Las nubes son el ganado en el cielo, como sembrìo de rosas celestes, repite Marìa y de un brinco queda frente a mì con su cara llena de pecas y sonriente.
_ Sì, sì, le digo, mientras tomo un poco de agua.
Se acerca a nuestra banca un vendedor de cigarrillos, compro dos, el vendedor me alcanza su encendedor, tiene malograda la piedra, se lo devuelvo y lo miro.
Era cano, tantos años sin vernos, tantos años desde esa vez, pienso ,mientras espero su gesto, al alcanzarle la moneda èl no la recibe.
_Estos te los invito yo, me dice, què ha sido de tu vida, observa a Marìa que nos mira sorprendida.
_Y esta chiquilla? me pregunta, de donde la sacaste,
_La conosco hace algùn tiempo- le digo- Marìa hace un gesto de confunciòn tìpico en ella, yo enciendo el cigarrillo con mi encendedor y le pregunto.
-Què es de la gente?
Ivan y el cholo estàn adentro, Ramiro, Juan y el cojo estàn en nada, igual que tù por lo que veo y vuelve a mirar a Marìa.
– Ella cambia su gesto de confuciòn por alguna mueca tonta que significan afàn de figuración. Entonces claro se la presento.
-Marìa, èl es una amigo de escuela, nos conocemos desde chicos, no lo veìa hace mucho tiempo se llama Cano. Le explico, ah dice mal geniada y lo saluda.
-Bueno te decìa que …oye mejor porque no dejo esta vaina por un rato y nos vamos a tomar un par de chelas que yo te invito para que no creas que… pues vamos le digo, Marìa me suelta la mano yo se la cojo de nuevo y le digo miràndola serio, tù tambièn vienes.
Ya en el bar y luego de varias botellas, con Marìa ya mucho màs alegre y comprometida con el reencuentro, vino por fin la conversación obvia.
-Cuànto cuesta la chiquilla? me pregunta, en el momento en que Marìa se paraba para ir al baño.
-Dame 15 soles, le digo.
Cano sacaba del bolsillo sus monedas, contàndolas una a una en voz alta, las tenìa amarradas en una bolsa negra, 15 dice finalmente y me entrega el cùmulo de monedas en la mano.
Vaya pensè que nunca ibas a terminar de contar, guardo las monedas en el bolsillo y me termino de un sorbo lo que quedaba en mi vaso.
-Marìa regresa del baño a duras penas.
Cano nos sirve a los tres lleno del vaso, ya andàbamos bastante ebrios todos. Brindemos por lo bella que es la vida y se pone de pie, se me hace còmico ver su gran barriga debajo de esa camisa que lo hace ver màs vulgar, salud carajo! Grita, seca su vaso y lo devuelve de un golpe seco en la mesa.
Yo logro hacer lo mismo aunque con menos afàn, Marìa en cambio solo a podido con la mitad, Cano y yo nos hemos mirado indignados, yo cojo el vaso e iracundo por la falta de cortesìa con el brindis de mi amigo, le hecho lo que resta de cerveza en la cara.
-A ver, a ver, no me la heches a perder, dice Cano tambaleante entre risotadas y la ayuda a levantarse de su silla mientras se la lleva al baño. Marìa estaba tan ebria, que nisiquiera tuve que converserla como otras veces, y ademàs Cano se ve tan feliz, dale dale dale dale dale U canturreaba grotesco en su alegrìa, de fondo la cumbia de moda narraba la historia de una princesita…
Archivo por meses: agosto 2016
fluir en la sintonía de los años
Latidos de la naturaleza
Camino a la selva,
sonríe el rio que prolonga la vida
y cantan alegres voladores
silencio de mi alma,
vida que ofrece mi canto de memoria,
verde que ilumina el amor
y mi pura sabiduría
que se plasma de encantos y bellezas
encontrando el solecito
y una leve brisa que lo lleve a descansar
posados en arena, caminito empedrado
recibiendo y entregando intensiones de la tierra.
Gimena Schmidt
Virginia Daniele
Enrique Mosqueira
Villa tunari, Cochabamba , Bolivia.
20\07\16