Sueño de noche
Nube de cielo
Ronda semblante de luna
Zampoña que danza
En mis labios sedientos
Que se estorban en un canto
Ningún ayer me alcanza
Ni me oyen los vecinos
Ni me huelen
El humo se disipó
En este patio soleado
Percusión ritmo de luna
La calma se acuesta con ropa de calle.
Madre, he salido ha ver por mi cuenta
Los colores del estío,
Y Se ajó la sonrisa
los ojos se llenaron de mar.
Madre, soy un apostador de promesas,
Las orillo a puntadas, las maquillo.
Ahora en las mañanas
La neblina se mete por los poros
Y no hay un rastro tuyo
que ilumine, que acompañe,
Porque las horas se han sentado a morir contigo
Y somos ahora recuerdos de lonches
risas
sueños.
Solo el camino reverdece,
Compañera de los días,
Donde crece una esperanza alada,
Donde habita corriente mi latido express
Ahora se extiende un mar de serpentina
En el otoño del día
Y como nacido para verte
Se agudiza el rastro de vuelta
Se aglutina el nudo gargantero que se forma de cariño,
Que se aniega de vacío
Como brote silente en la hierba.
Y la tarde se oscurece sin prisa
cuando mi torpe cortejo t aleja
Y duele en la espina que se curva
ajena a la nostalgia,
Tú tomabas mi mano y recorrías la línea de la vida
y tu pulsión me fijaba en el presente
En el instante previo a tu esfinge.
Vibro siempre que estás,
Sueño ser tu sueño,
mi amor se escribe con letra de primarioso
Y se escurre en el tiempo, rodeado de flores,
Se esculpe de palabras,
se maquilla, se escapa, se arrocha.