Archivo del Autor: Alan Caira Vivanco

Acerca de Alan Caira Vivanco

Bachiller en Sociología, actualmente labora en la Gerencia Regional de Trabajo y Promoción del Empleo del Gobierno Regional de Arequipa.

OPUS GAY

[Visto: 776 veces]

Las bodas gay estuvieron en el centro del debate la semana que pasó. Parece que en EEUU será uno de los temas políticos que defina la elección presidencial y acá en Perú, no dejará de serlo pues un político que a veces hace de pastor de la iglesia católica ha castigado a un sacerdote por decir que “podemos estar en contra del matrimonio de personas del mismo sexo, pero en una unión civil no hay problema”.
Particularmente no entiendo porqué algunos hombres se vuelven homosexuales, ¿será una enfermedad mental, una preferencia sexual, un defecto o un capricho? Pero para qué detenerme en eso si el tema del matrimonio homosexual no es un tema religioso ni psicológico, sino una cuestión política, de derechos. Los homosexuales son también ciudadanos que pertenecen a un Estado, el cual debe amparar los derechos de todos sin ningún tipo de discriminación, como ciudadanos tienen derecho a casarse si así lo desean y con quien deseen.
En la misma lógica del padre Gastón, yo estoy de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero no porque crea en el matrimonio o porque sea homosexual; de hecho, no creo en el primero ni soy lo segundo, sino que creo que como todo ciudadano los homosexuales tienen derechos que le son inalienables por el sólo hecho de ser personas y entre ellos está defender su patrimonio y pedir la protección del Estado. Entonces, no se trata de creer o no en la homosexualidad sino de respetar su forma de ser y de vivir así no esté de acuerdo con eso, como respeto a los que piensan distinto y no pido que se prohíba su derecho a expresarse.
A diferencia de EEUU en el Perú la polémica no vino de la política sino de la iglesia y no es de ahora sino de mucho antes, como cuando el padre Gastón dijo que “el celibato está bien para los que viven en congregaciones, como yo, pero no para los del clero secular que viven en sus casas” , algo muy coherente viniendo de un sacerdote de la iglesia católica en estos tiempos de sonados casos de pedofilia eclesiástica, pero fue quizás ese comentario el que lo pusiera en el ojo del cardenal, quien más bien evita pronunciarse sobre los abusos de los curas pedófilos. Finalmente, entiendo que esa es la moral de Cipriani y buena parte de la iglesia católica, que censuran y castigan a los que se compadecen de los gays y callan y encubren a los que abusan de los niños. Una iglesia al revés, que sanciona el amor al prójimo y que encubre el pecado. Por eso es que a veces creo que el verdadero error del padre Gastón no sea estar a favor de un contrato que proteja a las parejas homosexuales, sino pertenecer a una institución todavía no regenerada.
Esta vez al cardenal le falló hasta el cálculo político, su decisión ha sido contraproducente. Al padre Gastón se le ha victimizado y se le ha visto como un símbolo de humildad y generosidad por la labor que realizó en el Perú en los últimos años y que ha sido más visible gracias a este escándalo. Por el otro lado, al cardenal se le ha visto como un símbolo de la intolerancia y la prepotencia, recordándosele más bien sus dudosas intenciones con la Universidad Católica. Desesperado el cardenal ha pedido que “no se haga un mártir del padre Gastón”, algo de eso puede estar pasando, pero de lo que sí no cabe duda es que el padre Gastón saldrá más fortalecido de este conflicto. ¡Bien por los que creemos en los derechos humanos y la libertad!

