Muy interesantes reflexiones de Oswaldo de Rivero.
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Por: Oswaldo de Rivero*
Las ciudades de California son las que más crecen en los Estados Unidos y en el mundo industrializado. Durante las pasadas décadas, como resultado de la inmigración y los nacimientos, la población urbana de este estado ha venido aumentando cada año en medio millón. Hoy más del 80% de los californianos vive en áreas metropolitanas que pasan el millón de habitantes.
El rey de esta colosal expansión urbana es el automóvil privado; muchos californianos tienen hasta más de dos autos. El reino del automóvil hace posible extender las ciudades californianas a suburbios cada vez más lejanos del centro, algunos de ellos llegan hoy hasta la frontera con Arizona. Debido al reinado del motor de explosión, el tráfico en las ciudades de California se caracteriza por gigantescos embotellamientos que lanzan hacia la atmósfera toneladas de anhídrido de carbono (CO2) el gas principal que contamina el aire y recalienta la Tierra.
La expansión de las ciudades y sus suburbios sobre el Central Valley de California, un emporio agrícola de casi 1000 kilómetros de longitud, está haciendo desaparecer bajo cemento y asfalto una de las más productivas tierras agrícolas del mundo. Entre 1992-1999 se urbanizó el 24% de la tierra agrícola californiana. La escasez de agua ya está presente en California y si la población sigue creciendo y urbanizándose en perjuicio de la agricultura, la seguridad alimentaria de California, algo que nunca preocupó a los californianos, estará amenazada y con ello la vida productiva de este gran estado norteamericano que está entre las ocho primeras economías del mundo.
Esta colosal expansión urbana ecológicamente insostenible ha causado alarma. Los partidos Demócrata y Republicano están de acuerdo en que existe una amenaza a la calidad de vida y a la prosperidad de California, pero no se ponen de acuerdo sobre los métodos para buscar un modelo alternativo. Al mismo tiempo, miles de organizaciones de la sociedad civil plantean soluciones alternativas, sosteniendo que este modelo ya no es viable por ser financiera y ecológicamente insostenible. Hoy el Estado de California está quebrado, el déficit de su presupuesto es de 62 billones de dólares y su Gobernador, el actor Arnold Schwarzenegger, ha asumido de nuevo su rol de “Terminator” cortando importantes programas sociales que afectan la salud, la educación y la asistencia social del estado.
El gran problema con el modelo California es que no es sólo la forma mas extremista del american way of life, sino que también es el modelo global de la urbanización planetaria. Un paradigma de vida urbana que entusiasma a pobres y ricos. Hoy todo el mundo sueña vivir como un californiano, tener un auto, si se puede dos, comprar una casa nueva con jardín y piscina y vivir en suburbios de moda, y al mismo tiempo, tener cerca un gran centro comercial, pertenecer a un country club y además tener una casa de playa o en el campo para los fines de semana.(1)
El mundo, en mayor o menor grado, se urbaniza hoy rápidamente tratando de imitar este modelo expulsando cada vez más C02 y otros gases que están recalentando al planeta. El año 2010 será histórico para la especie humana, el planeta será por primera vez, desde que comenzó el neolítico, urbanizado. La mitad de sus habitantes vivirán en ciudades y en el año 2025 será hiperurbanizado ya que el 70% de su población vivirá en ciudades, cientos de ellas de más de un millón.
La urbanización más importante se está produciendo en los países subdesarrollados. En ellos, la ciudades también se expanden como en California sobre tierras agrícolas, consumiendo el agua que debería ir a la agricultura, llena de automotores, tráfico, gases CO2 y contaminación. Como los que emigran a las ciudades subdesarrolladas son pobres, las ciudades se extienden, en lugar de urbanizaciones modernas, con slums, pueblos jóvenes, favelas, villas miserias y suburbios muy pobres, a un ritmo mundial de un millón de habitantes por semana, creando así una urbanización muy pobre, caótica y contaminada, llena de desempleo y delincuencia.
