Bajo este título Lewis Hanke titula uno de sus varios trabajos en los cuales desarrolla el debate por los justos títulos del Imperio Español sobre América. Debate viene de la discusión que tuvo por escenario Valladolid y tuvo como sus más importantes representantes el fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. En este artículo se pretende desarrollar la polémica por los justos títulos del Imperio sobre sus posesiones americanas.
Como es bien sabido, los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla auspiciaron los viajes de Cristóbal Colón para buscar la ruta hacia las Indias por occidente. La ruta hacia las Indias se encontraba obstaculizada por la presencia musulmana en Estambul. Los territorios descubiertos pasarían a formar parte del incipiente Imperio Español justificada por la bula Intercaetera que dio el papa español Alejandro VI. En esta bula se decía que tenía derecho sobre estas posesiones a cambio de que realicen la labor de evangelización. Las otras monarquía no quedaron satisfechas ante el expansionismo ibérico y es Francisco I de Francia quien enuncia la famosa frase de que dónde se encuentra el testamento de Adán que le adjudica los nuevos territorios a la corona de Castilla.
La justificación por la bula se dio en un período de tránsito de la Edad Media hacia la Edad Moderna. De las antiguas monarquías sometidas al poder del Sumo Pontífice Romano hacia el surgimiento del estado moderno. La justificación por la bula debía de complementarse con una justificación jurídica para legitimizar la presencia en los territorios. De esta manera, surgieron en España importantes académicos en el área de la jurisprudencia. Entre estos lo más importantes son los que pertenecieron a la llamada Escuela de Salamanca que son Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, entre otros.
El primer corpus legislativo promulgado para las Indias fue las Leyes de Burgos que fueron producto de la primera etapa de la presencia Europea en la región de Centro América. Acá tuvieron contacto con naturales que consideraban dóciles para someterlos y violentos a los cuales denominaron caribes. La experiencia trajo como consecuencia la creación por Palacios Rubio del mecanismo llamado Requerimiento. Este era una declaración hecha por una persona en la cual leía un texto para saber si se sometían al rey de España o no. De ser favorable la respuesta la “conquista” sería pacífica, de no serlo, traería por consecuencia la guerra justa.
El segundo corpus legislativo en promulgarse fueron las Leyes Nuevas en 1542. Estas leyes fueron hechas en el contexto de las Juntas de Valladolid que anteriormente se mencionó. Transcurrieron treinta años desde las Leyes de Burgos y la experiencia en América hizo que se levantaran voces contra el accionar de los peninsulares. La frase más popular fue la enunciada por clérigo Antonio de Montesinos en una homilía que se señala como una voz que clama en el desierto para denunciar los abusos contra los naturales en el Virreinato de la Nueva España (México). El escenario para el debate fue el recinto universitario de Valladolid siendo los más importantes representantes el fray Bartolomé de las Casas, posteriormente obispo de Chiapas, y Juan Ginés de Sepúlveda. El argumento que defendía Las Casas era que todos los seres del mundo son hombres; por ende merecen un trato acorde a esta condición. Juan Ginés de Sepúlveda argumenta con lo planteado por Arístoteles de que unos nacen para ser esclavos. Es importante señalar que todo esto se da en el contexto del Estado Moderno donde se tiene una visión corporativista de la sociedad, el estado como un cuerpo, donde el rey es la cabeza y sus súbditos las extremidades. En este caso a la población se le asignaban los pies. El debate terminó con la victoria pírrica de Las Casas que se reflejó en medidas favorables a la población natural dentro del corpus de las Leyes Nuevas. Pírrica porque al promulgarse las leyes una de sus medidas, la abolición de la perpetuidad de las encomiendas, trajo consigo la rebelión de los encomenderos en el Virreinato del Perú al mando de Gonzalo Pizarro. La corona tuvo que retractarse en sus medidas siendo el pacificador Pedro de La Gasca quien negoció con los rebelados para que se vuelvan al lado del monarca a cambio de la concesión de las encomiendas por dos vidas. La abolición del servicio personal también trajo consigo una rebelión en este caso la de Hernández Girón que se trató en la anterior entrada.
El debate podría decirse que llegó a su fin en la Junta Magna celebrada en 1568 por el rey Felipe II. Este monarca recibió la corona de su padre, Carlos V, quien fue rey de España y de lo que quedaba del Sacro Imperio Romano Germánico. Sólo le cedió a su hijo la corona española, el resto a su hermano.
En esta Junta la corona reconoce que el motivo de su presencia fue ilégitima pero seria peor si se retiraran. De esta manera, permanecerían con la misión de evangelizar y enseñar a los naturales a vivir en policía (orden civil). Uno de los espectadores privilegiados en esta junta fue el que llegara a ser virrey Francisco de Toledo.
Es interesante ver como se produjo una crisis de conciencia en el Imperio Español por cerca de cincuenta años. Es más interesante ver como la misma corona admite lo ilícita de su presencia. Resalto lo interesante de la transición de las instituciones medievales a las modernas. Finalmente, un comentario amarillo: Me hace recordar la justificación EEUU en Irak debido a la “existencia” de armas de destrucción masiva que no se encontraron.