Estimados blogueros:
Interesante artíulo de Oswaldo de Rivero, Diplomático e intelectual peruano, aparecido en el Diario El Comercio del 23.02.2011.
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Por: Oswaldo de Rivero
Desde el año 2007 se intensifican las protestas y las rebeliones populares por el alza de los precios de los alimentos en África, Asia y América Latina. Y hasta tal punto, que la reciente alza fue el fulminante de las revoluciones en Túnez y Egipto.
Como dije en mi obra “El mito del desarrollo”, la falta de seguridad alimentaria, es decir la falta de acceso seguro a los alimentos, se convierte en un peligroso factor de inestabilidad nacional.
Después del 2005, los precios reales de los alimentos han subido un 75% y son históricamente los más altos desde que el índice de precios de los alimentos fuera creado por “The Economist” en 1845. Según la FAO, el número de las personas que sufren hambre se ha incrementado en 140 millones y hoy pasa los mil millones.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que preside el G-20, ha responsabilizado del alza a los especuladores financieros y ha prometido movilizar al grupo para luchar contra ellos. Sin duda, la especulación ha influido y también la dedicación de muchas cosechas para producir agro-combustibles para automotores. Sin embargo, estos dos hechos, no son las causas principales.
El alza constante de estos precios obedece principalmente al imparable crecimiento de la población urbana mundial y al cambio climático. Dos problemas planetarios muy difíciles de enfrentar, porque el mundo carece hoy de una gobernabilidad ecológica.
La población urbana en el mundo crece cada día en unos 150 mil habitantes. Este megacrecimiento está destruyendo y degradando las tierras agrícolas y, sobre todo, succionando el agua que debería ir para producir alimentos.
Dentro de este contexto, las colosales importaciones de alimentos de China e India, dos países que se urbanizan masivamente y tienen sus tierras agrícolas degradadas, son hoy un factor importante que contribuye al alza de los precios.
Por otro lado, el cambio climático ha enloquecido el ciclo hidrológico de la Tierra produciendo fenómenos climatológicos extremos como devastadoras lluvias torrenciales, enormes inundaciones, persistentes sequías, megaincendios forestales, huracanes y ciclones que destruyen cosechas, crean escasez y aumento de los precios.
Según el Carnegie Institute, el rendimiento agrícola de los cereales, que ya está estancado, va a ser, además, afectado por el cambio climático, lo que hace que los precios aumenten aun más para los importadores netos como el Perú.
Entramos así en una era en la que tener seguridad alimentaria es indispensable para tener estabilidad política. Si el próximo gobierno no quiere sufrir un tsunami de protestas populares, debe tener conciencia de que el Perú es uno de los 54 países con un consumo per cápita menor en calorías en el mundo, y que ya es hora de establecer un sistema de seguridad alimentaria nacional.
Si no se hace esto, el país se precipitará dentro de un proceso de inestabilidad, debido a la creciente asimetría que surgirá entre los precios altos de los alimentos y los modestos ingresos de una población urbana, que no cesa de crecer.
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