“Hay golpes en la vida, tan fuertes…¡Yo sí sé!

Golpes como del odio de los gobierno; como si ante ellos el Sur,

No existiera ya ni en resaca, Y se empozara en sus  almas,

Traición, odio y venganza ¡Yo sí sé!.

La maquinaria llamada Odebrecht, tan prestigiosa como corrupta, se va derribando como un castillo de naipes, arrastrando consigo en su desdicha a políticos de la más “alta  sociedad” de toda Latinoamérica.

La ITS a la empresa Odebrecht fue detectada en su propio país durante el año 2015, la revelación de un funcionario de Petrobras, socia de la empresa que hoy agoniza, abrió las puertas de par en par de los “pagos” irregulares a altos funcionarios de los gobiernos en más de 10 países para hacerse con licitaciones de millonarias obras en el sector estatal.

El hecho tiene mayor repercusión en los EE.UU., tras la declaración de los propios ejecutivos de Odebrecht quienes reconocieron haber cometido actos de corrupción incluyendo el pago de cerca de 788 millones de dólares en sobornos que, cristianamente en el Perú son llamados “diezmos”.

Pues hoy la ITS ya avanzó, largo y rápido, y está a punto de convertirse en VIH, el cuerpo de Odebrecht huele feo y los dineros entregados a políticos, servidores públicos y medios de comunicación, han contagiado a estos la enfermedad tanto, que amenaza con hacer metástasis, principalmente en el Perú.

La captura y el encarcelamiento por 18 meses de Edwin Lugo Barrientos la noche del viernes es el hilo de la madeja. El ex presidente de licitación de la Línea 1 del Metro de Lima es acusado de haber recibido 2.5 millones de verdes gringas en contubernio (asociación) con el aprista y ex Vice Ministro de Comunicaciones durante el gobierno de García (2009). Según fuentes cercanas a quienes realizan la investigación, las mencionadas líneas arriba habían solicitado 8 millones de dólares inicialmente.

Y como si se tratase de la competencia “los que más hablan”, el ex presidente aprista Alan García Salió a petardear a sus ex funcionarios llamándolos de ratas por estar embarrados por el lodo de la corrupción, la sinvergüencería y el aprovechamiento indebido con obras del soberano pueblo. Mucho cuidado García, cuando caen los remadores, el barco se hunde.

“la corrupción constituye un fenómeno insidioso amplio, variado y global que comprende actividades tanto públicas como privadas. No se trata únicamente del tosco saqueo del patrimonio del estado. La corruptela comprende el ofrecimiento y la recepción de sobornos, mala asignación de fondos, el tráfico de influencias y otras trasgresiones administrativas”; Así de exacto describe a la corrupción Alfonzo Quiroz, destacado historiador peruano en su libro “Historia de la corrupción en el Perú”. Más claro y directo imposible.

Respecto al caso peruano, los ya detenidos y citados por la justicia E.E.UU y brasileña  han manifestado que entregaron coimas, sobornos y demás dádivas durante los gobiernos de Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, debido al chantaje y extorsión de los funcionarios corruptos de nuestro país, una jugada inteligente y nada irreal, pues aunque cuesta aceptarlo, la mayoría de los que integran el aparato estatal han sido también infectados por el virus de la corrupción; una arma de defensa que hoy Odebrecht saca bajo la manga para evitar el SIDA y la consecuente muerte.

Para los que somos de la macro región sur la situación es aún más dolorosa, pues sin tener reservas probadas de gas para abastecernos, ni un estudio real de la demanda, nos han engañado por años y a montones, una farsa orquestada desde Brasil y auspiciada desde palacio de gobierno, los poderes fácticos han hecho añicos la esperanza nuestra de tener gas barato en nuestras viviendas, hacer industria y soñar con la petroquímica.

Un engaño que hiere y desgarra la piel, esto ha sobrepasado los engaños permisibles, es una traición a la cuna del imperio inca; lo que es que nos han borrado del mapa peruano. Los responsables deben pagar y caro; deben estar donde les corresponde: la cárcel. Los peces gordos y las ratas también deben caer.