Sigue leyendo

A MAMÁ EN OTRO DÍA

[Visto: 875 veces]

Mi mamá no celebra el día de la madre y no porque sus hijos seamos malos o desconsiderados, sino porque su religión le enseña a que todos los días deben serlo y no sólo el segundo domingo de mayo. Yo trato de que sea así, pero creo que siempre habrá un día para hacerla sentir especial.
Admiro tu amor hacia las demás personas y ese amor que te trajo hasta esta ciudad con la única motivación de estar con tus hijos. Sé que el pasado no ha sido fácil para ti por los desencuentros que hemos tenido y las desventuras que hemos pasado, pero estamos aquí y déjame decirte que todo este tiempo has hecho un gran trabajo que se refleja en el corazón de tus hijos, en cómo has logrado hacer crecer en nosotros un gran amor y respeto hacia la vida y hacia los demás.
A medida que he ido creciendo he valorado más tu preocupación hacia nosotros. Déjame decirte que cada vez me convenzo más que no eres tú la hipocondriaca sino yo el negligente, que no en vano me enseñaste a combinar la ropa y los colores, ahora sé que aquellas normas de cortesía que me enseñaste nunca estuvieron de más porque lo cortés nunca quita lo valiente y cada vez me doy cuenta que la felicidad no está en el recibir sino en el dar.
Ya sé mamá que te equivocas a las quinientas, que me dices ¡Qué barbaridad! cuando te decepciono, te doy la razón cuando dices ¡saluda!, ¡despídete bien!, perdón si alguna vez te hice sentir la empleada de la casa. Quiero que sepas que cada vez entiendo más tu frase la plata no alcanza, tanto que a veces la repito. Sabes, cada vez me es menos vaga tu frase una madre te dice las cosas por algo y ahora comprendo mejor tu otra frase llámame cuando llegues. Ahora ya sé porqué me decías: calienta la comida, come tu fruta, come despacio; gracias por tu insistencia con el brócoli, aunque no te haga caso con la manzana, ya sé que me hace falta vitamina C y comeré cítricos, pero ya no insistas con el camote, pero sí gracias por insistir con tu ¡llama a tu abuelita!, ¡visita a tus padrinos!, ya sé que sigo siendo tu mocoso de miércoles cuando te enojas y tu gordito cuando me engríes.
Gracias mamá porque cuando me hace falta esa fuerza y valentía para poder continuar pienso en todo el esfuerzo que pusiste en mi para que sea un hombre de bien, no te puedo fallar y a pesar de nuestras diferencias gracias por estar siempre ahí para mi. Creo que el verdadero amor no se da con el que es igual a uno sino con el que es diferente, el amor más puro es el que logra desprenderte de lo superficial y reconocer que hay en la otra persona mucho de ti, que es un ser humano con el que alguna vez fueron uno, ese amor es el de una madre hacia su hijo, pero también el de un hijo hacia su madre, un gran amor como el que yo siento por ti mamá.

Sigue leyendo

A PROPÓSITO DE LA LLEGADA DE ROSARIO

[Visto: 943 veces]

Rosario Ponce llegó a Arequipa para que nuevamente tengamos más de lo mismo, tanto la prensa como la población sigen en su afán de linchar a Rosario. Pensaba que con el hallazgo del cuerpo del infortunado joven todo esto terminaría, pero no fue así. Con todo esto, recordé el ensayo que escribí el año pasado: “Medios de Comunicación y Sociedad en el Caso Ciro Castillo Rojo” y que lo presente en el “I Encuentro Macroregional de Estudiantes de Sociología”. Ahí va un resumen del texto.

