Los libros y yo
– Que quieres que te regale? – pregunta alguien
– Puede ser un libro? – respondo con otra pregunta
– segura?
– Sí! Ahora te digo cuales pueden ser – digo sonriendo
Amo leer desde el día que recibí a mis 6 años mi primer libro: “Fábulas de Esopo”. Primer grado de primaria me permitió abrir mi mente: ¡aprendí a leer!. Las palabras de los libros empezaron a cobrar sentido, dejaron de ser simples trazos para convertirse en un camino infinito de mundos nuevos. Imaginación, ¡esa capacidad que nos permite representar en nuestra mente aquello que leemos!, única de cada persona.
Cuando uno es niño, más aún de una niña de 6 años, la curiosidad es innata, mis recuerdos se remontan a viejos libros que “descubrí” en algún lugar de mi casa. ¡Rayados!. ¿Quien rayos hizo eso? La respuesta de mis padres fue: “Tú, cuando tenias 3 o 4 años”. Había rayado no uno ni 2, muchos!. Me daba pena haber hecho eso, aunque es comprensible para esa edad. Los que quedaban en pie, eran textos universitarios de mis padres, sin embargo yo buscaba cuentos, historias … ¡leyendas!
Se me ocurrió una idea genial : Si esta casa tiene libros escondidos, otras casas también deberían tenerlas! Iré a buscar libros para mí. ¡Y así fue! Mis abuelos maternos tenían libros mucho más antiguos, viejas cartas, viejas fotos. Cómo me encantaba “curiosear” dichas cosas, mis abuelos no fueron muy restrictivos en ese aspecto, aunque recuerdo la voz de mi mamá diciendo “te vas a ensuciar” o “esos libros deben estar apolillados”. Sí, efectivamente, muchos de ellos tenían unos agujeros productos de las polillas. Sin embargo, eso no me importaba mucho pues yo tenía deseos de encontrar libros emocionantes.
Con mis abuelos paternos, fue un caso especial, ellos tenían libros aún más interesantes. Recuerdo, un tomo de cuentos, pero no de las versiones de disney sino las versiones originales, ese tomo además incluía juegos, trucos de magia, etc. pero no me dejaban tocarlo mucho, eso explica el buen estado en el que tenían sus libros, ellos eran (y hasta el día de hoy lo son) muy cuidadosos y ordenados. Pedí mucho a mi papá que por favor los convenza y me regalen el libro, no fue tarea fácil pero finalmente el libro fue mío =).
Poco a poco yo fui armando mi propia biblioteca escolar, con libros nuevos que fui adquiriendo o los que mis familiares me donaban. Ya en secundaria, pasé de los cuentos, a las obras literarias, a los textos de matemáticas, biología, química, historia, etc. La biblioteca se fue llenando también de libros de mis hermanos, libros mucho más modernos y actualizados. También formaron parte de ella, mis novelas que compraba en las ferias de libro de la PUCP o de librerías, o los que me regalaban.
Infelizmente, cuando empecé a trabajar, dejé de tener tiempo para leer y abandoné mi biblioteca. Sí leía pero no con la frecuencia de antes. Los libros digitales fueron ganando terreno y dejé de comprar libros físicos.
En el 2016, decidí donar mis libros, los inventarié y los guardé en cajas, con el fin de llevarlos a la biblioteca de mi colegio. Aún siguen las cajas en mi casa :(. Espero darme el tiempo de poder llevarlas y esos libros den la misma alegría que a mí me dio, a otras niñas que como yo tienen muchas ansias de leer y conocer nuevos mundos 🙂
Querido lector de mi blog, te invito a coger un buen libro cuando tengas un tiempo, busques un sitio cómodo y viajes a través de sus páginas. Para mí lo que es muy enriquecedor, es compartir el hobby de leer con amigos, comentar lo que uno leyó y visitar ferias y librerías.
Este año, me he reconectado con muchas de mis actividades favoritas. Hoy con orgullo puedo decir que me leí 6 novelas en lo que va del año :). Que el 2018 traigan más nuevos libros.
Un abrazo
Pame
p.d. Leer te permitirá tener una buena ortografía y redacción :). ¡Así que a qué esperamos!