Realidad y recuerdo

Por Carlos Tovar

Cosa curiosa son los recuerdos de lo que vivimos. Cuando vemos hacia atrás, hurgando por alguna cosa que vivimos, algo que hicimos o alguna conversación que tuvimos, recurrimos a ese baúl de recuerdos que es nuestra memoria. Lo que recordemos, y tal como lo recordemos, será para nosotros lo que pasó. Empero, en este ejercicio de recordar uno puede estar convencido que algo pasó sin que realmente pasara. [Recuerdo que hace cinco años venía teniendo estas reflexiones – o creo haberlas tenido!- cuando vi “Before Sunset”, segunda parte de “Before Sunrise”, film en el cual Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy), los protagonistas, sostenían una conversación respecto a este tema].

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El asunto es que nuestra memoria es falible y por tanto lo que recordemos estará sujeto a nuestra capacidad de retención. Y lo que podamos retener guardará, normalmente, relación con aquello que vivimos con cierta intensidad… Uno puede, por ejemplo, acordarse de una conversación que sostuvo hace años y puede pensar que en esa conversación dijo algo, cuando en realidad sólo pensó en decirlo. La explicación, intuyo, puede ser que vivimos algunos esos pensamientos de forma tan intensa que nos confundimos y pensamos que los dijimos. Tal vez porque fueron algo que quisimos decir pero no nos atrevimos, porque perdimos la ocasión, por la razón que sea. De esa forma, podemos terminar tergiversando nuestro pasado. Ese pasado será para nosotros, no lo que pasó, sino, lo que recordemos que pasó. ¿Y qué hay de lo que olvidamos sin recordar nada en su lugar por más importante que haya sido? Lo que olvidamos que pasó es como si no hubiera pasado, como si no hubiera sido parte de nuestra vida. Por culpa de la imperfección de nuestra memoria, o gracias a ella, podemos olvidar, para mal o bien, cosas que nos pasaron. En otras palabras, estamos supeditados y favorecidos por las limitaciones de nuestra memoria, por los factores que motivan nuestros pensamientos, muchos de los cuales pueden ser absolutamente desconocidos para nosotros y que, no pocas veces, se revelan de una forma inesperada, a través, por ejemplo, de nuestros sueños u otros pensamientos que de pronto nos embargan. Gracias a la capacidad olvidar, sin embargo, podemos vivir y disfrutar mejor el presente. De cierta forma nos oxigenamos. Aunque hay, por ejemplo, personas que recuerdan de manera muy detallada cada aspecto de su vida afectiva, hay también otras que no, que tendemos a olvidar, ya sea por conveniencia o porque forma parte de nuestra naturaleza. Tal vez perdamos inevitablemente parte de nuestra historia, pero en compensación y consuelo, esa pérdida nos ayuda a concentrarnos en el hoy. Total, después de todo, lo más importante de nuestra vida siempre será el hoy y el mañana…

Este post de Carlos me gusto por su simplicidad.

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Comentarios

  1. Azu escribió:

    Carlos que bueno tu post, en lo particular porque ya no recuerdo de que trataba jaja :D… no mentira.
    Tener mala memoria tiene sus ventajas te hace olvidar malos momentos, deudas 🙂 y tus tareas en el día.

  2. renzo-gutierrez Autor escribió:

    Estoy de acuerdo contigo Azu en parte porque me conviene, mi memoria esta cada vez peor! Y si una de las grandes ventajas es olvidar los malos momentos, peor que pena que a veces se lleven también los buenos.

  3. Carlos Tovar escribió:

    Azu, gracias!
    Renzo, si tienes pena que se te olviden tus momentos buenos, usa un diario o escríbelos en tu blog 🙂

  4. Rocio escribió:

    Chicos
    los felicito…. la verdad no sabia q tenian la pasta de escritores 😀
    Saludos!!!!!

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