Ofrenda

El espejo turquesa
refleja al rebaño blanco
en su sembrìo de rosas celestes;
rodeados de hombres àrbol
que intercambian la piel
enlazando los brazos.

Llevaba esa nota en el bolsillo, escrita en un pedazo de papel rayado y mientras caminaba montaña arriba, el sol tierno de la mañana alumbraba los grandes copos de nubes detenidos arriba suyo.
Sentada ya bajo un árbol cometa, alcanza al fin la vista deseada; la laguna perfecta allà abajo, saca la nota y empieza a leerla una y otra vez.

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