DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA O LA “FORMA CORRECTA DE HABLAR”

[Visto: 23441 veces]

En el Perú, además de las formas típicas de discriminación, léase la racial, económica, social, de género, de especie , etc.; existe otra profundamente arraigada y no tan percibida: la discriminación lingüística. Dentro de esta, podemos distinguir dos clases:
1. Discriminación basada en el origen geográfico
2. Discriminación educacional

La discriminación basada en el origen geográfico se desarrolla dentro de un contexto de migración en el que un grupo móvil arriba a un determinado lugar en el cual existe un modo particular de hablar. La discriminación se ejerce por parte de personas que practican el dialecto “oficial” hacia personas que, por la reciente movilidad geográfica, no lo han adquirido.Sobre lo señalado, tengamos presente la discriminación dirigida hacia poblaciones selváticas y serranas donde es motivo de burla o mofa el llamado dejo, es decir, el acento peculiar del habla de determinada región, variación del lenguaje que es equiparado a un hablar incorrecto. Así, pongamos como ejemplo dos casos sucedidos en años recientes, el primero ocurrido en una unidad de transporte público limeño donde el cobrador era una persona de origen andino poseedor de un dialecto de la sierra central, el mismo que al requerir a uno de los pasajeros si no tenía cambio o sencillo, pues había recibido un billete de veinte soles del mismo, fue víctima de una frase dura, además, de discriminatoria: “Aprende a hablar bien el castellano, cholito igualado, así como hablamos los criollos, no se dice sencillo sino sencillo”.La grafía “ll” hace imposible percibir la diferencia a la cual se refería el pasajero, la cual alude a la forma particular que tienen las personas de origen andino de pronunciar la doble ll; así para el victimario, “hablar bien el castellano” equivalía a hacerlo como lo hace la gente de la capital, como lo hablan los “criollos”, aparejado a ello, el pasajero ubica en una posición de inferioridad a su interlocutor al afirmar que este se le está “igualando”. El segundo caso se refiere a algo bastante común en la sociedad peruana y muy especialmente en las ciudades capitalinas: la autodiscriminación. Hace algunos años, durante mis estudios en Generales Letras de la Universidad Católica, conocí a una chica que me hacia recordar bastante a Bobby de “Alienación”, el celebre cuento de Julio Ramón Ribeyro. Supe por una amiga en común que la chica en mención odiaba su segundo nombre -Felicita- porque según ella era “de chola”, que prefería decir que vivía en el distrito de la Molina a pesar que vivía en Ate, porque este último “es de berracos” y que su sueño era casarse con un ciudadano de Estados Unidos para “mejorar la raza”. Al semestre siguiente, se presentó como voluntaria para el programa “Compañero PUCP”, el cual facilita la integración de los estudiantes extranjeros a la vida universitaria a través de la asesoría de un estudiante local, con el fin de “cazar” alguno, tal como lo dijo en sus propias palabras, y así pareció ocurrir con Guillermo, un ciudadano argentino. Poco tiempo después, tiñó su cabello de rubio -para hacer juego con el de su ahora enamorado, también del mismo color- se puso lentes de contacto verdes y un aparato invisible dentro de la nariz que la hacia menos aguileña, a la par que realizó un cambio dramático en su forma de hablar, según ella influenciada por el contacto directo con el muchacho bonaerense, simulando fonemas como si de una ciudadana argentina se tratara, en vista que “ese dejo era más cool”. En este caso, la discriminación no viene por parte de un sujeto externo sino que una persona de forma inconsciente, tras un proceso en el que también ha sido víctima de discriminación, rechaza su dialecto, por asociarlo a la discriminación recibida, para asumir otro que considera de mayor prestigio social.

A partir de lo que venimos diciendo, rompamos el mito de que existe una forma correcta y/o apropiada de hablar; así no se puede aseverar científicamente que una determinada manera de hablar sea mejor o superior a otra puesto que la forma de manifestación de cada una de ellas obedece a diversos factores sean estos, sociales, culturales, étnicos, etc. En esta línea de razonamiento, la discriminación lingüística obedece a una postura etnocéntrica respecto a la forma de utilizar una lengua determinada, donde el sujeto al considerarse parte de un grupo sociocultural determinado asume que su variedad lingüística es la idónea. Ante ello, hagamos hincapié en que la lengua es un sistema de signos articulados de los que hace uso una comunidad de habla lingüística para comunicarse; dichos miembros están afectos a distintos factores extralingüísticos como son el de género, el educacional, el generacional, etc., factores que influencian en el uso que hacen de su lengua lo cual genera las distintas variedades lingüísticas o dialectos.
En consecuencia, la forma de hablar de los ejemplos citados vienen a ser correctas, léase la del cobrador de combi, la del prejuicioso pasajero, la de la chica acomplejada y la de su enamorado argentino; que el segundo y la tercera consideren que existe una forma óptima de hablar, no tiene ninguna base científica sino que obedece a la ignorancia, a creencias, prejuicios y/o formas excluyentes de percibir la realidad y a los “otros”.

