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Reducciones y Cerros

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La historia no es para tenerla en el baúl de los recuerdos y sólo para sacarla al conmemorarse los aniversarios de distintos sucesos. La vida cotidiana tiene elementos con los cuales se puede encontrar relaciones con sus pares históricos. En esta entrada mi intención es relacionar las reducciones virreinales con los cerros donde habita parte de la población limeña.
Las reducciones fueron una política virreinal llevada a cabo en primera instancia por el gobernador Lope Garcia de Castro y principalmente por el virrey Francisco de Toledo. Consistió en concentrar (reducir) a la población andina de distintos lugares en uno solo que posteriormente pasaron a ser las capitales de provincia.
Las reducciones jugaron un papel desestructurador para el mundo andino ya que alteraron la distribución espacial de las personas. Se pasó de una distribución dinámica que aprovechó al máximo los diversos pisos ecológicos del territorio (John Murra) por una estática en la cual se empleó un trazo urbanístico llamado damero. Las reducciones sirvieron para facilitar la labor evangelizadora,
agilizar la cobranza de tributos y disposición de mano de obra, y cumplir una función social (orientada a la vida urbana bajo reglas de convivencia). El término “policía” hace referencia a la vida siguiendo un orden establecido impuesto por las autoridades. Haciendo volar mi imaginación, asocio las reducciones como el “caballo de troya” usado por los ibéricos para penetrar las “murallas” andinas.
Quien, viviendo en Lima, nunca ha visto un cerro poblado? Los cerros constituyen parte del paisaje limeño, ya sea las Casuarinas o San Cosme, todos conocen al menos uno. Mi experiencia en el cerro el Pino, al que acudí en una visita con el Centro de Ayuda Pastoral Universitaria, me permite encontrar algunas características que pretendo relacionar con las reducciones. La gente que habita en este lugar proviene de distintas partes del país que se encuentra domiciliada en viviendas que albergan un elevado numero de familias. Una vivienda de tres pisos puede albergar veinte familias y cada familia cuenta, en algunos casos (no pretendo ser ambicioso en la afirmación), con más de 5 personas. Los cerros juegan un papel desestructurador de la vida en provincia principalmente porque al llegar las personas se les da una lección intensiva de economía práctica: compra y venta donde uno es menos que dos. Themis Castellanos en clase citó un trabajo donde se señala que la distribución espacial, y también la orientación, se altera. Las distancias en Lima son diferentes a la del resto del país debido a la organización del espacio donde cada metro cuadrado tiene distinta utilidad. Puedo enumerar distintas características acerca de la diferencia entre la vida en el interior del país y Lima pero considero que cada lector puede asignar las suyas no alterando el argumento del papel desestructurador.
Los cerros albergan a la población con la cual “la bestia de mil cabezas”, siguiendo a Congrains, se alimenta cada día. También son centros donde se comienza la labor educativa orientada a formar individuos útiles para la sociedad. Son lugares empleados por los políticos para ejecutar sus programas sociales como el vaso de leche, escaleras solidarias o agua para todos. Mi intención es hacer notar que los cerros cumplen una función importante para la sociedad, al igual que las reducciones, en lo referente a proveer al sistema un flujo continuo de personas con las cuales sostenerse.
La diferencia entre las reducciones y los cerros es importante. Las reducciones fueron parte de una política mientras que los cerros cada día se forman de manera voluntaria. En la primera te veías obligado a vivir en ella, mientras que en la segunda, optas con el objeto de encontrar residencia.
Espero haber cubierto con el objetivo que me propuse al inicio sino espero que valoren el esfuerzo por intentarlo. Recomiendo el cuento de Enrique Congrains “El niño de junto al cielo” para ilustrar en algo esta entrada.

Muchas Gracias ,

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