Ciudades en la Amazonía: las antiguas ciudadelas Upano

Introducción

Una antigua crónica atestigua los desencuentros que tuvieron los incas cuzqueños con los habitantes de la selva. Al parecer, los señores andinos, buscando entablar redes políticas y de comercio con las élites de las etnias amazónicas, presentaron obsequios, mujeres y una ceremonia propia de su grandeza. Sin embargo, parece que las etnias encontradas no entendían de estas jerarquías ni de vínculos políticos de sangre y parentesco. El trato, sencillamente, no se dio y los incas se llevaron una imagen bastante disminuida de los amazónico: fueron vistos como habitantes salvajes, dados a la diversión y sin organizaciones claras.

Es importante señalar, a su vez, que el narrador de esta historia fue un español y veía en los incas del relato un afán civilizador, muy similar al que se le atribuía a los españoles al llegar a América. Sea como sea, y con el añadido occidental del cronista de por medio, la imagen de los amazónicos que establecieron los incas en ese momento es la que se mantuvo y extendió a lo largo de los límites ecológicos y temporales de estos pueblos quizá hasta nuestros días. Sumado, además, como se desprende del relato, a su falta de arquitectura y su carácter de pueblo aislado, teníamos la imagen de un pueblo, por decirlo menos, salvaje. Sin embargo, en los últimos años y a raíz de nuevas investigaciones, y sin duda, desde nuevas perspectivas sobre las dinámicas sociales, dichos prejuicios han empezado a caer. En este texto atenderemos a uno de los más reciente e importantes descubrimientos realizados por la arqueología de mano de la tecnología: las ciudadelas Upano. Y con ello, buscaremos poner en cuestión, principalmente, lo que envuelve a los prejuicios antes mencionados.

Resumen

-El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional de científicos. Ellos encontraron una extensa red de ciudades antiguas de hace 2.500 años, ocultas en la densa selva amazónica.

-Entre las ciudades había, intercalados, campos de cultivo rectangulares, y en las laderas que las rodeaban, terrazas donde se plantaban cultivos como el maíz, la yuca y el camote.

-El Lidar, el método de teledetección por láser utilizado en este descubrimiento, permitió a los investigadores visualizar más de 6.000 montículos y plataformas de tierra.

-Las primeras plataformas, proyectan los científicos, fueron construidas entre 500 años antes de nuestra era y unos 300 o 600 años después, coincidiendo con la época del Imperio romano. Asimismo, con el fin de la cultura Chavín en Perú.

-Aunque aún se está investigando, se cree que estas ciudades pertenecían a una cultura indígena avanzada que habitó la región antes de la llegada de los europeos. Pero no se conoce con certeza a cuál.

-Los arqueólogos y expertos continúan investigando las ciudades Upano para determinar su extensión, función exacta y relación con otras culturas de la Amazonía. Esto incluye excavaciones, estudios de cerámica, análisis de restos humanos y otros artefactos encontrados en el área.

-Este descubrimiento desafía la percepción occidental tradicional de las civilizaciones amazónicas, y muestra que la región no solo albergaba a cazadores-recolectores, sino también a poblaciones urbanas complejas.

-Rostain insta a reconsiderar las opiniones despectivas sobre la Amazonía y a reconocer su rica historia y diversidad cultural a partir de hallazgos como este, a parte de valorar dinámicas distintas vistas a las propuestas por los pueblos europeos.

 

El descubrimiento

El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional de científicos. Ellos encontraron una extensa red de ciudades antiguas, de hace 2.500 años, ocultas en la densa selva amazónica. Estas ciudades, al parecer pobladas densamente en su momento, pertenecían a una civilización agraria aún desconocida, según un reciente estudio publicado en la revista Science

El arqueólogo francés Stéphen Rostain, director de investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), detectó las primeras pistas de esta civilización, denominada “Upano”, hace 25 años. Luego, en 2015, una compañía contratada por el Gobierno de Ecuador utilizó tecnología Lidar para revelar la magnitud del asentamiento a través del entramado forestal. Este es un tipo de tecnología de teledetección láser para medir distancias y generar mapas topográficos altamente detallados.

