La “Difunta Correa” encierra una profunda e impactante historia de amor y fidelidad, y es hoy el fenómeno social – religioso extra-Iglesia, mas importante de América Latina.
¿QUÉ MISTERIO ENCIERRA LA DIFUNTA CORREA?
¿Qué hace que centenas de miles de creyentes todos los años visiten el lugar de su martirio y su muerte y manifiesten a quienes los quieran escuchar su fé basada en milagros que afirman le concedió “la difuntita”? ¿ Que hace que familias enteras año a año vengan a visitar Vallecito no solo desde todos los departamentos de la Provincia de San Juan, sino también desde todos los puntos cardinales de Argentina, y desde los países hermanos de América Latina, y aún desde todos los diversos continentes? ¿Cual es el misterio humano de amor que la proyecta trascendente hasta hoy a mas de 150 años de su muerte? ¿ No será que con el simbolismo de su muerte nos está dando un mensaje para este tiempo? La imagen retenida por el pueblo es el de una mujer que yacía en los cerros y como la última expresión del amor de madre, sabiéndose cercana a la muerte, apretó a su hijo hacia su pecho y murió amantándolo, y ya muerta continuó su hijo alimentándose del pecho materno. Así los encontraron y así lo relataron los arrieros. Pero hay mas, mucho mas en la historia de la “Difunta Correa”.
Los inicios
TIEMPOS DE ABUSOS Y DE VIOLENCIA
Los hechos ocurrieron aproximadamente entre las décadas de 1840 y 1850, y la fecha tope que estimo pueden haber ocurrido estos hechos es hasta 1854, o sea con seguridad hace mas de ciento cincuenta (150) años. Se vivieron las luchas fraticidas entre “unitarios” y “federales”, y en todo el país las batallas llenaron de sangre el suelo argentino. Los jefes de tropas y de montoneras abusaban abiertamente de la población civil sometiéndola a sus violentos desmanes, y así terminada la batalla solían dedicarse a saquear al pueblo vencido y a violar a sus mujeres. De la regla del sufrimiento, injusticia y barbarie de aquellos tiempos no pudo salvarse la familia de Deolinda Correa.
POR QUE SE LANZO AL CAMINO LA DEOLINDA CORREA CON SU HIJO EN BRAZOS.
En General todos los escritos que hay sobre el tema y toda la tradición oral coinciden en lo mismo: Una tropa montonera venida desde La Rioja pasó por San Juan para reclutar tropa y vituallas, las mercaderías las robaban a la fuerza, y a los hombres jóvenes los reclutaban a la fuerza. Y así reclutaron a Baudilio Bustos el joven esposo de Deolinda Correa. Dice la tradición que Baudilio Bustos se resistió a ser reclutado e incluso que huyó y tras de él lo fueron a prender la tropa montonera. Ante ello Deolinda Correa quedó desamparada.
REQUERIMIENTO DE AMOR DE UN COMISARIO.
La Difunta Correa habría sido una mujer linda, de buen porte, y “se dice que por aquellos tiempos había en la zona un comisario que quería requerir de amores a la joven esposa y madre Deolinda Correa” Y al pasar el reclutamiento “la leva” como se le llamaba entonces, para incorporar nuevos soldados a las fuerzas montoneras, reclutan al joven esposo Baudilio Bustos y lo quieren llevar por la fuerza. La tradición dice que fue contra su voluntad. ¿No podía ser que sabía necesaria su presencia para proteger a su joven esposa del acoso del Comisario del pueblo?. Al quedar desamparada sin su esposo indudablemente corría peligro. Su futuro cierto, tarde o temprano era ser mancillada,y convertirse en concubina obligada del Jefe de la zona. Y es indudable que ella amaba a su esposo. El ser humano dice la verdad de su vida por sus actos. Ella amó a su hombre hasta la muerte…..
Solo se abrían ante Deolinda dos caminos: aceptar al otro hombre que no era su marido y convertirse en amante infiel, o huir siguiendo la ruta seguida por la montonera con la esperanza de aguantar la sed entre aguada y aguada, y encontrarse con algunos arrieros que la ayudaran a llegar a las bases riojanas de las tropas Montoneras, y por lo menos convertirse en una de las tantas mujeres que solían seguir fielmente a sus hombres en los campamentos. Y es así que sale con su hijo en brazos siguiendo el camino de la tropa que había llevado a su marido.
Se habría ido con el niño pues no podía dejarlo en ningún pariente o vecino porque corría el seguro peligro de que el comisario convirtiera a su hijo en rehén, para exigir el regreso de Deolinda y la entrega abominable en su lecho. El peligro que correría su hijo en poder del Jefe policial en caso de no volver Deolinda, es la explicación lógica y coherente del porqué Deolinda Correa, al seguir tras los pasos de su esposo, no dejó al niño en la casa de cualquier pariente o vecina generosa, en vez de hacer correr a su hijo, el peligro de los cerros, el desierto y tal vez la muete.