“La responsabilidad directa es del estado representado en el INEI que, además del paupérrimo presupuesto asignado y mala inversión; mandó a la “guerra” a los “soldados” sin armas, sin logística y sin capacitación adecuada. El domingo hubo mucho país para tan poco estado”.

La insensatez es la falta de buen juicio, prudencia y madurez antes de actuar, es lo que exactamente ocurrió el pasado domingo 22 de octubre, ciudades enteras paralizadas, familias en casa aguardando la llegada del censador(a) con refresco y tacacho caliente en el norte, en el sur con pesque o chicharroncito de alpaca caliente. Eran variadas las formas de aguardar la llegada del INEI por ese día; muchos tuvieron la suerte de ser contados, otros tantos aún aguardan ser tomados en cuenta.

La pregunta de cajón es ¿Y quién carajos ha permitido tanta improvisación junta?, los culpables no son los “pobres” chicos que salieron de sus viviendas muy temprano y terminaron el día chamuscados por el calor, la sed, el hambre y el mal humor de muchos malnacidos que, además de maltratarlos, las ultrajaron psicológica y sexualmente.

La responsabilidad directa es del estado representado en el INEI que, además del paupérrimo presupuesto asignado, mala inversión y falta de actualización de la cartografía; mandó a los 60 mil “soldados” sin armas, sin logística y sin capacitación adecuada; es decir, un mamarracho de planificación, previsión y carencia de sentido crítico. El domingo hubo mucho país para tan poco estado.

El país cumplió con el censo, familias enteras asumimos la buena intención de participar del censo, cuya finalidad era obtener información que permita organizar y lanzar políticas públicas para el país y la sociedad, creo que muy poco de eso se ha cumplido.

El conteo de todos los habitantes que se encuentran en Juliaca, Puno, Perú, sin omitir a ninguna persona sean ancianos, adultos, jóvenes, niños o bebés, sean hombres o mujeres, pobres o ricos, quechuas o aimaras no se dio por completo; por lo tanto terminará siendo un censo con parches, una data incompleta no sirve de mucho, salvo al pequeño autor de la frase “plata como cancha” y otras 17 universidades que gozarán de la información “confidencial” que dimos (me incluyo) sin dudarlo un segundo.

A esto se suma la falta de sensibilidad del INEI por los estudiantes de Villa María del Triunfo en Lima, por los universitarios de Juliaca que tuvieron que viajar horas y trabajar hasta pasado la media noche para consolidar la información para culminar su labor voluntaria y recibir, en el mejor de los casos, su certificado, y los 50 mangos (soles) que, a estas alturas, no significan casi nada. Así no dan ganas de colaborar con el estado.

La disciplina y el civismo son buenos ingredientes que pusimos todos los peruanos, los altiplánicos mejor aún; pero deben corregirse los procesos desde arriba; primero enviando al mandamás del INEI a su casa y, segundo, tomando en serio el censo; desde la cobertura del gasto total con recursos públicos porque plata si hay, de eso saben mucho los naranjas que acaban de favorecen a las empresas de aerolíneas y perjudicando las arcas del estado. No se puede rentar con un censo, menos con fines políticos.