Los incas rebeldes de Vilcabamba. Primera parte

Introducción

Los incas de Vilcabamba fueron los cuatro monarcas sucesores a Atahualpa que heredaron el poder luego de la caída del inca en manos de las huestes españolas en Cajamarca en 1532. Estos se reconocían como legítimos sucesores de Huayna Cápac y formaron la resistencia de la élite cuzqueña contra el desmantelamiento del Imperio inca por parte de los invasores españoles y sus aliados indígenas. Estos incas gobernaron un reducido, pero influyente estado incaico llamado por los investigadores y cronistas como el Imperio Neo inca de Vilcabamba entre 1537 y 1572. Este comprendía el actual departamento peruano de Cuzco. Al ser cuatro gobiernos sucesivos, las relaciones que establecieron con los conquistadores y sus enemigos fueron distintas: en algunos casos de conflicto abierto y, en otras, de negociaciones políticas. Pero ¿quiénes fueron los incas de Vilcabamba?, ¿cómo fue la resistencia que impusieron?, ¿se les puede considerar incas legítimos?, ¿cómo actuaron los españoles antes su resistencia? Responderemos estas preguntas en el siguiente informe.

Resumen

Los incas de Vilcabamba fueron los cuatro monarcas sucesores de Atahualpa que heredaron el poder luego de la caída del inca en manos de las huestes españolas en Cajamarca en 1532.

-Estos se reconocían como legítimos sucesores de Huayna Cápac y formaron la resistencia de la élite cuzqueña contra el desmantelamiento del Imperio inca por parte de los invasores españoles y sus aliados indígenas.

-La situación política de los Andes en el momento posterior a la caída de Atahualpa era complicada: la milicia de Atahualpa estaba dispersa por  el Imperio, había una clara oposición de pueblos andinos al régimen inca  e interés español por hacerse de las riquezas del Tawantinsuyo.

-Los españoles se vieron en la necesidad de mantener la institución imperial inca para “ordenar” la situación que habían generado y legitimar con ello su presencia en los Andes centrales.

-Bajo estas condiciones, nombraron como Sapa Inca provisorio a un hermano de Atahualpa, el joven Túpac Huallpa, llamado por los españoles como Toparpa. Al asumir este cargo, Toparpa se puso al servicio del rey Carlos I de España. El mandato de Toparpa duró solo tres meses ya que murió en 1533.

-Luego de este inca provisional, toman el poder los incas de Vilcabamba: Manco Inca, Sayri Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru.  Los cuatro gobiernos cubren cuarenta años de lucha por la hegemonía del área andina frente a los españoles. En algunos casos, esta relación es militar y en otra política.

 

  • Importancia histórica

Se suele considerar que la muerte de Atahualpa trajo consigo el desmantelamiento  inmediato del sistema incaico. Esta imagen es falsa, ya que hubo relaciones entre los españoles y otras etnias en un enfrentamiento abierto contra los incas remanentes. Estas luchas tienen lugar por cerca de 35 años y no fueron sencillas. En primer lugar, los invasores españoles establecieron vínculos militares y de logística con los pueblos andinos opuestos, en primera instancia, al régimen inca y, en un segundo momento, al gobierno de Atahualpa. En el primer caso, resalta el apoyo de los huancas, etnia propia de la zona de Junín, como fuertes opositores al régimen inca. En el segundo caso, las etnias norteñas, rivales de Huayna Cápac primero y luego de Atahualpa, prestaron apoyo a los españoles para luchar contra sus antiguos rivales. Sin embargo, el grupo que más vínculos tuvo que establecer con los españoles fueron los propios incas y las élites que aguardaban su momento para suceder el poder de los incas caídos en la guerra civil primero y, luego, en victoria española sobre Atahualpa en Cajamarca. Estas élites tuvieron diversas reuniones con los españoles y acordaron poner a un inca con el fin de mantener el sistema de poder, pero gobernado en la sombra por los intereses españoles. Es así que primero, y de manera improvisada, ponen a Túpac Huallpa y, luego, ya de manera oficial, a Manco Inca, el denominado primer inca de Vilcabamba. Sin embargo, las relaciones con este inca se torna complicada una vez se descubren los deseos de riqueza de los españoles.

