital humano (en términos de recursos humanos contemporáneo) para difundir a todo el país mediante la tecnología del internet. Historia para Maestros es un proyecto que mantiene el mismo discurso tradicionalista/conservador que se ha mantenido indiferente ante el racismo y sexismo de la sociedad. Eso es lo que se le continúa enseñando a los niños. Se tiene que cuestionar el mismo discurso que establecieron Clemente Palma, Riva Agüero, José Antonio del Busto, entre otros que se encuentra vigente en la historia pero que niega (ni considera) la diferencia de ese otro que vive en el país. Para ellos son sólo indios, campesinos, comuneros, etc. no son gente con la misma consideración historia que cualquiera. Eso es lo que queremos seguir enseñando a los niños?
El discurso que se debe de dar a los niños es una misma interpelación ética para el historiador. Qué prejuicios le estoy transmitiendo al niño? Qué tan imparcial es la historia que quiero contar? Hasta ahora sólo he podido percatar que los discursos son los mismos propios del sector conservador y de la orientación de Basadre. Urge realizar nuevos estudios para limpiar los discursos para los niños, o sino darles la capacidad de contraponer las otras posturas historiográficas existentes. La misma élite asigna el mismo discurso para que los niños no tengan una historia que los vincule sino que los coercione. Esto también va acorde con el tipo de educación nacionalista que inculca un acérrimo patriotismo. Cómo se puede difundir el ser peruano si es que el mismo proyecto de estado tanto económico, político y social es exclusivo? Niños de la selva o de la sierra tienen una historia del Perú que no incluye su propia historia que es tan válida como la oficial. Pero por el discurso patriótico chauvinista tienen acatar que son peruanos y aceptar lo que se les da. Cantar el himno, usar escarapela, entre otras cosas, anulan su capacidad crítica para cuestionar el proyecto de estado nación que les niega la diferencia.
El tema de un historiador éticamente no se debe restringir sólo a percibir ingresos producto de la actividad universitaria como de investigación. Debe de contribuir a disminuir las barreras de desigualdad educativa a través de concentrarse en la enseñanza de colegios de provincia. Esto es mi propuesta ética. La única manera para que este país pueda compensar la desigualdad educativa en este país es haciendo que los profesionales de universidades, historiadores de carrera, sean los que se dediquen que a orientar el discurso histórico educativo en provincia. La mejora en la educación es la verdadera justicia social. Está en las manos de la academia poder solucionarla.
Por último tópico quiero reflexionar acerca de las rivalidades entre estudiantes de la misma especialidad y la posterior chismosería. Considero que esto es una burla a la ética puesto que no se reconoce al mismo colega como un igual sino que se ocasionan burlas. Esto acorde a una mentalidad de algunos que se creen superiores a otros y ponen estereotipos que determinan comentarios irónicos. Se generan discursos para atacar como el asignarles epitetos denotativos o conferirles el rótulo de izquierdistas. Pareciera ser que en este país no se ha superado el relacionar a la izquierda con el terrorismo que más que susto debe de ser reflexión ante la negligencia de las élites en diversos periodos de tiempo. Sumado a la indiferencia de la ciudad por el campo. Lo peor de esto es cuando se habla a las espaldas de la gente sin señalárselo a la misma persona en su cara. En fin, la misma negligencia de la historiografía parece ser hereditaria. Sólo la ética en la profesión pareciera ser que puede salvar la situación.
Me siento orgulloso de sacar un 13.