Archivo por meses: agosto 2013

Desamortización 2.0

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“Desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla.”
Gallinazos sin Plumas, Julio Ramón Ribeyro

 

Con el término ‘desamortización’ (desamortizar. (De des- y amortizar). 1. tr. Dejar libres los bienes amortizados. 2. tr. Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. RAE)  se alude a aquella acción por la cual se retira la propiedad de unos para concedérselos a otros. Esto bajo el criterio de trabajar la tierra con mayor eficiencia para incrementar la producción, entre otras justificaciones. Este fenómeno no es extraño en la historia peruana  puesto que ya aconteció durante el siglo XIX. Tal parece que nos encaminamos a un momento similar hoy en día (por eso el 2.0 del título).

Con el ascenso de la república, también lo hizo la ideología liberal durante el siglo XIX. La consigna de los gobernantes fue el de sustraer las extensiones de tierras en propiedad de las comunidades de indios y de las órdenes eclesiásticas en favor de contados individuos. Esto con la justificación de que las tierras se encontraban bajo el régimen de ‘manos muertas’  impidiendo el desarrollo eficiente que no proveía de una óptima producción. Esto llevó a que se expropiasen las tierras para formar grandes latifundios en manos de pocos terratenientes que se asociaban a grandes familias o militares. Esto el impulso de generar propiedad privada que permita la adquisición de recursos para hacer factible la producción. Era viable la inversión en tierra.

A mi parecer, esta situación constituye uno de los grandes errores de ‘nuestra’ historia: el dejar a los campesinos sin tierras (ojo Vargas Llosa cuando te preguntes cuando se jodió el Perú). El progreso y modernidad que se planteó en un comienzo NO aconteció. Los terratenientes recurrieron a formas de explotación laboral cuasi serviles y ,en forma, similares a los coloniales. Entre estos destaca la explotación de la mano de obra bajo el régimen del yanaconaje y de la utilización del enganche tanto por dinero como por oro para garantizarse el empleo de trabajadores mediante una deuda contraída.

El éxodo campesino fue finalmente resuelto por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas presidido por Juan Velasco Alvarado. En ese tiempo se les concedió la propiedad de la tierra a los campesinos agrupados en cooperativas. Velasco consiguió desarticular toda la topografía que constituían los grandes latifundios para constituir propiedades de pequeño y mediano tamaño. El lema de esta política fue “la tierra es para quien la trabaje” y esto se consiguió. Pese a no ser voluntario, esta medida de Velasco contribuyó a que el desarrollo neoliberal se desarrollara en suelo fecundo. La riqueza se retiró de unos pocos para que muchos pudieran acceder a ella. Más personas podían adquirir o invertir en porciones de tierra que otrora pertenecían a un solo individuo. Se dejaban de lado a las ancestrales familias adineradas para que ingresen empresarios de todo el mundo.

Hoy en día, la figura que se nos presenta es similar. Gente que tiene la propiedad de la tierra (organizadas en comunidades) están a vísperas de ser desplazadas de su tierra para beneficio de otros que cuentan con el capital para explotarlas (mineras, transnacionales, etc.) Caso ejemplar de este abuso son las concesiones mineras hechas por Fujimori por debajo de la mesa sin consultar a las comunidades en lo referente a su propiedad. A diferencia del siglo XIX ya no nos encontramos bajo un estado que se estructura bajo el principio de la desigualdad (al menos eso espero o percibo), pero que todavía tiene que ser modificado. Ahora las comunidades ya no tienen sólo indígenas o indios sino que están compuestas por CIUDADANOS que luchan por sus DERECHOS garantizado por la constitución. La situación se definirá en cuanto el estado sepa a quien beneficiar: a sus ciudadanos en comunidades o a las empresas/transnacionales. Ejemplo de esto es el Convenio 169 de la OIT que instituye la obligatoriedad de la Ley de la Consulta Previa.

En esta situación de tensión reaparece el término indígena. Este término en estos momentos se desprende de su connotación de dominio y sometimiento para convertirse en una categoría de resistencia. La condición de ‘indígena’ trae como consecuencia ciertos derechos que deben ser defendidos por el estado según lo dispuesto en la constitución. Ahora el indígena es un CIUDADANO CON DERECHOS como cualquiera y tiene el derecho que se respeten sus intereses.