El artículo señala que “los principales núcleos ceremoniales, con plataformas monumentales, plazas y calzadas, son comparables en tamaño a los de otras grandes culturas del pasado, como la mexicana de Teotihuacán o la egipcia de la meseta de Giza”. Esto apunta a que no solo se trata del entramado urbanístico más antiguo encontrado hasta ahora en dicha zona, sino también del más grande y organizado de la región. “La característica más notable del paisaje”, dice el artículo, “es el complejo sistema de carreteras que se extiende a lo largo de decenas de kilómetros”. Al parecer, las ciudades estaban conectadas entre sí por carreteras anchas y rectas, con barrios y casas por calles bien definidas. No es posible pensar en la ausencia de un proceso urbanístico planificado y con ello la presencia de una sociedad con alto nivel de complejidad social.

Entre las ciudades había, intercalados, campos de cultivo rectangulares, y en las laderas que las rodeaban había terrazas donde se plantaban cultivos como el maíz, la yuca y el camote. Por lo tanto, una conclusión relevante, que en conjunto con lo anterior, contradice la romantizada y, a la vez, reduccionista idea de la selva desconectada entre sí, es que “los habitantes prehispánicos de la Amazonía fueron notables constructores que modificaron intensamente su entorno y cambiaron la morfología de sus territorios y su cubierta vegetal”.

El Lidar, el método de teledetección por láser utilizado en este descubrimiento, permitió a los investigadores visualizar más de 6.000 montículos y plataformas de tierra. Estos constituían los cimientos de las viviendas. Los hallazgos superaron todas las expectativas, siendo calificados por Rostain como un ‘El Dorado’ científico.

Las primeras plataformas se estima que fueron construidas entre 500 años antes de nuestra era y unos 300 o 600 años después, coincidiendo con la época del Imperio romano. Asimismo, con el surgimiento y caída de Chavín en territorio del actual Perú. Este descubrimiento sugiere que la región amazónica albergó civilizaciones complejas mucho antes de lo previamente conocido.

Esta región es habitada por diversas etnias indígenas dentro de la espesa selva del valle de Upano, en la provincia amazónica de Morona Santiago, a 380 kilómetros al sureste de Quito. Las ciudades Upano fueron descubiertas en la cuenca del río con el mismo nombre, en una zona de densa selva amazónica.

El sitio arqueológico, ubicado al pie de la cordillera de los Andes, abarca más de 1.000 kilómetros cuadrados. Este complejo incluye una veintena de asentamientos interconectados por una red de carreteras y evidencia un nivel de urbanismo sin precedentes para su época en la Amazonía.

La localización del descubrimiento solo refuerza la idea que, en dicha zona, el intercambio fue bastante frecuente y dinámico. Es el denominado valle bajo, lugar donde la cordillera de los Andes presenta un área que posibilita el paso desde la Amazonía hacia la costa y en sentido contrario.

Los hallazgos arqueológicos incluyen estructuras que sugieren la existencia de asentamientos urbanos complejos, con plazas, calzadas, y posibles templos ceremoniales. Estas características indican una organización social y estructuras administrativas desarrolladas.

El descubrimiento arqueológico incluye cinco grandes asentamientos y 10 más pequeños, que se asumen como ciudades, extendidos en una superficie de 300 kilómetros cuadrados, cada uno densamente poblado y con estructuras residenciales y ceremoniales.

Las ciudades descubiertas presentan características urbanas avanzadas, con grandes calles rectas y una estructura en damero, comparables a las de Nueva York o Teotihuacán. Estas rutas no solo servían para el comercio, sino también para ceremonias. Los montículos más altos indican la presencia de espacios colectivos para rituales o fiestas, y los campos muestran una sociedad agraria avanzada.

Durante las excavaciones, los científicos encontraron numerosos artefactos domésticos. Estos incluyen granos, piedras de moler, utensilios y jarras de cerámica. Estos vestigios sugieren una sociedad nómada estratificada, probablemente con una autoridad central y una ingeniería avanzada.

Aunque aún se está investigando, se cree que estas ciudades pertenecían a una cultura indígena avanzada que habitó la región antes de la llegada de los europeos. Esto podría implicar que estas ciudades fueron centros importantes de poder político y religioso en la Amazonía ecuatoriana.

