Estimados blogueros:
A continuación una interesante entrevista a Benedict Anderson, aparecida en Punto Edu, esta semana.
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Por: Ricardo Reátegui
Uno de los teóricos más importantes de este siglo vino a Lima para recibir el Doctorado Honoris Causa de manos del Dr. Marcial Rubio. Benedict Anderson (China, 1936) es autor de Comunidades Imaginadas uno de los libros fundacionales de los estudios culturales. Amante de los viajes y de la buena comida, conversó con PuntoEdu mientras compartimos un piqueo criollo. Ordenamos el plato y, mientras esperábamos, empezamos con esta entrevista…
En los últimos veinte años, el mundo ha tenido cambios radicales, desde la caída del muro de
Berlín hasta la crisis actual del capitalismo. ¿Cómo pueden las naciones establecer sus identidades en un mundo cambiante?
No es fácil cambiar las identidades, pues estas suelen ser muy fuertes. El problema hoy en día es el de la inmigración y si las naciones pueden integrar a las comunidades migrantes. Se pueden movilizar mercancías con mucha facilidad y rapidez; pero no a las personas. La solución es saber si estas pueden ser integradas a la nación.
Se les dice a los migrantes: “Si quieren ser musulmanes, séanlo, pero háganlo por allá”. De alguna manera, el sistema crea guetos, la gente que nace ahí habla inglés o francés como primera lengua, pero no pueden huir de estos guetos.
El sistema global dice que vivimos en un mundo globalizado, pero probablemente se están reduciendo los lugares en los que podemos mostrar nuestras identidades. ¿Cómo lo ve?
La gente tiene una idea equivocada de lo que es la identidad. Se habla de ella como si estuviera adentro tuyo, pero no lo está. La identidad es la respuesta que das cuando alguien te
pregunta quién eres. Entonces, miras quién pregunta, por qué lo hace, dónde y cuándo. Es una respuesta estratégica a una pregunta, por eso puedes tener varias identidades.
¿Qué hay de los nacionalismos en este mundo que se proclama globalizado?
Las estadísticas muestran que un gran porcentaje de los correos electrónicos que se envían en el mundo, se envían a personas del mismo país y en el mismo idioma. Entonces, si bien es posible comunicarse con personas de todo el mundo, realmente la mayor parte de la gente no lo hace, y se mantiene dentro de su círculo: el mundo puede estar técnicamente globalizado, pero cultural y políticamente no lo está. No creo que exista ninguna evidencia realmente fuerte que sugiera que la globalización está cambiando el mundo, excepto en el caso de los migrantes.
Ha llegado nuestra comida. La conversación se detiene y empezamos a picar. Hemos pedido varios platos de comida criolla y Anderson está especialmente interesado en probar yuca. Es su primera vez.
Los peruanos estamos especialmente orgullosos de nuestra comida. La nueva manera de crear identidad es a partir de ella.
Mi hermano visitó Lima y dice que, cuando estás acá, tienes que hacer dos cosas: primero, recordar que esta es la mejor comida del mundo; y segundo, no olvidar comprar un DVD.
En un mundo globalizado, el nacionalismo es visto como algo del pasado. Ahora todo el mundo está unificado. El mandato es abrir tus fronteras y dejar que el capitalismo haga su trabajo.
Mi idea sobre el nacionalismo es que se trata del futuro más que del pasado. El nacionalismo tiene que ver con adónde vamos; es tener un futuro común. La idea del nacionalismo es siempre, de alguna manera, emancipadora. Se trata de una idea de identidad, de lo que implica ser el miembro de una nación, y algunas cosas serán negadas y otras permitidas. El capitalismo, por ejemplo, ha estado en el mundo por cerca de 400 años y no hizo nada por el estatus de las mujeres; el nacionalismo sí. ¿Por qué? Porque ellas eran americanas y era intolerable que sean tratadas así.
Al final obtienen lo que quieren no porque sean mujeres, sino porque son parte de la nación (lo mismo que los negros y los gays). El nacionalismo es más confiable que los derechos humanos, que pueden ser explotados por extranjeros: “Venimos a defender los derechos humanos en tu país”, e invaden.
Pero si cambian los derechos de los miembros de una nación, los cambios son más durables porque no son una intervención externa. Las cosas no pueden ser reversibles, es imposible.
¿Necesitamos un enemigo común para construir comunidad?
No puedes hacer política sin enemigos. La política se basa en el conflicto. No todo nacionalismo necesita enemigos, pero sí cada acto político.
¿Qué opina del marxismo? ¿Es una buena perspectiva para mirar el mundo, todavía?
Sí, pero no es suficiente; hay muchas cosas que el marxismo tiene que pensar de nuevo, una de las cuales es, por supuesto, el nacionalismo. Marx no debería ser tratado como una biblia: no es una religión. Tiene una forma de pensar, una forma de cambiar las cosas que está totalmente bien, pero uno tiene que pensar cuáles son las que son importantes y en cuáles ya no está actualizado.
¿Cuál cree que será su principal contribución a la academia?
Tuve suerte de nacer y vivir lo suficiente para ver todo el proceso que fue desde la guerra en Europa hasta la Guerra Fría y adelante. Algunas de las cosas que publiqué en los días de Comunidades Imaginadas ya pasaron.
La idea es proponer mucha literatura, tecnología, capitalismo, sociología, política, antropología en un esfuerzo para combatir a lo que la academia se ha acostumbrado a decir: el hecho de que cada uno se especializa en algo muy profundamente y nadie sabe nada del otro. Los historiadores no entienden de antropología, el antropólogo no entiende de economía. Se piensa que al ser un libro académico no debería tener bromas, pero me gusta hacer bromas, puse cosas chistosas en el libro porque creo que es una buena manera de contar las cosas, ¿por qué no?
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