Pd. Que yo sepa, puedo vivir sin plata, oro, zinc, etc. Pero no sin maíz ni papas. Puedo comer un camote pero no cobalto. El que quiere entender, que entienda.

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‘Indio’ es una caja (versión técnica)

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Para M. Montalbetti

Partimos con la idea de que ‘Indio’ sólo existe en el lenguaje. Para el desarrollo de este artículo utilizaré conceptos del libro Cajas de Mario Montalbetti y de su trabajo “El significado no es lo que era antes”.

El sentido de ‘Indio’ consiste en representar la relación de dominación de unos sobre otros en una sociedad que se estructura a partir de la desigualdad de los integrantes que la conforman. El sentido encalla, hace esquina, en una caja de dos dimensiones (2d) y en una caja de tres dimensiones (3d) según sea la situación en la cual se empleo (aplicaciones pragmáticas). En el primer caso señala o indica; en el segundo, evoca.

El sentido es lo que motiva la construcción de la caja que se llama ‘Indio’ que evidentemente es construida por alguien para significar tanto sus intereses como de un colectivo que lo representa. Es un acto de poder el clasificar a unos sobre otros en un colectivo social. Son estas dimensiones partes de una topografía mental.

Cuando funciona como una caja 2d señala o indica a quienes se encuentran sometidos en la relación de dominación.  Aprovechando que se encuentra en dos dimensiones, como el largo y ancho, la caja desplegada funciona como una flecha que apunta directamente a alguien a quien se le transfiere el sentido.

Cuando funciona como una caja 3d evoca a un objeto al cual promete introducir, en este caso a un sujeto a quien se le designa como ‘Indio’. En esta situación la caja se val del largo, ancho y altura para poder tener una situación de vacío que urge ser llenado por alguien (un hueco). En es momento se debe de tener en cuenta cuales son los criterios para determinar que alguien ingrese o no dentro de la caja. Una caja de zapatos guarda zapatos; una caja de pelotas, pelotas; pero una caja de ‘Indios’, Indios?. Pero, quiénes son los indios? Cómo se sabe cuántos son? En este caso la caja resulta ser un tanto ambigua puesto que el criterio de su clasificación es netamente subjetivo.

Siguiendo la teoría del signo lacaniano, el significante prima sobre el significado en una cadena abierta, ‘Indio’ adquiere su significado a partir de la sucesión infinita de los significantes. Esta sucesión se hace de acuerdo al sentido que remite. El significado se forma a partir del zurcido que uno realiza sobre ellos, se unen significantes para determinar cuál es el respectivo significado a partir de su experiencia personal (subjetividad). Es entonces que el zurcido genera sobre ellos un significado que se fija, restringe e inmoviliza. El plano imaginario se relaciona con lo simbólico a partir de esta dinámica. El zurcido oficial es el realizado por el poder representativo de la colectividad que enuncia un significado común. De este tipo son los significados que se colocan en las enciclopedias y diccionarios.

La cadena infinita llega a su fin, la caja adquiere su máxima eficiencia dejando de lado la ambigüedad, cuando un sujeto se define como ‘Indio’. De manera figurativa, este decide por propia voluntad ingresar dentro de la caja evidentemente por la implicación de recibir algún beneficio inmediato. Esto se parece a la escena en la cual Edipo contesta el enigma de la Esfinge. ‘Indio’ desaparece en cuanto alguien se reconoce como indio.

Pero, no es acaso que la misma mente humana se organiza en ‘cajas’ para representar la realidad y organizar su propia experiencia. ‘Indio’ existe en el lenguaje porque en la misma mente humana existen criterios de diferenciación de unos sobre otros. Eso será siempre inevitable por la singularidad inherente a los individuos pero debe de evitarse que el criterio a tomar en cuenta sea la desigualdad entre las personas.

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Sobre el Quechua

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Para Vanessa F.

