AMOR, VENTURA Y FELICIDAD

Esas son las palabras cliché que recibimos todos en éstas fiestas. En la Navidad y la obertura de un nuevo año abrazamos con desdén y decimos lo que se acostumbra decir. Reflexionemos sobre éstas tres intenciones:

Feliz, del latín felix, que significa fecundo, fértil o feraz. No es un sustantivo sino un adjetivo para todo aquel que sea productivo (o fecundo) que aporte al bienestar de la humanidad. Lamentablemente, se designa por error a un vano estado exaltación o fantasía de momentos gratificantes. El caso es que son pocas las personas que hacen su vida fecunda, que aportan por lo menos en algo a la mejoría de nuestros semejantes y sólo buscan su “felicidad” esclavizándose en todo aquello que consigue destruir a los hombres.

Ventura, del latín beatus (beato). Es un adjetivo que significa colmado de bienes o rico. Pero esta riqueza, como ya deben sospechar, para el latin cristiano significa bienaventurado, no es una riqueza pagana; es una riqueza moral, una beatificación (santificación) donde nuestras mejores prendas son las prendas del alma y la adquisición de sabiduría para nuestro propio bien.

En cuanto al amor, viene del mismo latín amor. Sobre el amor sólo cabe mencionar que Dios no ha sido equitativo con todos. Algunos más y otros menos, tienen potencial para ser amadores. Esta mala distribución de corazones la sentimos todos los días en sociedad: Para algunos el amor es sólo posesión, para otros una caricatura cordiforme, para otros es emoción que gesta un poema; y algunos, simplemente, no quieren amar.

Ahora sí – y entendiéndolo mejor – he desearles a todos “Amor, Ventura y Felicidad”

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