El descubrimiento del homo naledi: cuestionamientos recientes sobre nuestra línea genealógica

Introducción

La evolución humana es un tema de amplio alcance, pero también un terreno de fuerte disputa entre la interpretación de los datos y lo que representa para el ser humano actual. Por un lado, la distinción entre género, especie y familia sigue siendo sumamente complicada al momento de aplicar clasificaciones. No sólo por el debate conceptual que implica, sino por la abundante información que arrojan los nuevos descubrimientos actualmente. Por otro lado, encontrar el momento exacto en que ha surgido el hombre, el homo sapiens moderno, nuestra especie, es complicado de determinar. Además, si es que nos guiamos de algunos rasgos como el lenguaje, el arte y la cultura, y si estos son suficientes para considerar a uno sujeto dentro de nuestra especie. Entre estos debates, el descubrimiento del homo naledi en el 2013, y la difusión de información sobre este en años posteriores, no hace más que aumentar los problemas para estos dos caminos de investigación antes mencionados. En el siguiente texto, presentaremos estos descubrimientos y cómo los mismos no hacen más que demostrar que nuestro conocimientos sobre el pasado está en constante cambio.

Resumen

– En el año 2013, el paleontólogo Lee Berger, junto a un grupo de investigadores, descubrieron los restos fósiles de quince individuos en la cámara Dinaledi de Rising Star a 40 km de Johannesburgo en Sudáfrica.

– Los fósiles encontrados presentan rasgos mixtos entre un homo temprano como el australopitecus y el sapiens moderno. Asimismo, las características de la caverna son especiales al presentar un acceso difícil para los investigadores y, según presentan los geólogos, para el propio homo naledi en su momento.

– El descubrimiento de estos ejemplares ha sido una real sorpresa para los científicos. Ha puesto en problemas sobre dos puntos concretos: la datación y la presencia de tres elementos que suelen ser atribuidos al ser humano moderno. Estos son las ceremonias fúnebres, el uso del fuego y la presencia de arte.

– Para algunos investigadores el homo naledi es una rama temprana de la especie homo, similar a la del homo habilis, con una anatomía primitiva y tuvo una evolución compleja similar a nuestra línea evolutiva, con la que, según los datos, debió coexistir en algún momento. Además, esta rama, en algún momento de su desarrollo, quedó trunca y no pudo llegar hasta nuestros días.

– Para otros investigadores, el homo, y sus rasgos característicos como el arte, el uso del fuego y ceremonias fúnebres complejas, son más antiguas de lo que se cree y deberíamos considerar a esta especie como parte de nuestra especie en un sentido general.

El descubrimiento

En el año 2013, el paleontólogo Lee Berger, junto a un grupo de investigadores, descubrieron los restos fósiles de quince individuos en la cámara Dinaledi de Rising Star a 40 km de Johannesburgo en Sudáfrica. Sin embargo, este descubrimiento solo se ha divulgado en los últimos años luego de exhaustivos trabajos de investigación.

 

 

Dicho descubrimiento fue notificado en su momento y cuenta con una primera publicación en 2015. Pero es recién en el 2022 cuando la información se hace masiva. Tuvieron que pasar ocho años para cerciorarse de que lo encontrado correspondía a las primeras impresiones de los investigadores: un entierro fúnebre de una especie homo muy antigua, pero con rasgos mixtos de difícil clasificación. Esto fue lo que se publicó ya en dos artículos académicos en la revista elife y en una conferencia de la Universidad de Stony Brook de New York.

Características

En la siguiente sección revisaremos las características de este descubrimiento. Y observaremos dos aspectos: los rasgos de los fósiles encontrados y las características de la caverna.

 

Del sujeto

Los sujetos encontrados presentan características, en cierta medida, desconcertantes. Esto porque mezclan rasgos del homo moderno y del primer ejemplar del género, el austrolopitecus. Esto se ve en el análisis del cráneo y de las extremidades.

