La Diferencia

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Todos los seres somos iguales en cuanto a la diferencia, pero diferentes en tanto ella. A mi parecer debemos convenir sin contemplaciones en la defensa de la vida porque esto es la demostración de nuestra humanidad. La maravilla del hombre es el SER, es la condición de poder ocupar un lugar en el tiempo y en el espacio, y así poder dejar huella: Ser histórico. Eso es una de las razones del porqué del SER humano.

Cada uno de nosotros es receptor de una diferencia, algo que nos hace distintos a los otros seres. Ésta es inconmensurable, infinita y maravillosa. La diferencia escapa en sí misma la existencia del ser, pero lo contiene. Creo que el ser está incluida en ella. Implica también un comportamiento distinto de los seres: tolerancia, comprensión … aspectos que tiendan a la mejor convivencia. No hemos evolucionado por ser los más aptos sino por trabajar en equipo.

La diferencia es un exceso, es un peligroso suplemento, no se puede poseer, es evanescente. El que crea poseerla es un mentiroso, ella viene a ti como también se aleja. Es un privilegio poder conocerla y permitir que pueda compartir sobre ella. Porque es ahí donde está la diferencia: en el compartir.

Pero normalmente la diferencia en el mundo no es tolerada. De ahí surgen las matanzas, violaciones y demás cosas de ese tipo. El no comunicarse, el no reconocerse o como dice Levinas (que no he leído mucho) el no poder reconocer el rostro del otro. Tengo que reconocer que en mucho de mi disertación se encuentra la influencia de Jacques Derrida que lo conocí gracias a alguien a quien considero un amigo, Isaac Rosler. Él una vez me comentó que el vivir es un continuo morir: en los momentos que uno cree que ya no puede más es cuando le salen las alas y comienza a volar. Recuerdo la comparación que hizo utilizando la figura de Orfeo: la vida se camina con el riesgo de no mirar atrás puesto que sí lo hacemos puede ser que no volvamos a ver la luz. En ese sentido, Orfeo debe de llevarse por una fe: la fe del amor representado en Euridice.

Este comentario lo hago tras seguir el caso de un Anders Behring Breivik, un noruego que mató a más de 20 personas y según confiesa gritaba de alegría. Además, sus análisis psicológicos señala que no tiene ningún trastorno. No quiero caer en el facilismo de condenar a este individuo y decir que es un loco, un trastornado y solo contribuir negativamente. Quiero plantearme por qué sucede esto?

Si es que este individuo no padece ningún trastorno mental todo su accionar va acorde con las categorías mentales que le deben haber sido transferidos desde su infancia. En su hogar tal vez no le enseñaron tolerancia o que existe un otro que tiene su misma condición a quien se tiene que respetar sobre todas las cosas. Si bien es cierto que el individuo juega un papel importante en el acto, también la sociedad. Asumo que Noruega no debe de tener esa calidad, afecto que puede existirse en lugares como Latinoamerica. Puede ser que este realizando un determinismo geográfico. Su accionar a mi parecer es netamente social porque su anatomía no presenta patología. Un trastorno que no le permite reconocer en el otro a un ser de igual condición que él que le permite una emoción de EMPATÍA.

Estoy también completamente de acuerdo con la banalidad del mal como señala Hannah Arendt. Entonces se deben de crear los mecanismo por los cuales subordinar las emociones negativas a la conciencia. Sólo la conciencia plenamente desarrollada permite el reconocimiento del otro. Tolerancia, comunicación, afecto, reconocimiento de errores, frustraciones, etc. se deben de reconocer.

Un mecanismo que se puede utilizar es el subordinar las emociones al consciente. Ponerle nombre a la ira, rabia, cólera, etc. Eso permite pasar de un cerebro primario de acción y de cerebro de emoción, a un cerebro pensante. En estos tiempos se viven emociones muy fuertes que llevan a uno a tratar de ser mejor y mejor para ocupar el lugar número uno según señala el sistema, pero no sé enseña la frustración de no serlo.

Esa carrera por ser el número uno es una carrera egoísta, soberbia e irreal. En la vida no hay un número uno sino muchos unos en cada sentido. En tantas sentidos como tantos seres haya y en tanta se la diferencia.

Sueño con un reino de la diferencia, donde todos los seres podamos aprender a tolerarla y cuidarla. Sueño que no permitiremos que la diferencia nos exceda y ocasionemos la agresión. La vida de uno y del otro, es única tan única, que es una singularidad. Urgimos de comprensión y de diálogo para una sociedad más comprensiva. Hay que reconocer la condición humana del otro.

Dedicado a Isaac Rosler

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