La pasada semana se dio una noticia que es urgente reflexionar. El Gerente de Cultura y Turismo de la Municipalidad del Cuzco, Martín Romero, se pronunció de manera despectiva respecto al quechua. Señaló que esta lengua venía a ser un <cáncer> que impedía el desarrollo del pensamiento abstracto en la educación. Este historiador, un excelente ser humano que desarrolla una serie de eventos culturales a beneficio de los cuzqueños, pronunció un prejuicio que urge desterrarlo a la luz de los conocimientos contemporáneos.

Primero, hay que reflexionar en torno a la naturaleza del lenguaje. A menudo se piensa que viene a ser una creación/construcción humana, pero no es cierto. Hablamos porque tenemos lenguaje, no porque lo hemos creado a lo largo de la presencia humana en la tierra. El lenguaje viene a ser una condición de la misma naturaleza humana que reside en el mismo cerebro. El lenguaje es una capacidad del ser humano para la supervivencia.

En mis propios términos, la lengua viene a ser la materialización del lenguaje en el nivel social (mientras que el habla en el nivel individual). A partir del giro lingüístico alemán, derivando a partir de Humboldt, la lengua viene a ser la condensación de la experiencia (manifestación de su estar en el mundo). Esto se expresa mediante el significado ya sea el pragmático (ejemplo un niño que reconoce un perro sin saber lo que significa “animal mamífero cuadrúpedo …) o el social que se encuentra en las enciclopedias o diccionarios (Mamífero doméstico de la familia de los Cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diversos, según las razas. Tiene olfato muy fino y es inteligente y muy leal al hombre. RAE).

El siglo XX implicó para la humanidad la crisis de los paradigmas. Se produjo una crítica desde diversos ámbitos hacia la modernidad y a su vehículo intelectual: el positivismo. El giro ontológico de Heidegger permitió que la subjetividad cobrase mayor importancia al ser una condición misma de la existencia humana. Esta predefine la misma al hombre, la condiciona, en sus diferentes aspectos. Uno de estos son los prejuicios puesto el ser se inserta en una sociedad con tradiciones y costumbres que lo modifican teniendo que comprenderlos para interpretarlos. Es entonces que la diferencia y la diversidad se hacen indispensables.

El quechua es una lengua que constituye un patrimonio inmaterial tanto para la humanidad como para la nación. Refleja el estar en el mundo de sociedades por una considerable cantidad de años. Acumula una experiencia ancestral que no ha sido para nada valorada por los prejuicios contra la población natural. Desde la categoría de la modernidad, los viajeros e intlecuales criticaron a la “población indígena” por su condición misérrima. Su análisis no permitió la valoración tanto de la manera de cultivar en lugares complicados como la lengua en sí misma (ambos elementos impresionantes). Pero hay que tener en cuenta que no se mantiene prístino conforme pasa el tiempo sino que se modifica por el contacto con otras lenguas y se adapta al mismo contexto. El quechua pasó a ser escrito y a incorporar léxico proveniente del castellano. La lengua utiliza todos los elementos que le son indispensables para su entorno y sus necesidades.

El comentario del gerente viene a ser un tanto retrógrado en el tiempo que vivimos. Ya no estamos en el siglo XIX donde se afirmaba la superioridad de una raza sobre otras u otros elementos. Toda argumentación en este sentido es una falacia, es un discurso puesto que legitima intereses políticos sin basarse en la realidad. En estos tiempos se tiene que valorar la diferencia y diversidad de todos los individuos para obtener su aporte para la sociedad actual. El respeto a las tradiciones y a las costumbres son la manera para manifestar nuestra valoración hacia otros individuos. Todos somos iguales en cuanto somos diferentes pero diferentes en tanto la diferencia.

Se urge de rehabilitar todos los prejuicios en una sociedad con herencia colonial como la nuestra, que guarda la desigualdad como elemento angular en la estructura social. Pero antes de esto es necesario de expresarlos. El desliz del buen Martín Romero nos permite construir hacia el respeto de la diversidad superando las valoraciones despectivas que no se basan en realidades sino en opiniones.

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Sobre Monedas y Billetes

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Un billete o moneda cumple una función de pedagogía cívica. Los elementos que se ven representados en ellos, sean personajes o monumentos, son escogidos por el estado para cumplir fines específicos que se asocian a la formación, consolidación y reafirmación de la nación. Este artículo consiste en mostrar el discurso de apropiación del pasado prehispánico por parte del estado representado en la selección de figuras tanto en las monedas como billetes que circulan actualmente. Todo esto durante los últimos años en donde se produce un choque entre el estado y las comunidades a partir de los conflictos por los recursos naturales. El principal foco de tensión es la minería que provocó el artículo “El Perro del Hortelano” de Alan García.