1.1. Medios de Comunicación
Después de conocer los primeros resultados de las investigaciones algunos diarios suavizaron su postura con respecto a Rosario; sin embargo, todavía existe un importante sector de la prensa que sigue tratando de encontrar pruebas que la incriminen. ¿Que pasa si Rosario no es culpable? La noticia perdería suspenso y el melodrama se acabaría ahí, como consecuencia de esto, los diarios tendrían un menor tiraje y algunos programas televisivos tendrían que encontrar otras formas de subir en el rating ante el descenso de su audiencia. El objetivo de la prensa no es finalmente encontrar la verdad, ni ayudar a la justicia, sino simplemente alimentar el morbo de la gente para vender más.
De esta forma, la mercantilización de la información en los medios de comunicación hizo que la prensa explotara al máximo esta noticia y dramatizara en sus conjeturas e hipótesis durante más de seis meses, convirtiendo a un caso más de las estadísticas de desaparecidos que se suceden en el país todos los días, en una telenovela con tintes melodramáticos que enganchó muy bien con el público peruano acostumbrado a este tipo de espectáculos, por lo que cada día pedía más sobre el tema.
El público se deja fácilmente arrastrar por la opinión que generan los medios de comunicación, tal influencia llega a veces al extremo de creer que si algo no sale en la prensa simplemente no existe. Eso lo sabía muy bien el padre de Ciro por eso siempre buscó una presencia en los medios y cuando la tuvo trató de explotarla al máximo. Pero esta presencia mediática no sólo es producto de la necesidad de encontrar a su hijo sino que está en la cultura popular de los peruanos de exhibir su dolor y hacer un espectáculo de su propia vida, como el señor Ciro lo mostró cuando un día después del entierro de su hijo asistió a un programa de espectáculos.
En el Perú al año se reportan desaparecidas miles de personas de quienes nada se dice en los medios porque no tienen ese componente melodramático que sí tiene el caso Ciro. Quizá el caso más emblemático de desaparecidos con poca cobertura mediática sea el del mayor Bazán, perdido en Bagua después de los enfrentamientos entre la policía y los indígenas. A pesar de provenir de una familia más acomodada, no tuvo el mismo respaldo del gobierno ni de la población ¿por qué? La respuesta se la dio el mismo doctor Ciro Castillo: “le ha faltado manejarse mediáticamente”.

1.2. Género y familia
La solidaridad con la familia de Ciro y el linchamiento mediático y popular de Rosario se debería a la identificación de los peruanos con una familia más tradicional, patriarcal, en donde el padre es el héroe, el aventurero, el hombre fuerte y perseverante, mientras que la madre es una mujer de casa, sufrida y débil a la que siempre se le ve llorando. El grado de identificación persiste a pesar de haberse puesto al descubierto algunos defectos de la familia, como que el padre pegaba a la madre o que el hijo era un mal estudiante y además consumidor de marihuana. Pero aquí lo importante es que ellos encajan en el modelo tradicional de familia.
De la otra parte, tenemos a una madre que asume el rol principal de la defensa de su hija, su exposición mediática es mayor en comparación con el padre, quien generalmente está a la sombra de la madre. La madre es una mujer fuerte y poco sensible como la hija. Centrándonos ahora en Rosario, diríamos que su reacción no fue la que esperaba la mayoría de peruanos, de histerismo y entrega total a la búsqueda del enamorado perdido, sino que por el contrario se mostró con algo de apatía y distanciamiento del caso, algo que los medios aprovecharon para reforzar su hipótesis del crimen al mismo tiempo que lo hacía el público.
Al público le cuesta asimilar que ella se salve y él se pierda en esta historia, porque lo que el público espera de una historia de amor es que la pobre mujer se pierda y el valeroso hombre la rescate. Los patrones culturales de género de muchos peruanos giran en torno a que la mujer debe estar siempre a la sombra del hombre y debería afligirse frente a su desaparición. Es así que el público esperaba una actitud diferente de Rosario Ponce, similar a la del padre, de no descansar hasta encontrar a su ser querido. Como la actitud de la joven no encajaba con el modelo mental de la gente, esperaban verla desesperada y abatida todo el tiempo, es cuando empieza la sospecha del crimen.
El drama de un crimen pasional atrae al público y aunque lo más probable es que no sea así, los medios se encargaron de que la hipótesis del crimen se posicionara. ¿Qué hubiese pasado si a Ciro lo hubieran encontrado días después de encontrar a Rosario?, probablemente la historia no hubiera durado tanto tiempo, tampoco se hubiera sabido que Rosario Ponce era madre soltera o que dejó a su hijo con sus abuelos mientras ella se iba de viaje con el enamorado. En el imaginario social cuando una madre tiene un hijo, su propia vida (el de la madre) pasa a un segunda plano y no puede ser más importante que la de su hijo, por lo tanto una persona de estas características no puede ser una buena persona, tiene que ser una villana.