Como se puede apreciar, lo que siguió a los hechos de Cajamarca fueron cuarenta años de luchas constantes y de vínculos políticos para consolidar la conquista de forma completa. Mas no es posible pensar, como suele narrar la historia clásica, que la muerte de Atahualpa representó el fin de la Conquista: fue más bien el inició de la misma, en sentido estricto.

  1. Antecedentes del Imperio neo Inca

La situación política de los Andes en el momento posterior a la caída de Atahualpa era inusualmente complicada y, hasta hoy, difícil de explicar. Para nuestra exposición será importante tomar en cuenta tres de los factores que la integraban: la milicia de Atahualpa dispersa en el Imperio, una clara oposición de pueblos andinos al régimen inca y el interés español por hacerse de las riquezas que ya habían conocido en el trato con el inca caído en Cajamarca. Revisemos cada unos de estos aspectos.

 

2.1Guerra Civil: situación del Tawantinsuyo y de sus pueblos

En primer lugar, luego de la guerra civil y de la llegada de los españoles a Cajamarca, tres ejércitos incas del bando de Atahualpa estaban repartidos en diferentes regiones del imperio. Estos contingentes militares estaban dirigidos por los reputados generales Rumiñahui, Calcuchímac y Quizquiz. Aunque, por sus antiguas victorias, su alta capacidad militar y por sus acciones violentas en batalla, eran repudiados por las poblaciones andinas que los habían enfrentado anteriormente.

En segundo lugar, tras la ejecución de Atahualpa en Cajamarca, diversos representantes de varias naciones andinas se reunieron con Francisco Pizarro para ofrecerle su apoyo contra el Imperio Inca. Así, rebeldes de la etnia Cañaris, procedentes del Ecuador y la Confederación Huanca, procedentes de la sierra central del Perú, reafirmaron su independencia de los incas. Ambas etnias se habían enfrentado en diferentes revueltas en el pasado contra los incas. Además, dichas naciones estaban especialmente enfrentadas al bando de Atahualpa por las acciones violentas contra sus poblaciones durante la guerra civil inca.

En tercer lugar, el objetivo de los conquistadores españoles era llegar a Cuzco para apoderarse de las riquezas que ahí había. Pero en Cuzco estaban Quizquiz con su facción del ejército inca y no podían llegar sin un cuerpo militar importante. Así, Huancas, Cañaris y Chachapoyas les dieron su apoyo, pero necesitaban legitimidad tanto política como religiosa por parte del aparato andino. Esto es, defender a un regente validado por las autoridades andinas y cuzqueñas. En el mejor de los casos, que sea alguien a quien le correspondiera el poder en términos de sucesión. Pero a su vez, alguien a quien las autoridades religiosas también validen. Este último es un requisito central porque garantiza, mediante oráculos y vaticinios, su buen gobierno posterior.

En relación con estos hechos, los españoles se vieron en la necesidad de mantener la institución imperial inca para “ordenar” la situación que habían generado y legitimar con ello su presencia en los Andes centrales.

En este primer aspecto,  todos los cronistas hablan de la sensación de miedo de los conquistadores en ese momento. Eran conscientes del riesgo que corrían al ser un número reducido frente a las diversas etnias andinas. Es más, esta sensación no desaparece hasta muchos años después. La evidencia de esto reside en que los españoles fundaron la ciudad capital, Lima, con salida al mar por miedo a un levantamiento y para tener una vía de fuga sencilla.

Bajo estas condiciones nombraron como Sapa Inca provisorio a un hermano de Atahualpa, el joven Túpac Huallpa, llamado por los españoles como Toparpa. Al asumir este cargo, Toparpa se puso al servicio del rey Carlos I de España. Poco tiempo después, durante la marcha que Pizarro, sus hombres y sus nuevos aliados andinos, entre los que se encontraban los Chachapoyas, Huancas y Cañaris, emprendieron desde Cajamarca a Cuzco,  Torpapa cae envenenado. Se culpó a Chalcuchímac de esta muerte, pero es una situación un tanto sospechosa porque este general estaba atrapado y encadenado. En realidad, Toparpa, ante las crecientes exigencias españolas, se puso en contra de Pizarro: el inca había descubierto las intenciones de enriquecimiento de los españoles. Por ello, Chalcuchímac fue culpado de su muerte por Pizarro, y es condenado y sentenciado a muerte más adelante. El mandato de Toparpa duró solo tres meses muriendo en 1533. Luego de esta situación, comienza oficialmente los nombramientos de inca de esta época denominada Neo inca.

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