La segunda forma de discriminación es la que tiene como premisa a la educación oficial. Desde que el individuo ingresa a las instituciones educativas públicas o privadas, se le enseña que existe una “forma correcta de hablar”; en consecuencia desarrollar el “habla culta” se lograría mediante una sólida educación que tendría como principal contribuyente una universidad de prestigio, dentro de la cual el estudiante a través de la instrucción permanente recibida, independientemente de la profesión elegida, y la interacción constante con personas vinculadas a diversas áreas del conocimiento, vendría a adquirirla y desarrollarla. El “habla culta” es la difundida y avalada por la Real Academia de la Lengua Española, institución que de forma arbitraria establece normas, reglas, significados y conceptos de las palabras, lo cual trae aparejado también la “forma correcta de escribir”.
El segundo tipo de discriminación se da por parte de quienes tienen el poder del conocimiento, de quienes han aprendido y emplean el “habla culta” hacia los que no. Si bien se trata de una forma de discriminación, la educacional se encontraría “justificada” en las ideas de progreso y ascenso social y económico; siendo que aquella se torna corrosiva en el caso de los ciudadanos que no saben leer y/o escribir castellano. Respecto de esto último, tomemos como ejemplo el acto estatal traducido en la política de alfabetización, lo cual encierra un punto de vista etnocéntrico y occidentalizado, el cual considera a todas las personas que no tienen conocimiento de la lectura y escritura como atrasadas, tomando como premisa a la educación formal.
Por tanto, las grandes proclamas de combate y/o erradicación del analfabetismo no toman en consideración, como tantas veces, la realidad pluricultural del país en donde existen más de cuarenta lenguas indígenas que son de tradición oral, es decir no poseen una escritura desarrollada. En vista de ello, la “bienintencionada” política estatal difundida por los medios de comunicación masivos y las disertaciones ofrecidas incluso por presidentes tienen el efecto de generar en el espectador la sensación de que todo aquel que no tenga conocimiento de la lectura o escritura -del castellano en el caso peruano- se encontraría en un nivel distinto de quienes si lo tienen, siendo percibidos de manera negativa.

Tanto la discriminación educacional como la basada en el origen geográfico se confunden y entrelazan; pensemos por ejemplo en una ciudadana peruana perteneciente a la comunidad awajún quien ha migrado recientemente a Lima y que se encuentra en pleno proceso de aprendizaje del castellano, persona que, casi seguro, será víctima de ambos tipos de discriminación, lo cual enfatizamos se relaciona directamente con el enorme racismo existente en el país, lo cual sería menos incisivo y más tolerable si de una persona extranjera se tratara, tal como señalamos con el ejemplo de Guillermo, quien pareció sufrir bastante cuando la versión femenina de Roberto López, lo dejó por otro ciudadano extranjero, esta vez inglés, de nombre Dimitri, de quien adoptó, además de su hinchaje por el Manchester United, la forma incipiente de hablar el castellano, pues eso según su prejuiciosa forma de entender las relaciones sociales, la hacía aún más chic ante su familia y la sociedad.

Puntuación: 4.23 / Votos: 195

24 pensamientos en “DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA O LA “FORMA CORRECTA DE HABLAR”

  1. Mariafe

    Hola, me pareció muy interesante tu investigación, quisiera saber más información sobre este tema y cuales han sido tus fuentes para poder plantear las dos clases de discriminación , espero una pronta respuesta.
    Gracias

    Responder
  2. Aurora Molina

    Señor
    Pavel Muñoz Ayona

    Mediante la presente me es muy grato dirigirme a ustedes y hacerle extensivo mi mayor consideración.

    El Centro de Servicios y Elaboración de Proyectos de Investigación CESEPI, se encuentra realizando el estudio de Demanda Social y Mercado Ocupacional para la Escuela Académico Profesional de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú; de acuerdo a lo establecido a en la Ley del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa – SINEACE, N° 28740.

    El estudio comprende, entre otros puntos, la realización de encuestas y/o entrevistas a posibles empleadores de egresados de Lingüística o a expertos y conocedores del desempeño profesional.

    Con este fin, nos sería de mucho favor, poder contar con sus opiniones mediante el desarrollo una simple encuesta. Favor ingresar a siguiente enlace:

    http://goo.gl/forms/IP6ZBVvzSfTMaxcC3

    Agradezco de antemano la atención prestada.

    Sin otro particular,
    atentamente
    Responsable de Ejecución
    “Estudio de Demanda Social y Mercado Ocupacional para la
    Escuela Académico Profesional de Lingüística de la
    Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM”
    teléfono: 51-1 949-282001 (Lima-Perú)

    Responder
  3. Cristina Gonzáles

    Un trabajo muy puntual, gracias. Me gustaría saber las fuentes del trabajo, quizas algunas lecturas recomendadas y así poder profundizar la investigación. Muy buen trabajo, espero alguna respuesta y de antemano, gracias.

    Responder

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *