Estimados blogeros:
En la agenda noticiosa de la semana que acaba estuvo en primer lugar el tema de la actividad del ciudadano peruano (suboficial de la FAP) que había participado de un proceso de extracción de información clasificada vinculada a la defensa nacional, dirigido por altos funcionarios del Estado chileno.
Las opiniones de políticos y periodistas se habrían centrado -con horozas excepciones- en la canallada de Chile de espiarnos, lo que parecería no sólo de mal gusto sino también una ignomina para la patria y, además, un aviso de una futura acción belica contra el Perú con miras a apropiarse del agua o del gas.
Yo no comparto esa visión, porque pone el énfasis donde no debe ponerse. Efectivamente, suena razonable que un país espie las actuaciones de otros, especialmente los que tienen que ver con su estabilidad regional, suena también razonable que existan ciudadanos del país espiado que se presten a esa actuación, especialmente por el decilve cada ve mayor de la creencia ciudadana en conceptos como nación, patría y colectividad, aunque ello no resulta justificable. De hecho, la situación debería ponernos a pensar que es lo que debemos hacer para que cuando lleguemos al Bicentenario de nuestra independencia podamos haber conseguido mayor solidez entre nuestra población y mayor compenetración en un proyecto de ciudadanía plena en el Perú.
Lo que si llama la atención seriamente es la falta de control y previsión de nuestro Estado para afrontar una amenaza de espionaje de otros países. Lo ocurrido muestra una vez más que nuestro Estado esta muy deibilitado y, además, que la clase política no esta a la altura de dirigir un proyecto nacional adecuado. Sin duda, tenemos que seguir promoviendo otro tipo de políticos y cuanto menos algunos Estadistas. ¿No creen que nos lo merecemos?
LDR
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