El pasado festival de Viña del Mar me dejó dos ideas interesantes (en realidad preocupaciones) producto de dos sucesos que podrían considerarse superfluos. El primer suceso fue la exclusión del Perú en la competencia folklórica por no ser un país que haya cumplido el bicentenario de su independencia y el segundo fue la participación de una cantante juvenil en la categoría internacional. Desarrollaré las ideas en dos párrafos y añadiré un tercero para relacionarlas.
¿El 28 de Julio de 1821, día donde el generalísimo don José de San Martín dio nuestra proclama de libertad “por la justicia general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende” marca nuestra independencia? El motivo del presente no es un análisis histórico ni político por lo tanto dejaré el primero para otra ocasión y el segundo no pretendo tocarlo nunca. Lo que si quisiera es revisar el concepto de independencia según la RAE. Dice el ilustre ente regulador de la lengua sobre este término:
Independencia
1. f. Cualidad o condición de independiente.
2. f. Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro.
3. f. Entereza, firmeza de carácter.
Es en la segundo acepción en la que pretendo situarme. Decir que no somos independientes, señalar las causas y todo eso, es harto conocido por todos (es más cada uno tiene su propio punto de vista totalmente válido). Pero, si creemos que no somos independientes, ¿qué nos falta para serlo? o si tal vez aseguramos nuestra independencia, ¿ cómo podemos ser mejores en los distintos planos?. El ser humano siempre llega a un tiempo donde es preciso alinear las prioridades, trazarse metas y empezar (o continuar) el camino para alcanzarlas. Siempre hay un buen momento para hacerlo: hoy. En el caso de un país es más complejo iniciar este proceso así que utilizar una efemérides o sucesos importantes es una ayudita para poner el tema sobre la mesa. Creo que estar cerca de un cumpleaños 200 es un buen momento.
Ahora, el segundo suceso. Cantar en Viña del Mar debe ser importantísimo (no lo asevero pues no me he puesto en esa situación). Competir contra cantantes de casi toda América, la alta importancia dada por los medios de comunicación y bueno, para un peruano, el morbo de ganar en Chile ante el famoso “monstruo del quinta Vergara” dan la idea de que sea una oportunidad inmejorable para cualquier cantante. La convocatoria debe ser imposible de rechazar y es algo lógico.
MI reflexión se sitúa en la relación entre las ideas. Caramba, van a ser 200 años en los cuales los peruanos no sabemos vivir con los peruanos. Recordar la frase de Omar Manky en la clase de sociología en verano acerca del origen del racismo (las razas surgen como fin de legitimar una superioridad subjetiva) me hace pensar que la raza debe ser desplazada por una identidad la cual debe basarse tanto de características abstratas como concretas que deben ser inherentes a todos. En el aspecto abstracto tenemos que el peruano es buena gente, la “criollada” (que ahora debe llamarse “pendejada” que tiene manual propio vendido en el jirón de la Unión al precio de un nuevo sol) o que somos impuntuales. Es preciso que sean tanto virtudes como defectos pues el primero conforma los cimientos y el segundo el trabajo posterior (me gusta mucho la frase que señala: Queremos a otros por sus virtudes pero los amamos por sus defectos). Lo concreto lo viene a conformar la geografía, historia, música, etc. Siempre lo concreto es lo más asequible y es un genial comienzo, por eso la idea de explotar la gastronomía es nuestro primer gran paso (felicitaciones a los que contribuyen a esto). Un trabajo siempre será continuo pero es práctico dividirlo (lo más común y acertado en hacerlo en corto, mediano y largo plazo). Pedir resultados a corto plazo sería ser resultadista, así como a largo soñador por eso es necesario un trabajo serio.
Para mí identidad nacional es identidad colectiva y para ser un colectivo ordenado, es necesario ser un equipo. Si todos jugamos bien ganamos todos si lo hacemos mal, perdemos pero con la mira en corregir para no volver a tropezar. Cuando veamos que nos necesitamos unos a otros, nos respetemos y valoremos materializaremos nuestra bicentenaria independencia tan soñada por NUESTROS héroes.
Gracias
C.S.
N1. Quiero señalar mi agradecimiento a Luis Andrade por facilitarme las “herramientas” para desempeñar mi oficio.