CHINAMERICA: La simbiosis de dos naciones

Van los lúcidos comentarios de Oswaldo de Rivero, aparecidos en el Diario El Comercio de Lima el 8 de julio, sobre la relación simbiotica entre China y USA.

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Por: Oswaldo de Rivero

Las economías de China y Estados Unidos funcionan de modo simbiótico. China produce manufacturas, Estados Unidos, servicios; China tiene superávit, Estados Unidos, déficit; China ahorra, Estados Unidos gasta; China presta, Estados Unidos se endeuda.
En esta relación, China convierte su superávit comercial en dólares para impedir la apreciación del yuan y mantener sus exportaciones baratas. También, para comprar bonos del tesoro americano y así otorgarle crédito a Estados Unidos para que este le siga comprando.
Los profesores Schularick y Ferguson han bautizado, en inglés, esta relación simbiótica, con el nombre de: “Chimerica”. Yo prefiero, para hacerla más grafica en español, llamarla: “Chinamérica”.
“Chinamérica” representa un cuarto de la población del planeta, un tercio del PBI del mundo y es el espacio económico donde se han producido los dos tercios del crecimiento de la economía mundial. Su existencia es entonces vital para la globalización.
Nadie puede negar que “Chinamérica” funciona debido a la explotación de la mano de obra barata china que permite exportaciones competitivas imbatibles y que la China acumule enormes reservas en dólares. Todo lo cual hace posible que, curiosamente, un país con unos 800 millones de pobres le preste al país más rico del mundo.Se especula que “Chinamérica” acabará pronto porque el dólar ha perdido valor y China va a tratar de deshacerse de sus reservas. Esto ha sido recientemente desmentido por China en el G-8. Si hiciera esto el dólar colapsaría y China resultaría la gran perdedora porque este constituye el 70% de sus reservas.
La viabilidad de “Chinamérica” no dependerá de la confianza internacional en el dólar sino de la evolución de la situación interna en China. Hoy, con la crisis, docenas de millones de chinos han perdido su empleo y las exportaciones chinas están en picada y las protestas en alza. Los 800 millones de chinos pobres comienzan a perder la esperanza de tener mayores niveles de vida.
Al lado de esto, los problemas ecológicos se agravan y se van convirtiendo también en protesta social. Más de un cuarto de millón de chinos mueren anualmente por la contaminación del aire. Otros 190 millones se enferman por la contaminación del agua y unas 700 ciudades chinas sufren ya gran escasez de este recurso vital.
Frente a la protesta social el Partido Comunista Chino puede continuar reprimiéndola y también aplacándola con medidas mediocres. Pero si esta comienza a amenazar su poder, no tendrá otra opción, que comenzar a invertir masivamente sus reservas en dólares, para solucionar los graves problemas sociales y ecológicos que sufre el pueblo chino, en vez de invertir y prestarle a Estados Unidos.
Si los dirigentes chinos optan por esto último se termina “Chinamérica” y también el más importante bastión de la globalización.
Hoy, la suerte de la economía global capitalista no depende del vapuleado Wall Street sino de lo que haga el Partido Comunista Chino.
Otra sorpresa de la historia para los que creían conocer su sentido.