Tú tampoco quieres verlos A propósito del vídeo de micromachismos. Segunda parte.

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2. Cuando a pesar de reclamar igualdad de derechos, y obviamente de trato, te aprovechas de la “sociedad patriarcal” que te oprime.

Caso típico es el de “Chicas no pagan” o “Chicas Barra Libre toda la noche” que ofrecen muchas discotecas y bares. Aprovechar esa promoción sexista tiene como fin atraerte para ser la carnada de varones que van en busca principalmente de sexo, varones que si pagan, ya sea la entrada o sus bebidas, convirtiéndote tú en el producto. Obviamente si eres lesbiana el negocio, que te trata como producto, te beneficia para conseguir pareja.

3. Cuando asumes un papel pasivo en una relación de enamoramiento.

A muchas mujeres les puede gustar alguien del sexo opuesto, pero esperan que este sea el que dé el primer paso. Si te sientes capaz de emprender un negocio, de iniciar una carrera universitaria, de luchar contra los machirulos que te acosan, ¿por qué no eres capaz de decirle lo que sientes? Muchas mujeres afirman que no toman la iniciativa porque quedarían como “fáciles” o “mandadas”, términos impuestos por una sociedad tradicionalista que no permite el libre desenvolvimiento de aquellas y a la que con tu conducta pasiva contribuyes a su manutención. Al asumir un papel pasivo, en muchos casos atribuyes la responsabilidad de tus respuestas al cortejo por parte del sujeto activo, logrando de ese modo evadir tu culpa, trasladándola, por lo que en realidad tú quisiste, también, hacer.

Por tanto, si alguien te gusta, ya sea para una noche o para toda la vida, deberías tomar la iniciativa; de esta forma contribuirás a que el varón, ni otras mujeres consideren erróneamente que eres alguien a quien se debe “conquistar” y evitarás, más a largo que a corto plazo, que aquellos te aborden de diversas maneras como puede darse en un espacio privado como un bar o desde su auto cuando te encuentras en uno público

4. Cuando consideras que es obligación del varón, invitarte todo.

Si bien él puede hacerlo en determinadas ocasiones; por sentido común o por una simple noción de justicia, tú también puedes ser la que invite, o mas sencillo aún, cada vez que salgas con alguno, a fin de empoderarte o de no dar lugar a suspicacias, paga tu parte. Así evitas que tu contraparte piense que puede, hablando coloquialmente, “cobrarse de otro modo” a la vez que contribuyes a que en un futuro mediato o lejano, el mozo no presuma que el varón va a pagar la cuenta y se la entregue a él cuando terminen la cena, con lo cual aportarás a erradicar los “micromachismos” que tanto te afectan.

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