ANTROS
La gente “de bien” no va a los antros, pero para aquellos a quienes les urge un poquito de diversión y el bolsillo no les sonríe, tienen una media luz al final del túnel. En los resquicios de ésta ciudad prosperan los antros para la clase media dominante donde la chancha se manifiesta para proveerse del caliente medio tibio o cualquier otro estimulante en litros. Y estos antros, sin acepciones, que significarían cuevas o sótanos, en realidad no lo son. #La mali, #La china, #Don Gepetto, #El tío Martín; etc, de lógica impresión, no tienen nada que ver con ningún hoyo indecente. He celebrado y salido de ahí indemne, pero menos suerte corren otros que van a lugares fichos y terminan esquilmados, incluso asaltados.
Asaltos a mano armada, es lo que se llamaría al ver a tres homínidos con porras golpear a un muchacho ebrio saliendo de una discoteca sonada de la ciudad. Estos cavernarios, contratados como “seguridad” y envestidos con el chaleco de tal nombre, golpean – en jauría – a cualquier ebrio que ruegue por una copa más. Asaltos con alevosía, sería la otra figura donde en contubernio con los “taxichoros” empaquetan a los clientes más agotados y los embarcan hacia el atraco (tomen nota).
Entonces, ¿quiénes son estos maleantes? y ¿quiénes son los analfabetos que los contratan? ¿A cuál de éstos lugares nocturnos podemos llamar categóricamente “ANTROS”? y ¿a cuál de todos se debe clausurar? ¿Habrá – realmente – un lugar exclusivo donde estés a salvo?
Espero que aquel quimérico boulevard que tienen en mente construir, nos pueda mejorar la perspectiva de una ciudad que pide afiebradamente: “seguridad”.
@tayiel