1.3. Cultura Popular
A pocos se les ocurrió reconocer la proeza de una joven de sobrevivir 10 días en una geografía tan agreste y adversa. Si Ciro hubiera aparecido antes que Rosario probablemente ella hubiera sido más bien aplaudida por su esfuerzo de sobrevivencia y porque no se le hubiera descubierto su vida íntima. Por otro lado, si a Ciro se le hubiera encontrado unos días después de encontrar a Rosario sabiendo lo que se sabe hasta hoy, que se desbarrancó sin mayor epopeya, es probable que su historia y su vida haya quedado en el olvido de los peruanos.
Sin dejar de reconocer el mérito de un padre que no desfalleció hasta encontrar a su hijo, es necesario señalar que Ciro Castillo padre fue uno de los principales promotores del linchamiento mediático hacia Rosario Ponce pues tuvo una actitud beligerante hacia ella y la joven alimentaba el morbo del público con una actitud poco colaboradora, de esta forma se establecieron los requisitos necesarios para que se creara una corriente de opinión contraria hacia Rosario y de colaboración y empatía hacia Ciro, que continuó hasta el final. La víctima finalmente se convirtió en un héroe de las circunstancias a quien la población vio como un santo o un ángel bendito.
Pero ¿porqué los peruanos tenemos esa facilidad de crear santos y héroes populares? ¿Cuál es la hazaña de Ciro? Empezaré respondiendo la segunda pregunta, aunque de una manera poco grata, pues quizá la única hazaña que se le puede acreditar al joven universitario fue haber fallecido de una manera sospechosa. Otros dirán que la verdadera hazaña no la hizo él sino su padre, pero me parece que ni siquiera podríamos decir que fue una hazaña lo que santificó a Ciro, sino una extraña relación entre los medios de comunicación, que telenovelizaron la noticia y crearon la figura de una víctima y una asesina, con un público que se enganchó con la historia y se volvió en un consumidor de la novela por partes que le entregaban día a día con el fin de reforzar su hipótesis de un crimen pasional.

Sigue leyendo

EFICIENCIA Y PLURALIDAD

[Visto: 781 veces]

Solía tener mis sospechas hacia el tipo de educación que se impartía en las universidades privadas y católicas. No me imaginaba que podían impartir una enseñanza verdaderamente democrática, libre y universal, pues se contradecía con su estatus de privado y católico; es decir, exclusivo y dogmático. Creía que podía haber esfuerzos de flexibilidad pero jamás igualar un ambiente de pluralidad y tolerancia que había en las universidades públicas.
Yo que quería estudiar una carrera de sociales no podía pasar por alto el tipo de universidad que quería, pues el estudio de teorías y realidades diversas y muchas veces divergentes debían ser las características principales de mi labor como estudiante dentro de la universidad.
Así que elegí una universidad pública y de hecho encontré mucho de lo que esperaba, como ejemplo de esto podría señalar las dos cosas que más me impactaron el primer año: primero, compañeros de diversos lugares y estratos socioeconómicos, que se convertían en una diversidad enriquecedora para cualquier profesional de las ciencias sociales, fue ahí donde entendí mejor lo que mi padre me quería decir con lo de “la universidad es el Perú en pequeño” sobre todo social y culturalmente hablando. Lo segundo fue que tenía un verdadero campus universitario, con extensas áreas verdes que llamaban a la reflexión y a la interacción social y en cuyos pasillos y aulas aún se podía respirar el aire de un pasado memorable y glorioso.
Ya con el trascurrir de los años fui conociendo también los vicios y defectos de mi universidad. La meritocracia era una excepción y no la regla; el desorden e ineficiencia institucional, una norma con la que había que lidiar cada vez que se requería de un servicio; las huelgas indefinidas, una externalidad que teníamos que pagar los alumnos y que nos mantenían en zozobra cada semana por la expectativa de si ésa era la semana en que al fin terminarían las vacaciones forzadas; y también estaba la precariedad de sus bibliotecas y laboratorios, libros y equipos desfasados y en mal estado.
Entre tantas desilusiones, el 2010 quise hacer algo diferente y con algo de esfuerzo y también de suerte pude participar en el Programa de Movilidad Estudiantil para la PUCP. Confieso que fui con los prejuicios de los que comenté en un comienzo, pensé que lo que ganaría en calidad de enseñanza y buena organización, lo perdería en diversidad social y académica, pero lo que me motivaba era estudiar en la universidad, que decían, era la mejor a nivel nacional.
El tiempo que estuve ahí fue muy gratificante. Desde el primer día a los alumnos que venían del extranjero o del interior del país nos trataban como un alumno más, con todos los derechos de los que gozaban los alumnos regulares. Teníamos acceso a todas las bibliotecas, actualizadísimas por cierto; servicio de comedor universitario, representado por el elemental pero entrañable básico; internet libre en todo el campus y acceso a todas las actividades extracurriculares que se ofrecían en la universidad.

