Carlitos

Desde el campo de la Educación sabemos bien que debemos fijar – y tener claros – objetivos no solo referidos a los alumnos sino a todo lo que llamamos “proceso educativo” A dónde queremos llegar a través de la educación es muy importante. La educación aparece como un medio para alcanzar fines concretos, y depende de la calidad de este “instrumento” el alcance de esos objetivos.

La UNESCO define calidad en la educación a la adecuación del SER de la educación y el QUEHACER educativo al DEBER SER educacional, entendido este ultimo como un deber-ser relacionado a un consenso de valores de nuestro tiempo, especialmente el de la democracia.

Calidad implica también “la aptitud para el uso” esto se refiere intuyo, a la capacidad de los actores educativos, a aquellos que somos protagonistas, no solo en la escuela sino fuera de ella.

Significa el cumplimiento de una misión ¿Cuál? La misión de la educación es hacer más humano al hombre, y las características que encierra este concepto son abundantes y complejas, resumen lo más noble de la humanidad, características acumuladas a lo largo de los siglos pero difícilmente enunciadas en unas líneas. Significa el logro de los objetivos ¿Cuáles? Aquellos que durante el desarrollo del ser humano se conviertan en un peldaño de la escalera hacia esa humanización. Es también, la calidad educativa, cumplimiento de los procesos, es decir de aquellos procesos propios de la actividad educativa: la enseñanza y el aprendizaje. Es empleo de las estrategias y recursos adecuados a los tiempos de hoy, siempre complejos y cambiantes

Elementos que intervienen para el logro de la calidad educativa:

Transparencia.- especialmente en las relaciones humanas y en todo lo referente a los procesos administrativos orientados a la educación formal y no formal.
Coherencia.- entre métodos, estrategias y objetivos.
Pertinencia.- para saber adecuar el quehacer educativo a las expectativas de los alumnos de tal manera que la educación sea relevante no solo emocionalmente sino efectivamente útil a la sociedad.
Eficacia.- rapidez y acierto en los proyectos y alternativas de solución a los problemas que presenta el fenómeno educativo y escolar, de tal manera que la participación de la educación se convierta cada vez más en el elemento más importante de la vida humana.
Evaluación.- teniendo en cuenta la manera como el hombre “conoce” se debe considerar el proceso de evaluación, en esto radica la llamada “coherencia epistemológica”.
Es importante recordar, que la relación entre el conocimiento y la evaluación, es el referente teórico de la evaluación. Aunque existan diferentes teorías y enfoques del fenómeno humano llamado “conocimiento” (desde los positivistas – empiristas hasta los kantianos mas radicales que niegan la sola posibilidad de postular una realidad objetiva) siempre el justo medio nos pide siempre un equilibrio sereno de ese fenómeno humano. Justo en su “ubicación” dentro de las prioridades educativas y justo desde la “justicia” que se impone el conocimiento mismo al reclamar un estatuto más pleno y alejado de perspectivas parciales.
No se trata de hacer un repaso de las teorías del conocimiento o de las teorías sobre el conocimiento sino de entender cada vez más – con los aportes de hoy en toda su complejidad – que el conocimiento no puede esta desligado de la evaluación. Posiblemente, deberíamos plantearnos una adecuada “comprensión filosófica básica” a manera de etapa propedéutica para la reflexión sobre la evaluación. Estimo que solo así alcanzaremos lo que se entiende como “coherencia epistemológica”; necesaria, si queremos ser consecuentes con el siglo en que vivimos, con sus oscilaciones y tendencias. Evitar por todos los medios la “inercia” de una evolución sesgada, parcial, de baja estatura; sumándole la riqueza del quehacer reflexivo.

Volviendo a la calidad y su relación con la educación, debemos decir que la importancia de la rendición de cuentas a la sociedad es necesaria en la formación de una democracia participativa, sobretodo después de las trágicas experiencias de corrupción en nuestro país de las últimas décadas. La rendición de cuentas es una forma eficaz de prevenir, pero al mismo tiempo nos hace más responsables en el trabajo que realizamos. Es deseable institucionalizar la rendición de cuentas, desde los centros educativos, la administración ministerial y dependencias ligadas al aparto estatal y burocrático, en todo lo relacionado a los sectores, que, de alguna u otra manera, intervienen en la los procesos educativos; dentro y fuera de la escuela, de manera formal y de manera informal. De aquí que la importancia de involucrar a la comunidad educativa en el progresivo conocimiento del funcionamiento de la escuela (y sus resultados) se convierta en una realidad y no en un simple deseo.

Hablamos entonces de una evaluación en sentido amplio: que incluya a la oferta educativa y los métodos de enseñanza, además de la financiación, recordando que no es automática la relación: más calidad – más inversión financiera; la gestión, y la realización de objetivos a largo plazo.

Evaluar la calidad ayudará a restablecer los compromisos con una sociedad carente de experiencias positivas de educación – especialmente en nuestro país – y referido a la enseñanza pública. Significa repensar objetivos y modos de actuación tanto de los docentes como de los alumnos, pero también los roles administrativo y burocrático en la instancia política y ejecutiva del gobierno nacional. UGEL´s más dinámicas, con un personal más preparado para desempeñar su labor, por ejemplo. Finalmente, significa estudiar en profundidad los problemas de la educación, invertir en la investigación universitaria, conectar la universidad con las expectativas de la escuela porque parece que cada vez se hace más evidente que hay un desfase entre ambas.

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