En lo que respecta a las monedas de colección que pertenecen a la serie “Riqueza y Orgullo del Perú” la componen las siguientes piezas: el tumi/Chimu/Lambayeque, La Estela de Raimondi/Chavín/Huaraz, los sarcófagos de Karajía/Chachapoyas/Amazonas, Kotosh/Desarrollo Temprano/Huánuco, el Gran Pajatén/Chachapoyas-Inca/Amazonas, Huaytará/Inca/Huancavelica, Kuntur Wasi/Inca/Arequipa, Vilcashuamán/Inca/Ayacucho, Machu Picchu/Inca/Cuzco, Saywite/Abancay/Inca, Santa Catalina/colonial/Arequipa y Real Felipe/Colonial/Lima.

En porcentajes, el 84.62%  son prehispánicas (los once primeros ya mencionados). De este grupo el 46.15% del total son preincas y el 38.46% incas (asumo el Gran Pajatén como preinca). Además, el 92.31% no se encuentra en Lima. Las regiones que más se repiten son Amazonas (Karajía y Pajatén) y Arequipa (Kuntur Wasi y Santa Catalina).

Tomando como referencia a lo prehispánico 9.09% se encuentran en la costa, 72.37% en la sierra y 18.18%  en la selva. Sobre el total de monedas, el 15.38%  está en la costa, 69.23% en la sierra, 15.38% en la selva.

En los billetes, las figuras que acompañan son todas prehispánicas (en el billete de 10 se encuentra Machu Picchu; en el de 20, Chan Chan; en el de 50, Chavín; en el de 100, el Gran Pajatén; y en el de 200, Caral). Estas se ven acompañadas por algunas muestras de cerámica. De estas el 80% con preincas y 20% incas. Solo una se ubica en Lima (Caral) pero en el interior. Los demás están en Cuzco, Trujillo, Huaraz y Pajatén. Se repiten tanto en las monedas como en los billetes Machu Picchu y el Gran Pajatén. Se repite sólo como categoría Chavín (en la moneda la estela de Raimondi y en el billete el Templo Mayor).

De estos billetes, el 40% está en la costa, el otro 40% en la sierra y el 20% en la selva.

Del total de billetes y monedas, 88.89% son prehispánicos (contando la repetición de Machu Picchu y el Gran Pajatén).  El 55.56% son prehispánicos, 33.33% son incas, 18,75% en la selva.  Del total, 22.22% se encuentran en la costa, 61.11% en la sierra y 16.67 % en la selva.

Entonces, ¿qué se puede inferir de esto? Hay un predominio hegemónico de lo prehispánico sobre lo colonial. No hay nada de lo republicano. En lo prehispánico, hay una leve supremacía de lo prehispánico sobre lo inca.  En cuanto a las regiones, hay una mayor consideración de la sierra sobre la costa y la selva.

El análisis que puedo elaborar a partir de esto es el siguiente. En primer lugar, se continúa el discurso de apropiarse del pasado prehispánico como legitimidad para el proyecto llamado Perú. Toda esta emisión de masa monetaria se da en el contexto de un conflicto interno con las comunidades ante la expansión de la minería. Esto demuestra la unilateralidad  y centralidad del espacio frente a las demandas de las mismas comunidades. Los sucesos se asemejan a un “Incas sí, indios no” solo que ahora, gracias a los estudios arqueológicos/históricos/sociales, ya el estado se puede apropiar de un tiempo histórico mucho mayor.

* En el juego de billetes anterior se presentaban las siguientes figuras: Un aviòn y una base aerea en el de 10, la casona de San Marcos y Torre Tagle en  el de 20, el Palais Concert y la Huacachina en el de 50, Tacna y la Biblioteca Nacional en el de 100, el pozo de los deseos y el convento de Santo Domingo en el de 200. De estos billetes, en la cara frontal, el 60% estàn en Lima (el primer 20% està en el interior y el restante es una maniobra aèrea). De la parte posterior el 80% està en Lima y el 20% en Ica. En estas representaciones NINGUNA es prehispànica. Del total de figuras, el 40% es colonial, el otro 40% es republicano, un 20% es un lugar natural (laguna) y el 20% restante es una ciudad con un monumento republicano. Es evidente que existe un desplazamiento rotundo en las enunciaciones que el estado busca transmitir sobre el pasado.

