Este blog es parte de mi terapia de recuperación, y hoy día tenía pensado entregarles otro texto, uno divertido de ideas que siempre me saltan por la cabeza y que gracias a mi ansiedad por escribir tengo oportunidad de darles forma. Pero hoy no puedo escribir algo alegre pues tengo una tristeza que se superpone hoy a todo y que me llama a contarla; de lo contrario, me muero de pena. Es el mundo de Guillermo.
Hoy no fue un buen día, hoy entendí que si bien hoy le cojo la mano con fuerza, quizá mañana sea débil para reterlo y él muy fuerte, pero inconsciente para sostenerme. Hoy se me escapó en un supermercado, en un minuto muy difícil para mí pues recibía una mala noticia. Se fue de mi mano y despareció, pensé que estaba en la sección juguetes, pero no, ni rastro. Todos se mostraron solidarios, pero no lo hallamos durante quince largos minutos en los que yo fingía ser equilibrada. Al fin lo encontraron, solo atiné a besarlo y besarlo, y él como que nada había pasado. Los dependientes me preguntaban por él, si estaba bien… y yo tenía que darles como excusa, una excusa. Una jovencita me dijo “él vive en su mundo”. Sí ,es cierto, él vive en su mundo y rara vez lo comparte con nosotros. Mi pena y mi alegría se mezclaron y terminé hecha un mar de lágrimas, por él, por mí, por todo.
Me habré quedado absorta mirándolo comer su chocolate, no sé cuánto…solo lo retenía con fuerza para que no se me escape… veía a otros niños jugar, y con pena veía que ya se notan las diferencias. El mío tiene su mundo, los otros niños viven en este mundo. Recordé cuando lo llevé al banco y lo desesperado que estaba por contar los números de las cajas y la gente se incomodaba con él; lo alegre que se pone cuando le pega un puñetazo a alguien y lo incómodo que me mira el agraviado; lo feliz que es cuando sale corriendo sin rienda hacia el mar y yo tras de él asustada pensando que se va a tirar al agua, que las olas se lo van a llevar y que no lo voy a volver a ver.
Cuando pienso en el tiempo me pongo a pensar quién lo va a cuidar, si siempre será mi niño niño… mi niño grande ¿algún día despertará como un joven “normal”? Él vive en su mundo de dibujos, de alegría, él es feliz al salir con mamá.
Mi niño niño tiene por costumbre de preguntarme siempre, siempre “mamá, ¿eres feliz?”; y cuando yo torpemente le digo que no lo soy, coge mi cara con fuerza y me jala las comisuras hacia arriba y me dice “sonríe, mamá, feliz” y a mí se me cae el mundo y le digo “sí, soy feliz… sí, soy feliz”.
Finalmente, solo quiero compartir con los que hayan tenido la paciencia de leerme dos canciones de Fernando Ubiergo.
Gracias.

“AL NIÑO NIÑO” / Fernando Ubiergo & Silvina Garre (1987)

FERNANDO UBIERGO “EL OTRO CIELO”

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