Terminada la disputa por el gobierno del Perú, el presidente electo y la candidata perdedora se han saludado con una cortesía que no comparten y que no quieren compartir un considerable número de sus respectivos votantes.
Las personas más serenas y responsables hacen votos para trabajar por la reconciliación y los gestos del presidente Ollanta Humala parecen ir en esa dirección. Lamentablemente la tarea no es fácil. En la campaña han aparecido los demonios interiores de miles de electores. El racismo, el desprecio al otro, al que piensa distinto, el odio a lo que no se conoce, el miedo al pasado, el miedo a perder bolsa y poder, sumados a la cultura de la desconfianza que campea en nuestro país, son obstáculos que complicarán el desempeño del nuevo gobierno.
La mayor parte de las personas con poder y con influencia sobre los medios pertenecen al bando perdedor y sería muy ingenuo suponer que estas personas se rendirán ante un gobierno de izquierda o de centroizquierda y colaborarán con el mejor de los ánimos en la construcción de un nuevo modelo político y económico. Por otro lado, los excluidos, los maltratados, los olvidados y todos aquellos que consideren que ha llegado el momento de la revancha tampoco le darán tregua a un gobierno moderado y al que tildarán de timorato y cacaseno en la medida que no cubra con sus expectativas y con los compromisos ofrecidos.
¿Cómo guiar al país sin ser engullido por Escila o por Caribdis? La historia en el Perú y en muchos países cercanos nos muestra lo difícil de conducir con pericia en un medio lleno de trampas, veneno, necesidades, miseria, corrupción y harta mala leche. A lo largo del período presidencial del 2011 al 2016, con toda seguridad se presentarán situaciones de conflicto en las que resurgirán los rencores y las fobias.
Durante la presidencia de Fujimori, una de las medidas más utilizadas para distraer la atención pública ante situaciones de conflicto, fue la creación de las llamadas cortinas de humo que pasaban desde los casos de imágenes que lloraban sangre hasta temas de la más triste frivolidad con la participación de bataclanas, cómicos y personajes bizarros. Esta práctica parece haber continuado tanto en los períodos de gobierno de Toledo como el de García y no necesariamente por acción directa de los mencionados mandatarios, sino por acción de los diversos grupos de poder a los que les ha convenido despistar la atención de la población hacia temas irrelevantes, pero que suscitan el interés y la discusión en el poblador común y corriente.
La manera de jerarquizar las noticias (agenda setting) que la mayoría de medios de comunicación pusieron al servicio de Alberto Fujimori y que revivió de manera grosera en contra de Gana Perú en las recientes elecciones, ha sido quebrada con la derrota de Keiko Fujimori. ¿Qué hará el gobierno de Ollanta Humala ante esta coyuntura?
Existen varias posibilidades que pasan desde el enfrentamiento visceral y destructivo hasta el acomodo complaciente, con un nuevo, pragmático y cínico pacto en el que el gobierno y los medios de los principales grupos de poder hagan concesiones mutuas, se apoyen a cambio de no hacerse demasiado daño y siempre y cuando la economía y la política no varíen demasiado.
¿Es posible plantear una alternativa de relación entre los medios y el gobierno distinta a lo que la historia contemporánea nos muestra? ¿Cómo crear otros espacios de encuentro, cooperación y discusión, prácticos y fructíferos para el país?
Si el nuevo gobierno toma las banderas de la educación, la ciencia y tecnología, la innovación y el emprendimiento y orienta una nueva jerarquización de noticias en la que los universitarios, los empresarios y el gobierno muestren propuestas y resultados exitosos de actividades conjuntas y en la que estos tres sectores se identifiquen como los constructores de un país con riqueza y con inclusión, en ese caso, con toda seguridad, será posible cambiar para mejor la historia del Perú.
Publicado en el diario “La República” el 17 de junio del 2011
ver en: http://www.larepublica.pe/17-06-2011/una-oportunidad-para-el-nuevo-gobierno
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Cada tres ciclos anuales tenemos la oportunidad de escoger un nuevo gobierno, pero la verdad de todo es que el escoger a nuestros amos, no nos hace menos esclavos. Entiendan eso.
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En un gobierno todos queremos cambios y le echamos la culpa a los gobernantes, pero nosotros los ciudadanos no movemos ni un dedo para mejorar nuestro país. sin importar quien nos gobierne, no habrá mucho cambio a menos que hagamos algo los ciudadanos.
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