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Cuando llego a la cuadra donde supuestamente está ubicada, no puedo dar con él y después de creer que tengo una dirección equivocada, pregunto a una tendera sobre el dichoso colegio. La señora de la tienda me indica que la dirección es correcta, entonces regreso incrédulo a la dirección donde hacía instantes había visto un gran letrero acerca de un centro de peluquería. ¡Vaya sorpresa!, este colegio funcionaba ahí, en una casona que compartía sus instalaciones con un centro de enseñanza de peluquería cuyo gran letrero opacaba el escondido banner del colegio.
Aunque su ubicación muy céntrica parecía decirme algo positivo sobre su calidad académica, rápidamente su corta extensión, el exiguo pago y la rápida forma de mi contratación, entre otras cosas, cambiarían mi percepción.
Las aulas son intentos fallidos de crear un ambiente escolar. Sus espacios reducidos, hechos con otros fines que no eran los académicos, dan cuenta del hacinamiento en el que se estudia. El patio, de unos 200 m2, tiene un aro de basket, una pared pintada de frontón, unos sujetadores para instalar la malla de vóley y en el medio se dibuja un mediocampo para que los alumnos también puedan jugar futbol. A la hora del recreo este corto espacio sirve para practicar todos esos deportes al mismo tiempo, y otros más que se imaginen los estudiantes. Un desorden que algunas veces puede provocar diversión en los niños y jóvenes, pero que en esencia no les permite una verdadera concentración para desarrollar un deporte, ni mejorarlo, ni tampoco una verdadera recreación.
Los grandes colegios privados generalmente no pasan apuros económicos porque tienen un buen manejo administrativo y un prestigio ganado que les asegura siempre un número de alumnos solicitantes mayor al número de vacantes ofrecidas. Algo diferente sucede en estos casa – colegios quienes todos los años se someten a una competencia feroz por cubrir el total de vacantes que aseguren el sostenimiento del negocio.
Gran parte de estos colegios también son pre universitarios, por lo que su principal publicidad a la hora de convocar más alumnado son el número de alumnos que lograron hacer ingresar a la universidad. En mi opinión creo que esto más bien debería ser tomado como un mal indicador, ya que en su afán de obtener la mayor cantidad de ingresantes estos colegios le dedican una mayor cantidad de horas a cursos y temas que están contenidos, en la mayoría de los casos, en el prospecto de la UNSA que tiene un desarrollo temático muy limitado y que deja a los alumnos con un aprendizaje superficial de otras materias y temas tan importantes como los anteriores, además que las horas de arte o educación física no son horas intangibles sino que otro profesor puede tomarlas cuando guste, ya que son “cursos de relleno”.
La mayoría de estos profesores lo son también de academias pre universitarias y sin estudios profesionales de educación, lo que los vuelve maestros empíricos que si bien dominan su curso y saben enseñar, no son verdaderos maestros a la hora de transmitir valores y habilidades personales. Algo fundamental en la etapa escolar. La preocupación de los maestros está más centrada en la preparación para el examen de admisión y que sus alumnos sean futuros ingresantes, su desarrollo integral y humano importa poco porque sus padres los mandaron al colegio para que cuando sus hijos salgan de este, ingresen directo a la universidad, pero quién sabe si ellos quieren en realidad eso.
Por último, los profesores son verdaderos ausentes en los eventos que realiza el colegio y no sienten ninguna identificación con éste. Como no ganan lo suficiente tienen que buscarse más horas en otra institución, algo también muy conocido en los colegios públicos, pero que en estos últimos al menos los profesores sienten identificación por el colegio y participan en las principales actividades académicas y no académicas, además que en las aulas transmiten ese sentimiento de pertenencia a una comunidad de estudiantes más grande que traspasa las fronteras del colegio y del tiempo.
Las casa colegio no son un auténtico centro de educación básica por lo que urge una necesaria vigilancia de su actividad y una verdadera regulación de las actividades que realizan para que no sean sólo meras actividades comerciales sino que cumplan su función básica de educar integralmente a los niños y jóvenes de nuestro país.
Aunque su ubicación muy céntrica parecía decirme algo positivo sobre su calidad académica, rápidamente su corta extensión, el exiguo pago y la rápida forma de mi contratación, entre otras cosas, cambiarían mi percepción.
Las aulas son intentos fallidos de crear un ambiente escolar. Sus espacios reducidos, hechos con otros fines que no eran los académicos, dan cuenta del hacinamiento en el que se estudia. El patio, de unos 200 m2, tiene un aro de basket, una pared pintada de frontón, unos sujetadores para instalar la malla de vóley y en el medio se dibuja un mediocampo para que los alumnos también puedan jugar futbol. A la hora del recreo este corto espacio sirve para practicar todos esos deportes al mismo tiempo, y otros más que se imaginen los estudiantes. Un desorden que algunas veces puede provocar diversión en los niños y jóvenes, pero que en esencia no les permite una verdadera concentración para desarrollar un deporte, ni mejorarlo, ni tampoco una verdadera recreación.
Los grandes colegios privados generalmente no pasan apuros económicos porque tienen un buen manejo administrativo y un prestigio ganado que les asegura siempre un número de alumnos solicitantes mayor al número de vacantes ofrecidas. Algo diferente sucede en estos casa – colegios quienes todos los años se someten a una competencia feroz por cubrir el total de vacantes que aseguren el sostenimiento del negocio.
Gran parte de estos colegios también son pre universitarios, por lo que su principal publicidad a la hora de convocar más alumnado son el número de alumnos que lograron hacer ingresar a la universidad. En mi opinión creo que esto más bien debería ser tomado como un mal indicador, ya que en su afán de obtener la mayor cantidad de ingresantes estos colegios le dedican una mayor cantidad de horas a cursos y temas que están contenidos, en la mayoría de los casos, en el prospecto de la UNSA que tiene un desarrollo temático muy limitado y que deja a los alumnos con un aprendizaje superficial de otras materias y temas tan importantes como los anteriores, además que las horas de arte o educación física no son horas intangibles sino que otro profesor puede tomarlas cuando guste, ya que son “cursos de relleno”.
La mayoría de estos profesores lo son también de academias pre universitarias y sin estudios profesionales de educación, lo que los vuelve maestros empíricos que si bien dominan su curso y saben enseñar, no son verdaderos maestros a la hora de transmitir valores y habilidades personales. Algo fundamental en la etapa escolar. La preocupación de los maestros está más centrada en la preparación para el examen de admisión y que sus alumnos sean futuros ingresantes, su desarrollo integral y humano importa poco porque sus padres los mandaron al colegio para que cuando sus hijos salgan de este, ingresen directo a la universidad, pero quién sabe si ellos quieren en realidad eso.
Por último, los profesores son verdaderos ausentes en los eventos que realiza el colegio y no sienten ninguna identificación con éste. Como no ganan lo suficiente tienen que buscarse más horas en otra institución, algo también muy conocido en los colegios públicos, pero que en estos últimos al menos los profesores sienten identificación por el colegio y participan en las principales actividades académicas y no académicas, además que en las aulas transmiten ese sentimiento de pertenencia a una comunidad de estudiantes más grande que traspasa las fronteras del colegio y del tiempo.
Las casa colegio no son un auténtico centro de educación básica por lo que urge una necesaria vigilancia de su actividad y una verdadera regulación de las actividades que realizan para que no sean sólo meras actividades comerciales sino que cumplan su función básica de educar integralmente a los niños y jóvenes de nuestro país.