Álvarez Vita, J. (2009). Diccionario de peruanismos. Lima: UAP.

huachafería.¹ *Peru. 1. Cursilería. Nota: El término huachafería es de especial complejidad. Ello explica, quizás, por qué la definición del Drae es más que insuficiente. Un intento de hacer una definición es el siguiente:

huachafería.² Perú. 1. f. Patrón propio de las clases altas y medias del Perú, que rebasa criterios exclusivamente estéticos y abarca connotaciones sociológicas de amplio espectro. 2. Adj. Dicho de una persona o cosa: Que no logra lo que se ha deseado aparentar en los campos de la elegancia, la riqueza, la intelectualidad, el arte, la religión, la flosofía y demás ámbitos de la actividad humana. 3. Se dice de lo que, por recargado, extranjerizante o anacrónico, deviene en ridículo o de mal gusto. 4. Se dice de lo que es extravagante en el vestir, en el hablar, en el actuar o de lo que carece de armonía. Mario Vargas Llosa, en un interesante artículo intitulado ¿Un champancito, hermanito? publicado el 28 de agosto de 1983, en el diario El Comercio, de Lima, dice, entre otros puntos, los siguiente: “Huachafería es un peruanismo que los vocabularios empobrecen describiéndolo como sinónimo de cursi. En verdad, es algo más sutil y complejo, una de las contribuciones del Perú a la experiencia universal; quien la desdeña o malentiende, queda confundido respecto a lo que es este país, a la psicología y cultura de un sector importante, acaso mayoritario, de los peruanos. Porque la huachafería es una visión del mundo a la vez que una estética, una manera de sentir, pensar, gozar, expresarse y juzgar a los demás”. “La cursilería es la distorsión del gusto. Una persona es cursi cuando imita algo –el refinamiento, la elegancia– que no logra alcanzar, y, en su empeño, rebaja y caricaturiza los modelos estéticos. La huachafería no pervierte ningún modelo porque es un modelo en sí misma; no desnaturaliza patrones estéticos sino, más bien, los implanta, y es, no la réplica ridícula de la elegancia y el refnamiento, sino una forma propia y distinta –peruana– de ser refinado y elegante”. Más adelante dice: “Hay una huachafería aristocrática y otra proletaria pero es probablemente en la clase media donde ella reina y truena. A condición de no salir de la ciudad, está por todas partes. En el campo, en cambio, es inexistente. Un campesino jamás es huachafo, a no ser que haya tenido una prolongada experiencia citadina, Además de urbana, es antirracionalista y sentimental.”

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