Un pequeño, pero interesante, artículo de Óscar Ugarteche (destacado economista, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM), sobre el desarrollo, publicado en el Diario El Comercio de Lima, el 15.08.2009.
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Por: Óscar Ugarteche Economista*
El objeto del desarrollo es brindarle a los ciudadanos empleo de calidad y condiciones de vida digna. Este concepto fue introducido en los años 40 por el programa Punto IV de cooperación “para el desarrollo” de Estados Unidos como parte de su lucha contra la insurgencia comunista de la posguerra y fue tomado como elemento esencial en la entonces literatura sobre desarrollo económico que estaba emergiendo .
La madre de este concepto es la conversión productiva de las economías primario exportadoras a transformativas en esencia, porque la productividad del sector primario exportador es baja y su capacidad de absorción de empleo, limitada. De esta forma, en abstracto, ni se generaban los empleos ni los salarios dignos.
A partir de esta premisa, los economistas (luego llamados “estructuralistas”, porque encontraban rigideces estructurales en las economías y sociedades latinoamericanas), comenzaron a pensar el desarrollo como industrialización por sustitución de importaciones. Esta es la escuela latinoamericana de pensamiento económico cuya cabeza más visible fue Raúl Prebisch, fundador de la Cepal (1).
Desde el punto de vista social, la lógica era que el salario digno llevaría al desarrollo de un mercado interno y generaría mejores condiciones de vida de manera creciente para toda la población. Se haría más denso el aparato productivo en la medida en que se iba transformando y al complejizarse el nivel general de productividad aumentaría llevando a un mejor nivel de vida. El objeto de la transformación era la mejora del nivel y las condiciones de vida.
La visión del desarrollo se enmarcaba dentro del concepto de progreso definido en el siglo XVIII como la transformación de la naturaleza por el hombre. Esa visión de desarrollo tenía como motor el mercado interno, alimentado mediante las mejoras en los niveles de vida de la población. Sin duda, la Alianza para el Progreso del presidente John F. Kennedy fue el marco para el desarrollo del pensamiento estructuralista en los años 60. Era desarrollo sin comunismo ante una Cuba que se presentaba entonces victoriosa y como modelo al mundo con ejemplares programas de salud, educación y deportes y entonces un nivel de vida muy alto.
(1) Raúl Prebisch, Cepal, Estudio Económico de América Latina, 1949, Santiago de Chile. Hay que recordar que en 1948, cuando se decidió abrir comisiones económicas regionales de las Naciones Unidas en todo el mundo, se le pidió al Perú que fuera sede, pero declinó. El modelo primario exportador estaba en auge en ese momento.
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