UN SOCIÓLOGO EN CAMPAÑA

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Artículo escrito para la revista Imaginación Sociológica de la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.

 Para los militantes y seguidores de Carlos Leyton, la mayoría de ellos profesionales y técnicos de la gestión pública y del desarrollo, su candidatura representaba la opción más seria para la presidencia del Gobierno Regional. Decían que la suya era una campaña limpia, basada en propuestas viables para la región y en mostrar su experiencia y capacidad profesional para el cargo; sin embargo, como sucede muchas veces en nuestro medio electoral, pocas veces gana el candidato con mejores propuestas o el más decente.

 Amigos, compañeros y colegas, muchos de ellos sociólogos, se involucraron de lleno en la campaña de Leyton, la desazón de esta elección no debería consumir su esperanza en la forma honesta de afrontar una campaña electoral. Conocidos los resultados, deberían hacer un análisis de los errores cometidos y no sólo culpar a la mala elección de los electores, como muchos de ellos lo hicieron.

 El movimiento regional CONPROMISO, del cual forma parte Leyton, es un movimiento tecnocrático que cree en el dominio de expertos especialistas para un buen gobierno, su equipo valoró y utilizó tardíamente el componente político para su campaña, hablo del uso de la estrategia, de la negociación, de los gestos y del discurso que despierta a las masas y generan en ellas adhesión y compromiso. Subestimar la política desde su creación es el motivo por el cual, como sucede con muchos movimientos de tecnócratas o que hacen alarde de ser apolíticos, sólo llegaron al poder de la mano de un caudillo y fueron manejados por él y su grupo que sí tuvieron una visión más política. A los técnicos les cuesta ganar elecciones, pero son un importante contingente de ideas para los buenos políticos que sí saben hacerlo, además de obtener el poder, pueden mantenerlo. Lo técnico y lo político deberían estar siempre presentes para un buen gobierno, lo que pasa es que aquí generalmente los políticos menosprecian a los técnicos en el poder y fracasan, en cambio los técnicos no pueden siquiera alcanzar el poder.

 Por otro lado, a mi parecer la campaña de Alianza para el Progreso de Arequipa empezó con un supuesto equívoco, como creer que Leyton ya tenía una presencia y posicionamiento ganado por haber sido Ministro de Estado, Vicepresidente y Jefe del gabinete de Asesores del Gobierno Regional de Arequipa. Leyton siempre tuvo un perfil bajo en los cargos que ostentó. No contó con esa exposición mediática de otros funcionarios (Yamila, por ejemplo) y mas bien siempre se mantuvo a la sombre de Juan Manuel Guillén. Recién en esta campaña se dio a conocer con todo el electorado regional, antes sólo contaba con ese reconocimiento en su círculo de académicos y profesionales allegados, un círculo muy pequeño comparado con el total del electorado arequipeño. Pero para su mala suerte la campaña de escasos 2 meses que hizo, no le alcanzó para ganarse a un electorado acostumbrado a los outsiders carismáticos o políticos mediáticos.

 La publicidad de campaña de Leyton, con un mensaje de propuestas rígidas, cifras exactas y énfasis en sus logros profesionales, llegó, a los pocos que lo conocían, como un refuerzo de ese candidato con experiencia en gestión pública y el más preparado para gobernar la región, lo que generó una, aunque pequeña, fuerte militancia e identificación con su candidatura. Pero este mismo mensaje fue ininteligible y confuso para la mayoría de electores, quienes no lo conocían pero se le mostraba a un candidato que “sí sabía y lo haría”, este y otros mensajes con información técnica de sus propuestas llegaron como una información enrevesada y aburrida para el gran público electoral.

 Finalmente cabe preguntarse: ¿pudo sumar a su campaña el símbolo y la figura de un líder tan polémico de un partido norteño en Arequipa? César Acuña, fundador y líder de Alianza Para el Progreso, representa en muchos aspectos los defectos políticos que Alianza para el Progreso de Arequipa criticó en campaña a sus contrincantes, ¿no deberían empezar desligándose de esa alianza?

 Esta última campaña electoral me deja 3 reflexiones finales y a manera de conclusión:

 –          En nuestro entorno abundan los políticos sin visión técnica y los técnicos sin visión política. La gestión pública se ha vuelto tan compleja que necesitamos de conocimientos especializados para hacerla eficiente, principios éticos para evitar los vicios del poder, pero también de una visión estratégica para dirigirla.

 –          Los profesionales de las ciencias sociales embarcados en una campaña electoral deben reconocer que su círculo y reconocimiento social son aún muy pequeños para afrontarla. Cómo saber llegar a una población muy diversa debe preocuparnos no sólo en política sino también en nuestro propio ejercicio profesional.

 –          El mensaje que emociona y despierta una inclinación del elector promedio hacia cierto candidato, por lo general está sólo en un par de mensajes fuerza y no en un montón de cifras correctas y propuestas rígidamente bien estructuradas.

 P.D. Saludo la publicación del primer número de esta revista. En una profesión como la nuestra, tener publicaciones en una revista nos fortalece como profesionales y mejora nuestras oportunidades en el mercado laboral. Espero que esta revista se posicione con el tiempo y el análisis sobre temas sociales sea una constante en nuestra vida diaria como sociólogos. “Esa es nuestra tarea y nuestra promesa”.

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