En el año 2025, la población de los países subdesarrollados llegará a 6 mil millones y estará viviendo casi toda en ciudades. Toda esta masa humana consumirá millones de litros de agua, toneladas de alimentos y energía, hasta un punto, en que estos recursos vitales se volverán, como ya esta sucediendo, más escasos y caros y entonces se creará un peligroso “Desequilibrio Físico-Social” entre la cantidad de agua, alimentos y energía disponible y la creciente población urbana de los países pobres. (2)
Uno de los mejores ejemplos del Desequilibrio Físico-Social que genera el modelo California entre población, agua, alimentos y energía es la explosiva urbanización de China. La población urbana de China se ha triplicado en los últimos 20 años. El número de las ciudades chinas se ha cuadriplicado, unas 700 nuevas ciudades han surgido, al mismo tiempo que se han extendido las existentes.
Esta colosal expansión urbana ha generado un grave desequilibrio físico-social. Hoy más de 400 ciudades chinas tienen escasez de agua. También, la imitación del modelo California, con el incremento colosal de los automóviles privados, ha creado la mayor contaminación del aire que existe en el mundo. El parque automotor de China ha crecido 130 veces lo cual ha obligado a construir cerca 100 mil kilómetros de autopistas. Si se sigue imitando este modelo y de cada dos chinos uno llega a tener un automóvil, habrán 600 millones de autos en China, más autos que en todo el mundo. Las autopistas, parkings y las estaciones de servicios que requeriría esta colosal cantidad de automóviles consumirían la escasa tierra agrícola que tiene China para producir alimentos y la contaminación volvería las ciudades inhabitables.
Hoy, el mundo tiene muchas culturas pero una sola civilización, la civilización urbana planetaria modelo California, que en mayor o menor grado, está presente en todos los países. Esta civilización urbana ha hecho crisis porque, hasta ahora, por razones éticas, políticas o tecnológicas, es incapaz de resolver dos problemas fundamentales para su viabilidad. Primero, no puede sustituir su energía contaminante que está recalentando peligrosamente el planeta; y segundo, tampoco puede cambiar sus patrones de consumo que lo depredan y lo convierten en un basurero.
Gran parte de los economistas y políticos no comprenden que la actual crisis que aflige al mundo no es solo una grandiosa recesión económica sino una crisis de civilización. Es la crisis del estilo de vida urbano, consumista, dispendioso, ecológicamente insostenible del modelo California, que ha sido mantenido con abundante crédito, enormes deudas y déficit. Todo lo cual ha terminado por acelerar el recalentamiento del planeta y causar una recesión global.
Creyendo que el problema es solo económico, los políticos que vivían predicando con fervor el pensamiento único neoliberal han tirado al tacho a Adam Smith y se han vuelto keynesianos. Se empeñan así en lanzar programas de reactivación. Quieren repetir la cura de la crisis de 1929, estimulando de nuevo la demanda, que no es otra cosa, que reactivar los patrones de consumo insostenibles e infinanciables del modelo California.
Los reactivadores no perciben que seguir a Sir John Maynard Keynes en el siglo XXI es peligroso, porque este distinguido economista nunca se imaginó que habría sociedades opulentas de consumo que lanzarían gases que terminarían por recalentar la tierra y comenzar a derretir los polos y los glaciales del mundo y crear así un aumento peligroso de las mareas, unido a una colosal escasez de agua en el mundo. Pocos se dan cuenta, que esta crisis es diferente, que nuestro planeta, con el recalentamiento constante de su clima nos advierte no reactivar patrones de consumo insostenibles, producidos por energías efecto invernadero (carbón, petróleo y gas), so pena de ser castigados mas tarde con grandes calamidades. El planeta ha entrado como actor y la crisis tiene ahora una dimensión ecológica que no tenía la de 1929. Hoy para saber a donde va nuestra civilización se necesita conocer más ecología que economía.
En el siglo XXI, ya no se puede replicar globalmente el sueño americano porque la Tierra, la diosa Gaia como la llamaban los griegos, ha declarado insostenible el modelo urbano global de gran consumo y desperdicios, envuelto en gases efecto invernadero, que ha sido fomentado por el crédito fácil y la especulación financiera hasta la insolvencia global.
Hoy, es muy común escuchar un discurso que recurre con facilidad al concepto de “desarrollo sostenible” como la panacea para salir de esta crisis de civilización. La verdad es que cuando se propone el desarrollo sostenible se está usando un oximorón porque el desarrollo no puede ser sostenible. Simplemente porque hoy no existe una sola energía renovable, ni una combinación de todas éstas, que puedan reemplazar los 90 millones diarios de barriles de petróleo que se necesitan para generar los 320 billones de kilovatios hora (kWh) para producir los 58 trillones de bienes y servicios de la economía global.
