Aparentemente esperariamos que incluya en este post un llamado a la solidaridad por nuestros hermanos del sur y claro que lo haré. Pero tambien quisiera reflexionar sobre lo que vemos a través de los medios de comunicación: ¡Cuánto nos falta aprender! cuánta distancia aún hay para ser un país mejor educado. Nuestros hermanos pasan necesidad, pero ¿cómo la piden? Con desesperación, desconfianza y un cierto sabor de egoísmo. Es comprensible la necesidad, pero ¿cómo reaccionamos? Nos cuesta mucho organizarnos, confiar en nuestras autoridades, respetarnos, ayudarnos desinteresadamente; el concepto de Bien Común ni se entiende, la solidaridad se queda en la exigencia de solucionar “mis necesidades”. Seguramente es una minoría – alguien dirá – pero no nos engañemos, la mayoria de “nuestros hermanos” no ha sido educado en lo más minimo de la riqueza de la Democracia: La participación. Gran compromiso el del maestro peruano. El poder ciudadano se disuelve en actos de asistencia, que son necesarios sin duda y deben darse sin demora – por justicia -, pero creo que no nos convencemos de que avanzamos en una educación adecuada cuando los resultados se ven aún en muchos peruanos – de Lima y del sur; políticos y no politicos – que en vez de colaborar y participar – obstaculizan la ayuda solidaria en momentos difíciles y de desastres como el del 15 de agosto.

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