Archivo por meses: noviembre 2006

Breve acotación a ciertos nacionalismos y prejuicios

Por motivos de viaje, no he podido colocar nuevas entradas en las semanas pasadas.
En los próximos días colocaré nuevo material.
En esta oportunidad y de manera muy breve, creo que debo dar mi opinión y mi reacción como responsable del blog con respecto a ciertos comentarios en los que hay ataques y respuestas entre hermanos sudamericanos:

1. Toda intervención en la que no haya insultos será mantenida en el blog, ergo, aquellas en las que haya insultos, las eliminaré. Creo que los ataques pueden aceptarse y mejor si tienen sustento, pero los insultos no los acepto en el blog.
2. Es evidente que hay cargas emotivas contenidas entre los habitantes de los distintos países sudamericanos. La lectura profunda de los ataques debe servirnos para construir una mejor sudamérica.
3. Si creemos en los grandes números y en la estadística, en Chile, Perú, Colombia y todos los demás países la materia gris está distribuida de manera similar. Igualmente y en porcentaje hay gente buena y gente mala, gente prepotente y gente sencilla. Pensar que un país tiene más gente abusiva y desgraciada que el propio, es un acto de soberbia, de envidia o de baja autoestima.
4. Es evidente que en Chile, en cifras promedio, están haciendo las cosas muy bien y pueden dar muchos ejemplos dignos de seguir, pero también es cierto que si comparamos a Chile con los países europeos o con varios países asiáticos, todavía les falta muchísimo trecho por recorrer. Si además nos vamos a comparar índices de desigualdad entre ricos y pobres, tampoco tienen muchas lecciones que dar.
5. Ojalá que, basados en nuestro orígenes comunes, en nuestras tradiciones vecinas y en nuestras cercanías fronterizas, nos enfoquemos más a construir una sudamérica y una latinoamérica unida, fuerte y en la que de gusto vivir. »Leer más

Dale la mula al trigo… y no hacemos nada

En la anterior entrada tratábamos lo que los presidentes de los países miembros de la OEA acordaron en 1967. ese mismo año, el profesor brasileño J. Leite Lopes escribía:

“Es cierto que, sólo recientemente, los estadistas y los hombres de negocios de los países desarrollados han tomado conciencia por completo del papel de la ciencia y la tecnología, como fuerzas fundamentales de la expansión económica de sus países. Las dos últimas guerras mundiales, y sobre todo la segunda suministraron ilustraciones históricas que se encargaron de probar, definitivamente, a los dirigentes de dichos países, que los inventos técnicos y los descubrimientos científicos, incluso en las especialidades más abstractas, resultan esenciales para la construcción de una economía fuerte y de un poderío militar proporcionado (Lopes 1970: 44).”

También un trabajo presentado por los argentinos Jorge Sábato y Natalio Botana y titulado La ciencia y la tecnología en el desarrollo de América Latina, fue presentado en Bellagio, Italia, en 1968 en The World Order Models Conference, decían

“1. La superación del subdesarrollo de América Latina resultará de la acción simultánea de diferentes políticas y estrategias. En todo caso, y cualesquiera que sean los caminos elegidos, el acceso a una sociedad moderna –que es uno de los objetivos que se pretenden alcanzar por el desarrollo- supone una acción decisiva en el campo de la investigación científico tecnológica. Lentamente América Latina comienza a adquirir conciencia de esta necesidad y de esta carencia; lentamente y casi a regañadientes: todavía muchos funcionarios creen que la investigación es un lujo para los países desarrollados y muchos empresarios circunscriben su función a adquirir y pagar royalties. Todos aquellos que adoptan esta actitud pasiva, olvidan que la nación que descarte esta tarea corre el peligro de quedar marginada de la historia, ignorando el lenguaje de los países científicamente y técnicamente más avanzados y ostentando los viejos atributos de la soberanía como meros símbolos formales, vigentes, quizá, en un pasado que definitivamente terminó.

2. La investigación científico tecnológica es una poderosa herramienta de transformación de una sociedad. La ciencia y la técnica son dinámicas integrantes de la trama misma del desarrollo; son efecto pero también causa; lo impulsan pero también se realimentan de él (Sábato y Botana 1970: 59).”

¿Qué han hecho nuestros políticos al respecto en los últimos cuarenta años?

Qué pena, no han hecho nada y siguen sin hacer nada.
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