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La bendita Geografía!

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Para Carmen Mallqui

Las dos dimensiones (más conocidas al menos) en las que se encuentra inserto el ser humano son el tiempo y el espacio. Al tiempo lo estudia la Historia, Arqueología y Paleontología. Mientras que al espacio, la geografía entre otras. Un estudio holístico del ser humano debiera congeniar estas dos dimensiones a partir de las disciplinas que las estudian.

En las anteriores entradas se ha venido reflexionando en torno al concepto de “Perú”. En resumidas cuentas, este término hace referencia a una construcción social que implica un proyecto y a una colectividad de individuos asociados a él. Este constructo (artefacto) tiene la capacidad para redefinirse y reinventarse conforme al transcurrir del tiempo. Además de adaptarse a las condiciones del espacio.

Esta entrada tiene por objetivo reflexionar sobre el papel que juega la geografía en la consolidación del estado y la constitución de la nación. En “Comunidades Imaginadas” Anderson resalta el papel del mapa. Su análisis muy general, pero sugerente en cuanto a los conceptos, se centras más que nada en la cartografía. El mapa resulta insuficiente puesto que existe también el conocimiento del entorno representado de diversas maneras. Es por esto que se ve implicada la geografía. La sociedad de intelectuales asociados a ella, en el caso peruano, aparece sino en el s. XVIII en el XIX. Su primera publicación insigne fue el Mercurio Peruano.

La geografía como disciplina, no como práctica, provee de la base material para articular y volver real conceptos abstractos como patria o nación. No sólo es el mapa, sino el estudio detenido y minucioso del espacio (medio ambiente) con sus particularidades los que cumplen una función cívica. Sirven como elementos para una pedagogía social que proponen las elites a la población para su supervivencia y vida social. Se instruye a través de ella la pertenencia a un país, el amor por la patria y inclusión en una nación.

Explicar el papel de la geografía en esta pedagogía se puede entender gracias a los mecanismos de defensa del inconsciente. Cualquier representación del espacio nominalizada a partir de criterios políticos se convierte en un medio para la condensación de  los conceptos como patria y nación. Estos a su vez fueron los que desplazaron comportamientos/afectos asociados con el lugar de procedencia. Otro camino es que en ellos se transfieren estas emociones humanas.

Se tiene entonces que la geografía, y las otras disciplinas que estudian el espacio, se encargan de convertir todo paisaje humano en cultural (si bien no de manera activa al menos en lo pasivo de la representación). Esto repercutirá y estará sujeto a los intereses del estado y de los individuos que la componen. Se puede señalar que se produce una apropiación del espacio, en este caso el territorio que compone un país. Es muy importante cuidar la vida tanto en flora y fauna, a la vez de gestionar los recursos ubicados en el territorio, para un desarrollo sostenido acorde con el medio ambiente evitando la depredación capitalista.

¿Cuáles son las semejanzas entre un tumbesino y un puneño? ¿De alguien de Pasco y Nauta? El hecho de ser peruanos y de tener la condición humana. ¿Cómo demuestran gráficamente que alguien de Puno y Tumbes son peruanos?  Con el mapa que contribuye a saber que tanto Puno, Ica, Loreto, Huánuco, Cajamarca, etc. Pertenecen a un colectivo nacional llamado “Perú” que le confiere una identidad.  Pero es el conocer el espacio de manera profunda lo que genera un sentimiento de propiedad.

Entonces, el  mapa genera una identidad pero los estudios geográficos pertenencia y propiedad. Sería interesante saber/estudiar las representaciones interregionales que se hacen en todo el país. Por ejemplo, saber cómo representa un puneño a un tumbesino y viceversa. Para esto son trascendentales las representaciones culturales donde el folklore ocupa un lugar privilegiado. El futuro del Perú se encuentra en esta dirección.

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