Las malas prácticas de los partidos políticos de nuestro país han hecho que, a pesar de las cuotas de género, se siga ubicando a las mujeres en los últimos lugares en las listas electorales, lo que permite cumplir a los partidos con la cuota pero sin que las mujeres tengan posibilidad real de ser elegidas.
Más aún, las exministras recordaron las veces que por permanecer en su objetivo sufrieron en carne propia acoso político de parte de sus colegas varones, haciéndoles sentir su poder y dominio del ámbito público.
Si realmente queremos que estas desigualdades de género cambien debemos aprobar estas reformas. Ello coadyuvará sin duda a que en el bicentenario seamos un país democrático donde varones y mujeres tengamos las mismas posibilidades para ejercer nuestros derechos.