La datación establece la presencia de al menos cinco grupos humanos, entre ellos primero la cultura kilamope y la upano entre el 500 a. C. y los años 300 y 600 de nuestra era, y luego, tras un periodo de transición, grupos de la cultura huapula entre los 800 y 1.200 de nuestra era. Esta segunda etapa coincide ya con los desarrollos de Tiawanaco y Huari en Perú. En la actualidad, las nacionalidades que habitan esa zona son la shuar y la achuar, aunque también existe gran presencia de colonos.

Los arqueólogos y expertos continúan investigando las ciudades Upano para determinar su extensión, función exacta y relación con otras culturas precolombinas de la Amazonía. Esto incluye excavaciones, estudios de cerámica, análisis de restos humanos y otros artefactos encontrados en el área.

Los arqueólogos y expertos continúan investigando las ciudades Upano para determinar su extensión, función exacta y relación con otras culturas de la Amazonía. Esto incluye excavaciones, estudios de cerámica, análisis de restos humanos y otros artefactos encontrados en el área. Pero, hasta el momento, podía decirse dos cosas sobre este punto: un centro urbanos y un centro religioso.

Dos mitos puestos en cuestión

Este descubrimiento desafía la percepción occidental tradicional de las civilizaciones amazónicas y muestra que la región no solo albergaba a cazadores-recolectores, sino también a poblaciones urbanas complejas. Rostain insta a reconsiderar las opiniones despectivas sobre la Amazonía y a reconocer su rica historia y diversidad cultural. Acá haremos un breve comentario al respecto.

  1. No hay construcciones urbanas en la selva.

Dos de los principales elementos dentro de nuestra perspectiva clásica sobre la Amazonía es la ausencia de construcciones complejas y su fuerte carácter nómade. El primer punto se explicaba sobre la materialidad de los mismos: la ausencia de piedras como en los andes y de su proclive deterioro por las condiciones climáticas del entorno evitaban la permanencia de vestigios. Si bien vivir en un espacio como el amazónico de por sí una compleja hazaña en diversos sentidos, la presencia de construcciones siempre se ha considerado un elemento central para caracterizar culturas como complejas gracias al uso del espacio y del entorno. Obviamente, esto parte de una perspectiva eurocéntrica fuerte. Y, en esta misma línea, los grupos amazónicos, si bien nómades en muchos sentidos, llevaban a cabo esta estrategia en espacios no tan grandes. Es decir, más que un nomadismo desordenados, es el uso de la tierra, del espacio, y del descanso de la misma para su recuperación. Por lo cual, en realidad, se puede asumir como un tipo de aprovechamiento pleno del espacio. Ahora, con el descubrimiento comentado en este texto, podemos indicar entonces que en las sociedades amazónicas coexistían ambos tipos de mecanismos de asentamiento, elevando incluso más la complejidad de estos grupos y su interacción con el espacio.

2. No hay intercambio fluido entre andes y Amazonía

Ahora bien, ya establecidas las ideas del sedentarismo y del nomadismo complejo, otro punto que entra en cuestión es la relación entre Andes y Amazonía. Por lo general, se asumió que estos territorios no se relacionaron de manera frecuente o, en todo caso, y como el relato inicial presenta, con desencuentros más que con relaciones fluidas. El descubrimiento de las ciudades Upano demuestra de una manera fehaciente las ideas actuales en arqueología: la interacción era fluida. Basta con revisar la iconografía Chavín y la zona donde esta tiene lugar. La vertiente oriental de la cordillera de los Andes por el río Huancabamba se ha destacado como la zona con la menor altura para pasar de la Amazonía hacia la sierra y la costa. Dicha situación se ve reforzada como los vínculos con Chavín y su iconografía de guacamayos, felinos y reptiles amazónicos. Asimismo, con otras culturas y sugerentes asentamientos costeños aún no demostrar. Por lo tanto, podemos indicar, junto a Peter Kaulike, que las imágenes Chavín no eran la evocación de un pasado mitológico, sino muestra de un intercambio fuerte por estas rutas. Sobre ello, las ciudades Upano representan otro punto central por cerrar, de alguna manera, un esfera de interacción cultural, esta vez, con fuertes vestigios arqueológicos.

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