“Sé, señores, que mucha gente me considera como un idiota. Fundándose en mi reputación de hombre que afloja fácilmente los cordones de la bolsa, Tchebaróv ha juzgado posible engañarme, explotando principalmente el buen recuerdo que conservo de Pavlitchév”
El origen
Datos un poco más precisos sobre Dostoyevski antes de la segunda reseña (porque te cuento que ya he reseñado Crimen y castigo).
- Fue condenado a muerte exactamente en 1849. La causa: su colaboración con grupos liberales y revolucionarios.
- Tuvo una hija junto a su joven esposa, Ana Grigorievna, que falleció pocos días después de nacer. Dostoyevski sucumbió ante un profundo dolor y se dedicó al juego. A partir de eso sufrió frecuentes ataques epilépticos (que es, precisamente, lo que inspira esta obra).
Vamos con la reseña.
“Un abogado ha dicho en pleno tribunal que la miseria justifica el asesinato de seis personas, ello demuestra que nos aproximamos al fin del mundo.”
El idiota
El idiota, a quien hace referencia el título de la novela, se llama formalmente príncipe León Nicolaiévich Mitchkin o príncipe Mitchkin, en corto. Sí, esta obra gira en torno a su vida pero, para ser más cuidadosos, es la historia de su transición hacia la adultez.
Al príncipe Mitchkin se le considera un idiota por sus conocidos en Rusia porque comparte muchas cualidades de una persona autista. Correcto, hay diferentes tipos de autismo. En este caso, hago referencia al autismo del que padecen algunas personas brillantes. Personas que sufren eventuales ataques de epilepsia, incapaces de mentir, de mente aguda y profunda, de una aparente inocencia particular, entre otras cosas. Para ser claros, nunca se menciona esta condición; después de muchos años podemos conversar sobre su proximidad con el autismo por el avance de la ciencia.
Así, la obra nos sitúa a un Mitchkin que decide volver a Rusia después de estar en Suiza “tratando su enfermedad”. Esto ya lo hace un elemento diferente de sus próximos conocidos. Se le considerará como una persona “de occidente”, cuya influencia a veces resulta atractiva, pero en otras no.
El núcleo de la obra ya lo hemos mencionado: la transición hacia la adultez. Esto viene acompañado de elementos centrales como, primero, el enamoramiento (y todos los problemas que devienen de él); segundo, la independencia (la capacidad de valerse por sí mismo y enfrentarse a personas que siempre querrán aprovecharse de tu buena voluntad); y tercero, de eventos trágicos que todos, absolutamente todos, en algún momento hemos de vivir en este cruel e insípido mundo (para Mitchkin, esto ocurre casi al final de la novela).
“A mi juicio, y según todas las apariencias, no ha amado usted nunca a ninguna de las dos
-No sé, no sé… puede ser… Tiene usted razón en muchas cosas, Eugenio Pavlovich…”
El amor para una persona
Tan pronto llega a Rusia, Mitchkin se cruzará por azares del destino con Nastasia Filippovna, una bella mujer de la que se enamora casi al instante por su abundante cabellera rojiza y su piel blanca como la perla. No quiero arruinarte toda esta aventura así que me concentraré en un análisis que toque de todo un poco, pero no podrás entenderlo del todo hasta que no hayas leído la novela.
- El primer elemento: todos, aunque particulares, cometemos errores al enamorarnos. Lamentablemente es parte de nuestro desarrollo como personas. Siempre lastimaremos a alguien que se enamore de nosotros. Puede que ambos estén enamorados o puede que solo sea en un sentido y el rechazo, que carece de culpa puesto que no tenemos ninguna obligación para con un tercero, también lastima. El príncipe Mitchkin no será una excepción. Dentro de su inocencia y la pureza de su corazón, dentro de sus dudas y sentimientos que no podrá terminar de reconocer, lastimará a dos personas de las cuales él consideraba que amaba a ambas. Una, por supuesto es Nastasia. La segunda lleva el nombre de Aglaya. Mujeres muy diferentes de personalidad no hacen más que exasperar el efecto. Este triángulo amoroso tiene un conjunto de pasajes y elementos psicológicos que podrían dotar a una mente aguda de toda esta experiencia ajena, internalizarla y no cometer los mismos errores que el príncipe. Lo siento, pero hay mucho de lo que hablar aquí y me veo imposibilitado de hacerlo sin entrar en contenido del texto que no quiero revelar porque arruinaría tu lectura. Solo puedo decirte que esta sección es quizá la más importante de la obra porque transcurre a lo largo de su conjunto y en ella vemos la evolución y marca del príncipe Mitchkin.
