Tan sólo el nombre “Partido Nacionalista”, debería ser suficiente para generar, por lo menos, dudas o sospechas a cualquiera que se haga llamar progresista, de izquierda, ecologista, alter-mundialista, anti-globalización, peor aún, si se hacen llamar socialistas o comunistas. Durante las elecciones quienes no creíamos en el proyecto electoralista de Humala fuimos considerados infantiles por quienes creen o creían (muchos ya abrieron los ojos) que los cambios venían con forma de ánfora. En aquel momento señalábamos que la organización es imprescindible y que sin bases ideológicas y programáticas claras, todo proyecto, en el mejor de los casos, tiende a naufragar y en el peor convertirse en una autocracia corrupta y represiva, como lo prueba el caso de Alberto Fujimori y sus matices Toledo y García.
La reciente renuncia al partido nacionalista de la congresista por el Cuzco: Verónika Mendoza, constituye una muestra de las ilusiones electorales en las que muchos creyeron. Lo curioso es que, incluso ahora, muchos la quieren convertir en símbolo de consecuencia, como incluso ella misma cree o intenta hacer creer, cito: ” he presenciado con indignación e impotencia cómo se ninguneó la real y legítima demanda de Espinar.” y añade que “mantener el modelo económico neoliberal significa pues imponerlo, y eso deviene en conflictos sociales que el gobierno ha venido enfrentando brutalmente con la represión de la protesta social. Encabeza el actual gabinete una persona que declara admirar al dictador Alberto Fujimori y tenemos como Ministro del Interior a un oficial retirado del Ejército que firmó la “deshonrosa acta de sujeción” de Montesinos. Esto configura un régimen que ya viene siendo caracterizado como “minero-militar”. El premier Valdés carga con la responsabilidad política de muertos, heridos y de detenciones humillantes y arbitrarias de autoridades locales como el alcalde Mollohuanca y de miembros de instituciones de defensa de los derechos humanos que actuaban para evitar la violencia durante el conflicto.” Nótese que la responsabilidad es de Valdés y quién nombró a Valdés.
Por otro lado, tal parece que algunos, en particular la Sra. Mendoza olvida que las cifras de la primera vuelta indicaban que un 70% de los votantes no estaban de acuerdo con el cambio de modelo económico, algo con lo que ni siquiera el entonces candidato Ollanta, parece haber estado muy de acuerdo, puesto que no conocía las propuestas económicas del primer plan de gobierno, el de la dizque “Gran Transformación”, al que le fue muy fácil abjurar públicamente, aupado por muchos de los que hoy lo llaman traidor, en particular la hoy congresista Mendoza. Por lo tanto, eso de la imposición del modelo no tiene sentido. En todo caso, si quería cambiar el modelo, hubiese renunciado en cuanto se firmo la llamada “Hoja de Ruta”, que a decir verdad era un cambio para no cambiar nada, que es lo que finalmente se está implementando, en eso no hay mayor sorpresa.
En segundo lugar, le preguntaría a la Sra. Mendoza, ¿qué hizo cuando Valdez o Calle fueron nombrados?, ¿por qué no renunció antes?. Es muy cómodo renunciar ahora, me parece más un cálculo político, porque con una renuncia “tan oportuna” estaría asegurando una potencial reelección en su jurisdicción, por el contrario si es una renuncia sincera, demostraría también incapacidad o como ella dice “impotencia” para actuar. Lo mismo se podría aplicar al congresista Rimarachin.
Aunque, me decanto por la primera y más simple hipótesis, porque en efecto es más fácil abandonar el barco cuando este hace aguas, total la Sra. Mendoza ya tiene su escaño de congresista y todos los beneficios que ello trae hasta el fin de su periodo. Ahora, sigo preguntando, ¿qué tipo de control hicieron estos congresistas, para evitar la situación actual?, ¿qué tipo de contrapeso político representaron, para que finalmente el “caudillo-militarista” no se rodeara de impresentables con prácticas montesinistas?
Ahora bien, la mayor parte de análisis, declaraciones y hasta status de Facebook se concentran sólo en coyuntura. Es que se está esperando los conflictos que vendrán después de Conga y Espinar. Preguntaría, ¿cuál fue la iniciativa legislativa para reformar las leyes que rigen las actividades extractivas y potencialmente contaminantes?, es necesario y urgente elevar los estándares medio ambientales, esa es una verdad de Perogrullo. Pregunta, ¿qué hizo la bancada de “todas las sangres” en ese sentido?
Me reafirmo en la necesidad de asignar y emplear eficientemente los recursos de la minería, por lo tanto no es válida la oposición ciega a una actividad, neutral en sí misma, además de necesaria para el país. Lo que es necesario cambiar son las relaciones entre el estado, la empresa y las comunidades, ahí es donde entre el poder legislativo. Creo que lo mínimo que podía esperarse de los congresistas oficialistas era que intentaran cambiar, cuando menos, el aspecto normativo, es decir las leyes que rigen los estándares medio ambientales en el país, además de velar por un control efectivo y contrapeso político a quienes siempre han estado y siguen en el poder (los grandes grupos económicos), no han podido hacer ni lo uno, ni lo otro, principalmente por la carencia ideológica y la poca creatividad para generar propuestas concretas en beneficio de las mayorías.