En primer lugar, la morfología general de los cráneos encontrados se aproxima a la de los primeros homos. El volumen endocraneal era de unos 500cm3, muy similar al del australopitecus y del floreciensis. Estos últimos con 430cm3 de promedio. Esto contrasta fuertemente con el cerebro del erectus de un promedio de 727 a 1220 cm, del sapiens de 1350 cm y del neandertal de 1450 cm. En términos muy sencillos, el naledi presentaba un cerebro del tamaño de una naranja. Asimismo, su estatura era de un metro y medio, y su peso aproximadamente de 45 kilos. En segundo lugar, las manos, los pies y las piernas presentaban adaptaciones humanas modernas. Pero el tronco, con forma de campana, y el fémur, de distinto grosor al sapiens, muestran características encontradas en los austrolopitecus. En tercer lugar, el pulgar y la muñeca muestran características similares al sapiens y al neandertal. En estos rasgos resalta un pulgar opuesto y extenso. Mas, curiosamente, sus falanges son primitivas, largas y curvadas como la de los ancestros humanos. Esto quiere decir que era una especie apta para andar por los árboles. Esta idea se refuerza por la información de los huesos de vértebras y tórax, que, al igual que el erectus evidencian muy poca habilidad y resistencia para grandes recorridos a pie.

 

De la caverna

El yacimiento fue encontrado por espeleólogo aficionados Rick Hunter y Steven Tucker en setiembre 2013. Los depósitos están 90 metros de la entrada a la cueva y a 30 metros por debajo de la superficie exterior. Ambos exploradores se contactaron con un colega espeleólogo y geólogo, Pedro Boshoff, quien sabía exactamente a quién preguntar. Siguiendo su consejo, los espeleólogos llevaron fotografías del hallazgo al profesor Lee Berger, paleoantropólogo y explorador residente de National Geographic, de la Universidad de Witwatersrand. El profesor Berger reconoció inmediatamente que los huesos pertenecían a un homínido. Pero por la descripción que hicieron de la cámara casi inaccesible, se supo que se necesitaría un equipo especializado de científicos para recuperar los huesos. En la siguiente imagen se detallan las características del lugar.

Dos problemas

 

El descubrimiento de estos ejemplares ha sido una real sorpresa para los científicos. Y ha puesto en problemas sobre dos puntos concretos: la datación y la presencia de tres elementos que suelen ser atribuidos al ser humano moderno. Estos son las ceremonias fúnebres, el uso del fuego y la presencia de arte. Esto, como comentamos en la introducción de este texto, aumenta el cuestionamiento de qué tipo de espécimen es y si puede ser considerado como un humano moderno por sus prácticas. Veamos este punto con detalle.

 

La datación

Ha habido tres momentos de sobre la datación de estos fósiles; sin embargo, hasta este momento puede decirse que es incierta. Veamos:

La primera datación fue propuesta por el propio Berger. Por las características anatómicas del naledi, los rasgos del tórax y fémur antes mencionados, fueron vinculados con los primeros sujetos de la especie homo. Una variedad entre los austrolopitecus y el homo erectus. De esta manera, este investigador ubica a esta especie entre los dos y dos y medio millones de años antes de nuestros días.

Un segundo momento es el cuestionamiento sobre esta primera datación. La misma surge por parte de la paleontóloga de la Universidad Simon Fraser Mana Dembo. Ella, basada en los rasgos más modernos del naledi, ubica su surgimiento en unos 912 000 antes de nuestros días. Es decir, atiende a su andar más erguido y la forma de sus manos, principalmente.

Lo que podemos observar hasta acá es que la primera y la segunda datación representan propuestas basadas en los rasgos mixtos de estos ejemplares. Por una parte, los rasgos de manos muy avanzados y con un pulgar claramente humano y, por otra parte, los brazos y las piernas muy cercanas a las del austrolopitecus. Ahí es donde las dataciones se hacen complicadas. Por ello, debió entrar a tallar ciencia de mayor alcance. Esto sucedió con el tercer momento de fechado.

El tercer momento, y gracias a datación radiométrica de las capas de calcita que había cubierto parte de los restos, se obtuvo que los entierros fueron realizados en el 236 000 años antes de nuestros días. Asimismo, tres dientes del naledi fueron sometidos a diversos métodos de datación. Estos obtuvieron como fechado, como máximo, 335 000 años de antigüedad. Esto los posiciona mucho más cerca al surgimiento del humano moderno, aunque persistan en su fisionomía rasgo arcaicos. Es decir, esta especie de rasgos mixtos coexistió en un mismo tiempo con los humanos modernos que prevalecerían luego sobre todas las especies.