Todos los días se respiraba tranquilidad en su campus, jamás percibí un aire elitista ni excluyente como el que aún se puede percibir en algunas universidades limeñas, ni tampoco el único afán de lucro en las actividades que realizaba, de hecho muchas eran libres y abiertas al público en general. La Católica tenía un campus muy cuidado y extenso, con ardillas y venados que corrían por él de manera natural y que de vez en cuando se aparecían para dar la bienvenida a sus visitantes.
En lo académico, conservaba entre sus especialidades carreras que hoy ya no se encuentran en las universidades privadas y que le dan una esencia humanista y universal a su enseñanza, además sus profesores, la mayoría de ellos con estudios en el extranjero pero no por ello sin una visión peruanista de la realidad, tenían diferentes tendencias académicas e ideológicas, lo que enriquecía el aprendizaje. También poseía pensiones escalonadas que permitía a estudiantes de clases medias acceder a una de las mejores enseñanzas a nivel nacional. A algunos alumnos de escasos recursos les otorgaban becas completas de estudio y a otros tantos de provincias, becas de intercambio para estudiar un semestre. Felizmente todo esto no ha desaparecido.
Pero esto no fue todo, pues hubo cosas que me han mantenido muy unido a la Católica hasta el día de hoy. Me dieron la posibilidad de ingresar a la universidad por dos años y un correo que hasta ahora conservo y espero tenerlo siempre, ya que en él guardo algunos recuerdos de mi permanencia ahí. Y ahora que también tengo un blog debo decir que a pesar de que mi estancia fue muy corta, el recuerdo y el agradecimiento son muy grandes.
La PUCP es una universidad que cuenta con prestigiosos académicos y profesionales de todas las especialidades, y es que en ella tenemos un ejemplo de la mejor responsabilidad social universitaria y el mejor catolicismo moderno, fiel en sus principios más humanos y flexible en los más trasnochados. Así, la PUCP se ha ganado el respeto de muchos peruanos y extranjeros, conservadores y liberales, católicos y no católicos.
No creo que por ahora exista una universidad pública plural y eficiente como la PUCP, generalmente no les va bien en lo segundo, espero que algún día lo sean, pero por lo pronto me alegro de que exista una universidad privada y católica donde el esfuerzo de sus autoridades no está sólo en la calidad de su enseñanza, sino también en el esfuerzo de incluir a otros alumnos para hacer verdaderamente democratizadora la enseñanza en nuestro país. Sería una pena que esta universidad caiga en manos de una secta religiosa intolerante y reaccionaria, pues se perdería mucho con su captura. Espero que esto no suceda y que más bien salga fortalecida del conflicto que tiene con un sector de la Iglesia Católica y en vez que nos obligen a decir Opus Dei más bien podamos libremente decir Et lux in tenebris lucet.

Sigue leyendo

CONTRADICCIONES

[Visto: 1284 veces]


He caído en la cuenta de que llevo una vida llena de contradicciones. Creo en el trabajo como fuente de progreso, pero no me gusta ir a trabajar; me gusta ir a la universidad, pero ya no quiero ser universitario; me gusta la política, pero en la práctica parezco un apolítico; no me gusta rezar ni ir a misa, pero creo en Dios; creo en la verdad, pero miento continuamente; creo en el amor, aunque el amor ya no crea en mi; creo en la amistad aunque me decepcione rápidamente de mis amigos; tengo mucha autoestima, pero a veces un gran poder autodestructivo; por último, me gusta escribir, pero no me gusta, o no me gustaba, que me lean

Sigue leyendo