TERCERA PARTE

Una vez más, quiero mencionar que estas propuestas están pensadas para las realidades de los distritos de provincia (no Lima), principalmente.

En la primera parte de este artículo, había descrito la problemática de votar por candidatos sin capacidades en gestión pública o voluntad para sacar adelante sus distritos; además, describí el círculo vicioso en el cual caen los electores para elegir a sus autoridades. En la segunda parte, propuse un plan de acción que consta en cuatro puntos con la finalidad de dar a los pobladores “la oportunidad y la posibilidad de vivir en un distrito moderno”.

En esta parte, reforzaré lo mencionado anteriormente y plantearé qué es lo que los pobladores deben buscar en las propuestas electorales de sus candidatos; esto con la intención de frenar el tipo de gestión simplona y empírica que desarrollan los alcaldes.

Como dije en la segunda parte de este artículo, las propuestas electorales “se pierden en el debate porque no son dadas ni escuchadas con seriedad”. Esto es debido a que la gente está cansada de escuchar los mismos discursos de promesas y promesas sin ningún sustento o justificación técnica.

Por ejemplo, desde que los primeros humanos comenzaron a agruparse, ya trataban de hacer algunas recolecciones de datos para saber cuántos son o que cantidad de comida tienen; esto con la intención de aprovisionarse y buscar que alimentos les falta. Luego, las civilizaciones como las de Egipto, Babilonia, Palestina, Roma y China comenzaron a recolectar datos de la población, básicamente para recaudar impuestos y planificar batallas. Por estudios, sabemos que esta técnica era muy practicada por el Imperio Romano, que hacía censos periódicamente para recaudar impuestos, principalmente.

En el Perú, sede del Imperio Incaico, los incas también hacían recuentos de la población, de la ganadería y de los alimentos. Esto les servía, por ejemplo, para hacer una mejor repartición de las tierras para la agricultura. Luego, en el Virreinato, igualmente se recolectaba información de los pobladores y de sus bienes; lo que vendría a ser los primeros censos ‘oficiales’ hechos en el Perú, los cuales servían para el pago de tributos, una vez más.

Actualmente, los censos o recolecciones de datos que se realizan en el Perú y en el mundo sirven, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), para “mejorar el diseño de planes, programas y políticas públicas; mejorar la asignación de recursos; identificar polos de desarrollo económico; identificar poblaciones vulnerables; caracterizar a la fuerza laboral; y establecer perfiles y proyecciones de población”.

En cortas palabras, los censos convierten a la población total en datos estadísticos que revelan, entre otros resultados, con mayor precisión las necesidades reales de la población actual. Estos datos son usados por los analistas y gestores para plantear soluciones reales a esas necesidades encontradas, diseñando propuestas de solución acorde a su importancia.

Lo que quiero decir con esto es que, si queremos que los pobladores logren vivir en un distrito moderno y en condiciones de bienestar, deben tener una posición firme para exigir a sus futuras autoridades (candidatos) a mostrar sus propuestas con fundamentos que se sostengan en datos reales y actualizados.

Por ejemplo, si se muestran propuestas enfocadas a la niñez, los pobladores deben fijarse primero, qué necesidades se quiere atender con la propuesta y qué grupos serían los beneficiados. Luego, deben tener en cuenta si esas propuestas recogen cierta información de la niñez, como cuáles son las edades contempladas, cuál es el segmento o número total de la muestra; además, se debe saber cuántos niños y cuántas niñas hay, cuál es la división por grupos de edades, en qué sectores habitan y en qué condiciones viven, y cuáles son los ingresos económicos de los padres, por lo menos. Esos datos nos darán una rápida lectura para entender las propuestas y nos dirán si es viable o simplemente son otros cuentos electorales más.

Otro ejemplo puede ser la propuesta de la construcción de alguna edificación. En este caso, también es indispensable que se conozca las necesidades a atender; quiénes, cuántos y de qué sectores serán los más favorecidos, qué tipo de actividades se desarrollarán y cuál será el impacto ambiental, por lo menos.

En ambos ejemplos, las propuestas deben decir claramente el grado de importancia que tienen dentro del plan de trabajo. Asimismo, debe mostrar un cronograma tentativo de ejecución (la experiencia nos dice que muy pocas propuestas se realizan, porque desde inicio no hay tiempos de realización).

Para cerrar este primer enfoque, quiero recalcar, continuando la idea de la importancia de la información de la población, que, si los pobladores conocen los pormenores de las propuestas, serán menos propensos al engaño. Los planes de trabajo que recogen información real y actualizada -producto de una evaluación social, técnica y de impacto ambiental- son los que tienen éxito. Los que no tienen sustento terminan siendo elefantes blancos o dinero tirado al agua; o en el mejor de los casos, las obras tienen un uso distinto para las que fueron hechas o simplemente son abandonadas (inclusive antes de concluirse la obra), constituyéndose un peligro para la población.

Finalmente, las comunidades deben saber que son parte importante en la gestión municipal y por tanto les corresponde trabajar de la mano con sus autoridades para ayudar a sacar adelante a su distrito. De no lograrse los objetivos trazados en el primer año por desidia, falta de gestión o mala gestión, se debe tener el temperamento para pedir la revocatoria del alcalde. Eso sería una advertencia para que ningún alcalde quiera hacer de la Municipalidad su club privado.

Siguiente publicación…

Cuarta parte: La información de la población en los planes de gestión

Fuente:

  • Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)

http://www.censos2017.pe/importancia/

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