Los peligros de tener un corazón amable
- Este es el segundo elemento: no vamos a discutir si somos seres que disfrutamos de aprovecharnos de alguien que consideramos más débil, pero sí debemos aceptar que es lo que sucede en la realidad. La vida de Mitchkin da un giro abrupto al recibir una herencia de un familiar lejano del que desconocía su existencia. Naturalmente esto reveló maldades de sus conocidos. Sí, algunos intentaron aprovecharse de él y le pidieron dinero que en muchas ocasiones entregó sin preocupación. Sin embargo, están otro grupo de personas, aún más peligrosas, que no intentan beneficiarse con migajas o goteos de la nueva riqueza de Mitchkin, sino que buscan su cercanía y amistad para, en la medida de lo posible, apoderarse de toda su riqueza. Muchas personas habrán de este tipo y la familia del segundo amor de Mitchkin es parte de ese conjunto. Sin embargo, el príncipe mostró temple y supo salir airoso ante estos problemas. Logró alejar a la mayoría de los parásitos y sentó a la familia de su segundo amor y puso las cosas claras. Este es un cambio fundamental en la personalidad de Mitchkin porque, ante lo usual que era para él ser una persona pasiva y reservada, comprende que no siempre esa es la mejor solución. Hay que enfrentarse a los problemas y muchas personas tenemos miedo a eso. Como para todo, créeme, cuando das el primer paso se va volviendo más fácil.
“-El muchacho tiene aspectos buenos y malos; pero, si quieres saber mi consejo, te diré que prevalecen los malos en él. Ya ves lo que es: un enfermo.”
La vida no es justa, pero tampoco injusta: carece de cualidades
- Siempre habrá elementos en nuestras vidas que no podremos controlar. Algunos ocuparán un lugar importante en nuestra memoria de largo plazo porque serán traumáticos. Este es el tercer elemento y es el que permite dar un cierre inesperado, aunque más que satisfactorio, a la novela. Por supuesto que no te voy a contar qué es lo que pasa, pero sí puedo decirte que es doloroso y aterrador para Mitchkin. ¿Qué es lo profundo que se rescata aquí? El sentido de supervivencia adaptado a cada persona. Mitchkin no puede darse el lujo de expresar su tristeza y él es perfectamente consciente de ello. ¿Cómo es que ahora parece serle casi evidente esto, que antes habría sido imposible y quizá le hubiera costado la vida? El tiempo ha pasado y el príncipe Mitchkin ha madurado, ha aprendido de sus experiencias y este aprendizaje le permite abordar con éxito la tarea de sobrevivir. Esta es una experiencia adicional que el lector puede apropiar. Quizá el mensaje más claro para esto sería que es mejor aceptar que hay cosas que no podrás controlar y que puede que cambien tu vida en cualquier momento; pero implica aceptarlo y no enloquecer, o perder el sentido a la existencia. Ser conscientes de nuestra fragilidad como especies nos dotará de esas gotas de humildad que debemos tener en nosotros.
“-Escucha -dijo-. ¿Con qué la has…? ¿Con un cuchillo? ¿Con aquel mismo?
-Con aquel mismo.”
Entonces, ¿en qué quedamos?
Pues quedemos en que te vas a leer la novela tan pronto puedas. En especial ahora, que aún se mantiene el contexto de pandemia y el año se acerca a su cierre. Muchos tendrán más tiempo libre, sea porque han pedido vacaciones o porque han perdido su trabajo; sea porque han acabado el ciclo de la universidad o porque ya la acabaron y aún no encuentran empleo. Nuestra estabilidad mental y emocional se ha visto comprometida y nos hemos visto afectados en distintas magnitudes. Están los que han perdido a un ser querido o los que lo han perdido todo y nunca comprendieron la profundidad de la palabra desamparo hasta ahora. Para aquellos que, dentro de todo, tenemos la oportunidad de aún poder disfrutar el ocio (y si estás leyendo esto es porque eres uno de ellos) solo quisiera despedirme diciéndoles que no están solos. Aunque no tengan a nadie, siempre estarán los libros que nos harán compañía cuando más los necesitemos. El idiota de Fiódor Dostoyevski es un tesoro. Uno del cual muchos podemos disfrutar y no tenemos que envidiar a alguien en específico.
Nos leemos en otra reseña,
R.
“Hipólito afirmaba sin titubear que el príncipe había perdido la cabeza; pero ello no puede afirmarse con certidumbre”