LA PROBLEMÁTICA DEL TRANSPORTE

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Dejo un pequeño ensayo titulado “LA PROBLEMÁTICA DEL TRANSPORTE DESDE LA CRÍTICA A LA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO DE LA BANCA MULTILATERAL? presentado en el curso de Proyectos de Desarrollo en la PUCP en el 2010.

1. Introducción
La problemática del transporte se hace relevante desde la década de los 90 cuando empieza la liberalización de nuestra economía que alcanza al sector transporte en todas sus modalidades. Así la concepción neoliberal del desarrollo en el Perú abarcó servicios eminentemente públicos como éste que en la década anterior estaban protegidos con una intensa pero necesaria regulación.
¿Cómo ha afectado esta desregulación en la calidad del transporte de pasajeros? Es la pregunta que puede servir como punto de partida para entender mejor el problema del tráfico urbano y la alta tasa de accidentalidad en el transporte urbano e interprovincial.

2. Desarrollo
El ajuste estructural que se vivió en el Perú en los años 90 se estableció con una ausencia de mecanismos adecuados de regulación que aseguraran mínimamente un orden y una garantía de seguridad necesarias para el desenvolvimiento de las actividades económicas y en especial en el mercado de transporte que tiene que ver con la seguridad y la vida misma de las personas. Trasladar personas de un lugar a otro no es lo mismo que administrar un banco o producir galletas, un pequeño error en la gestión de una entidad financiera o en una empresa productiva podría costar unos cientos o quizás miles de soles que generalmente no van más allá de una reducción de los beneficios de la empresa sin perjudicar los bolsillos de los ahorradores o la salud de los consumidores; pero no pasa lo mismo en el caso de una empresa de servicios de transporte público de cuyo buen desempeño dependen vidas humanas.
La imposición del nuevo modelo de desarrollo, que hacía presunciones de infalible, se acomodó fácilmente a la actitud comodona del gobierno fujimorista. El neoliberalismo se impuso en nuestro país sin miramiento alguno, como una moda a la que había que seguir y entonces desconocimos nuestra realidad, la ignoramos. En el caso del transporte, los entusiastas del nuevo modelo de desarrollo impulsado por la banca multilateral, no previeron las consecuencias de la libertad de ruta, de los permisos de operación y de la importación de vehículos de segundo uso que desde ese momento y hasta hoy se han convertido en un dolor de cabeza para los usuarios por el desorden creado, la informalidad reinante y el inexorable aumento de la tasa de accidentalidad.
La idea original al implantar las políticas del consenso de Washington era atraer inversiones, las cuales modernizarían el parque automotor y crearían empleo digno para los peruanos. Pero todas estas propuestas colisionaron frontalmente con la realidad socioeconómica que vivía el Perú en ese entonces. En el país existía un alto índice de desempleo después del masivo despido de las empresas públicas privatizadas, lo que hizo que muchas de estas personas sin empleo invirtieran el dinero de su indemnización comprando combis y custers para ofertar servicio urbano de pasajeros y aquellos que pudieron ahorrar más, comprando buses para convertirse en pequeños empresarios de transporte interprovincial de pasajeros. La mayoría de estos pequeños empresarios emprendieron sus negocios con bastante precariedad y de manera informal debido a los pequeños capitales que poseían; sirvieron al mercado de transporte como un sobreviviente más de la falta de oportunidades en un país cuyo Estado desatendió sus deberes de velar por la seguridad y la tranquilidad de la población dedicándose únicamente a velar por la libertad económica.
La libertad entendida como un valor y un principio básico para el desarrollo del hombre y de una sociedad tiene que estar al nivel de otros principios igualmente válidos y elementales y no por encima de estos; por eso la seguridad, la salud y la vida de las personas deben ser reguardadas por el Estado y por la Constitución tanto como la libertad de negociar o de tener derecho a la propiedad.
Además, vemos que en nuestro país se sigue aplicando un modelo de desarrollo dictado por la banca multilateral sin tener en cuenta nuestra situación de país subdesarrollado, con escaso capital nacional y con una cultura de la informalidad que es necesario remediar, primero porque no necesariamente fuerzas artificiales e impersonales de un mercado guiarán a toda la sociedad hacia el desarrollo, el desarrollo es algo más complejo que sólo libertad económica.

3. Conclusión
Se puede concluir que un desarrollo con una mayor apertura a la inversión privada en el transporte de pasajeros no debe implicar necesariamente una desregulación extrema de estos mercados pues esto nos ha llevado a descuidar otros derechos igual de importantes que tienen que ver con este sector como es la seguridad.
El transporte público urbano e interurbano es un claro ejemplo de que un liberalismo extremo nos lleva al caos y la inseguridad que ponen en riesgo el fin último de todo modelo de desarrollo que es la vida misma de las personas.

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