A LA CAZA DE UNA PROFESIÓN
Perfil es un centro que intenta llenar esos vacíos frecuentes cuando hay que decirle adiós a las aulas del colegio.
Según la psicóloga Johanna Berrios de esa institución, se trata de brindar orientación y de hacer una serie de test psicológicos, para que los chicos puedan reconocer su potencial, las habilidades que tienen, las características de su personalidad y sus intereses. Es asi que conocerse a sí mismo resulta vital en la elección de una carrera u oficio: sabremos a qué vocación vamos a responder de acuerdo a nuestras condiciones intelectuales, físicas y personales.
“La vocación es una necesidad innata, una tendencia a estar predispuesto a hacer algo que cuando se ejerce produce satisfacción”, explica Berrios. Sin embargo, esto que suena bonito, puede ser descubierto sólo si existen ciertos factores favorables, siendo el más importante, el de la libertad de elección.
“Generalmente, los chicos eligen por influencia social, tanto de sus padres, como las amistades y por los medios de comunicación. Todos los llevan a orientarse en función de esquemas, que los condicionan a creer que por tal o cual profesión van a conseguir algunas necesidades, pero no las más profundas. Entonces, se inicia el conflicto cuando empiezan a estudiar los cursos de carrera”, explica la psicóloga. Lo que sigue es una etapa de confusión y desorientación
Para tenerlo más claro, si le das más importancia a lo que ‘dice la gente’ que a tus propios intereses y habilidades, estás perdido. El periodo de la adolescencia es el punto crucial donde mantienes algunas actividades que te gustan, pero también discriminas otras. Ese sería un primer camino para rastrear hacia dónde se dirige tu vocación.
Incluso, antes de hacer la búsqueda universitaria, la psicóloga recomienda encontrar esos talentos, saber cuáles tus temas de interés, qué es lo que te gusta, qué es lo Que quieres desarrollar. Pero es crucial no quedarse con lo que uno cree de sí mismo, sino confrontarlo con el concepto que tienen de nosotros las personas más cercanas. ¿Qué dicen tus amigos de ti?, ¿realmente tienes talento para lo que quieres ser o es que sólo alucinas que lo tienes? Esto es muy importante, pues quizás haya que reforzar algunas habilidades porque resultan indispensables para desempeñarse en ciertas ramas profesionales.
Luego de haberlo identificado, se podrá tener una idea del oficio o de la carrera para la cual estás hecho. Otro paso importante es buscar a los profesionales que ya se encuentran ejerciendo dicha actividad. Ellos te darán una aproximación del campo en el que te puedes desenvolver.
Berrios explica que algunos jóvenes idealizan ciertas carreras y dicen “voy a ser médico porque quiero verme con mandil blanco”. No toman en cuenta otros aspectos, por ejemplo, si pueden o no ver sangre, los años de estudio y los cursos que van a tener que aprender; y eso es básico.
Llegado a este punto, el siguiente paso será experimentar. “Hay chicos que dicen que les gusta el diseño gráfico, pero ni siquiera conocen los programas que existen”, apunta la psicóloga. Entonces, habrá que echarse a averiguar qué es el Corell, el llustrator, el Photoshop y así ver qué tan hábil se es con eso. Por último hay que contraponer todas las habilidades encontradas en uno con las oportunidades que ofrece el mercado. Así podrás ver qué tan alto apuntas y qué tan cerca estás de alcanzarlo. Además, no olvides formularte la siguiente pregunta: ¿mis padres pueden invertir en lo que yo quiero? El tema monetario deberá pasar por una evaluación, pues recuerda que, a menos que trabajes, ellos te costearán toda la carrera.
Creer en uno mismo
La psicóloga Berrios cuenta que las personas que se acercan a Perfil son de diferentes edades y llegan por distintos motivos. Algunos están buscando empleo, otros ya lo tienen pero quieren cambiar de profesión y hay un tercer grupo que tienen dificultad para lograr un ascenso. Y escuchando estos casos, uno se pregunta: ¿por qué hay gente que le va mejor que a otra? Al parecer influyen desde las experiencias familiares, el medio cultural, la vulnerabilidad con que se afrontan ciertos problemas y -obviamente-, el desarrollo de la personalidad. Pero no te preocupes, cuando eres adolescente todos estos casos del anti-éxito se pueden prevenir. Berrios dice que la mayoría de los jóvenes presentan dos polos muy marcados: aquellos que alegan no encontrar una profesión porque sienten que no son buenos para nada y aquellos que tienen muchos intereses y talentos y no saben cómo alinearlos en una ocupación laboral. Los del primer grupo estarían padeciendo problemas relacionados con el afecto familiar. Este punto debe ser resuelto para luego enfocarse en el lado académico.
El segundo grupo, en cambio, tiene las cosas más simples. Perfil les ayuda a alinear sus preferencias y a encontrar aquellas que lo dejan más satisfecho. Si bien el trabajo de la identificación del perfil personal y profesional puede acabar en cuatro sesiones, cuando requiere trabajar ciertas barreras y conflictos es aconsejable pasar por talleres de autoestima, confianza y toma de decisión. Entonces, las sesiones se prolongan.
Sea el caso en el que te encuentres es recomendable que la vocación se enmarque en un plan de vida. Hazlo y no olvides que es muy importante la comunicación con tus padres y averiguar quién eres y hacia dónde quieres ir. El resto te lo dictarán tus talentos innatos.