Hoy más del 75% de la energía usada globalmente es petróleo, carbón y gas. Nuestra civilización está muy lejos de poder vivir todavía sin estas energías contaminantes porque las energías renovables que podrían remplazarlas y hacer el desarrollo sostenible no están a la vuelta de la esquina
Las energías renovables solo son el 7% de la energía total consumida en el mundo. La energía solar y eólica que está en pleno desarrollo tiene el problema principal de su costo y de su almacenamiento para los días que no hay sol, ni viento. La otra energía renovable en desarrollo, la biomasa para producir etanol, tiene el problema político de usar grandes extensiones de tierra agrícola y agua en un momento en que existe una creciente demanda de alimentos y agua como consecuencia de la imparable urbanización planetaria.
La única energía renovable totalmente limpia y perpetua que podría reemplazar al petróleo y al carbón sería la energía de fusión de hidrógeno. Lograr esta energía sería como encontrar el Santo Grial de las energías limpias y duraderas, seria como producir en reactores en la Tierra, la energía del Sol, y sin peligro de radioactividad. La energía de fusión es todavía un proyecto que necesita mucha investigación y desarrollo y billones de dólares. Los expertos creen que tiene para unos 20 años más de investigación. (3)
En todo caso, para salir de la crisis en que ha entrado nuestra civilización es urgente seguir desarrollando más eficaces y baratas energías renovables no solamente para detener el recalentamiento del planeta sino porque el petróleo, que es lo que mueve la economía global, no es eterno. Según estudios y opiniones de calificados expertos petroleros las reservas mundiales de petróleo se están agotando, su producción habría llegado ya a su “peak” (al máximo) y dentro de 15 años comenzaría inexorablemente a declinar. (4)
Sin embargo, no es suficiente cambiar el patrón de energía para superar la crisis de nuestra civilización sino también es necesario cambiar los patrones de consumo que están contaminando las ciudades, los océanos, los ríos, destruyendo la biodiversidad, deforestando y convirtiendo al planeta en un gran basurero. ¿Que pasaría si los casi 6 mil billones de habitantes de los países pobres consumieran como los californianos, que consumen 32 veces mas que el promedio de todos los países subdesarrollados? Según el Profesor Jared Diamond esto equivaldría a que el mundo tuviera una población de 72 billones de habitantes, algo que la Tierra no podría sostener. Tendríamos que comprarnos un planeta adicional, o tal vez dos.
Si bien, todos los científicos esta de acuerdo que nuestros patrones de consumo deben cambiar, ninguno tiene la formula mágica y esto se debe a que el cambio de nuestro consumo implica sobre todo un cambio ético. Necesitamos un renacimiento ético que cambie nuestra relación hostil con Gaia, y esto no es nada fácil. No se hace de la noche a la mañana. En todo caso, la historia nos enseña que el homo sapiens solo cambia y se adapta, más que por virtud, por temor o sufrimiento ante las grandes amenazas y tragedias que ponen en peligro su existencia y esto puede pasar ante las frecuentes catástrofes ecológicas que producirá la revancha de Gaia. (5)
En el año 2050, el planeta tendrá 10 mil millones de habitantes, casi todos viviendo en ciudades. Si para esa fecha, no hemos cambiado el patrón de energía ni nuestros patrones de consumo, el planeta será muy hostil con la especie humana. En todo caso, si no nos adaptamos y nuestra especie algún día desaparece, cosmológicamente no pasará nada, la Tierra seguirá dando vueltas alrededor del Sol con varios millones de otras especies animales y plantas que sobrevivirán al hombre, porque esta no es una crisis del planeta sino de nosotros. ♦
REFERENCIAS
(1) Oswaldo de Rivero El Mito del Desarrollo. Págs. 233-240, Fondo de Cultura Económica. Lima, Perú. 2006.
(2) Ibíd. Págs. 259-297.
(3) National Geographic, agosto 2005
(4) Ibíd. Junio 2008
(5) James Lovelock, The Revenge of Gaia. Basic Books. UK 2006.
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