 

Rasgos de homo avanzado: fuego, ceremonia fúnebres y arte

Las características físicas del naledi vienen acompañados de rasgo culturales propios del humano moderno. Tres son los aspectos más llamativos: encontraron uso de fuego en la caverna, entierros con carácter simbólico y trazos que pueden ser considerados “arte”. Veamos.

En primer lugar, en 2022 se notificó que en la caverna existen vestigios del uso de fuego. Este fue usado en dos sentidos: para iluminar el paso por estas cámaras y, al parecer, algunos de estos puntos presentaban la utilización de un fuego constante. Esto último hizo sospechar a los investigadores que, además de tener un control de este elemento de manera compleja, pudo usarse también para cocinar. Estos mismos alcances fueron cuestionados en su momento, pero la gran cantidad de estos puntos, como se ve en la foto de abajo, aparecen de manera sistemática y permite describir el recorrido que realizaban estos individuos hace miles de años para entrar en las zonas más profundas de la caverna. Por ello, se puede asegurar un uso complejo para la iluminación, pero se deja abierta la posibilidad de su uso para cocinar por falta de pruebas más contundentes.

 

En segundo lugar, la caverna donde se han encontrado estos restos se han identificados entierros. Se ha encontrado más de un cuerpo en posición fetal, en perfecta posición planeada y, además, en un caso en particular, un sujeto enterrado sosteniendo una pieza lítica tallada en su mano (en la imagen siguiente se ve el utensilio). Al parecer una herramienta de trabajo que caracterizaba al sujeto que fue enterrado según los investigadores. Así que tanto la disposición del cuerpo, el hecho de estar enterrado en una posición planificada dentro de la caverna y ser enterrado con una herramienta, invita a los investigadores a pensar en que el homo naledi presentaba ya pensamiento simbólico complejo. El entierro y vincularlos con un ritual advierte de alguna manera la idea de un mundo más allá del presente. Este rasgo suele ser identificado como uno de los rasgos que hacen a los seres humanos como tal.

 

En tercer lugar, en la parte anterior a la zona más profunda del sistema de cavernas se encuentran marcas en la pared de la cueva. Esta es conocida de manera generalizada como marcas hashtag por su parecido al usado en la actualidad. Las mismas parecen ser producto de un trabajo lento y progresivo por parte de un ser inteligente. Es un trabajo de grabado y de detalle. El mismo es tomado como un trabajo de expresión artística. Los científicos parte del equipo de exploración ha encontrado un patrón similar en neandertales en Europa y en Asia. Este último dato ha respaldado la idea de que un trabajo que va más allá de la función de marcado la entrada a la cueva. Es, más bien, parte del sistema ceremonial que la cueva empieza a describir.

Estos tres rasgos rápidamente revisados dan cuenta de elementos que, se entendía hasta el día de hoy, como propios del homo sapiens modernos, la especie a la que pertenecemos. Sin embargo, la datación y los rasgos de estos ejemplares ponen en duda si estos era rasgos únicos de nuestra especie. Por lo cual no es claro si deberíamos considerarlos como humanos, o es que son rasgos que venían desde antes del sapiens y no eran patrimonio único de ellos. Sobre este punto comentaremos en la siguiente sección.

 

De dónde salió este espécimen: ¿dónde ubicar estos ejemplares en la línea de nuestra especie?

El debate en este punto es álgido y, hasta el momento, es complejo determinar con seguridad una respuesta final. Para algunos investigadores el homo naledi es una rama temprana de la especie homo, similar a la del homo habilis, con una anatomía primitiva y tuvo una evolución compleja similar a nuestra línea evolutiva, con la que, según los datos, debió coexistir en algún momento. Además, esta rama, en algún momento de su desarrollo quedó trunca y no pudo llegar hasta nuestros días.

Para otros investigadores, el homo, y sus rasgos característicos como el arte, el uso del fuego y ceremonias fúnebres complejas, son más antiguas de lo que se cree y deberíamos considerar a esta especie como parte de nuestra especie en un sentido general. Y, lógicamente, considerar estos rasgos culturales ya no como patrimonio único del homo sapiens.

En resumen, para algunos, el homo naledi es un miembro temprano de nuestra especie que tuvo un desarrollo complejo y paralelo al nuestro. Pero quedó trunco. Para otros, este fue un espécimen más de nuestra especie y los rasgos que presenta pudieron ser compartidos por más de una especie homo y no solo el sapiens.

 

 

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