Va una reflexión que preparamos y que se publicó en el Diario El Peruano el viernes 7 de agosto de 2009.
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Por: Luis Durán Rojo
Abogado.
Director de Análisis Tributario (Aele).
Profesor de Derecho en la PUCP.
El 25 de junio pasado falleció Luis Aparicio Valdez, reconocido jurista y profesor universitario que tuvo una notable relevancia en el mundo del Derecho, en general, y del Derecho tributario, en especial.
Fue un hombre justo y sabio, siempre antepuso a cualquier legítimo interés individual los de nuestro país. Amaba al Perú, reconocía la riqueza de su pasado y presente, y sabía que el futuro, una vez que nuestra joven república cuajara, sería de bienestar y concordia para todos.
Le dolía mucho el doblez, la imprecisión, la impuntualidad y la falta de compromiso. Creía que el honor y la verdad eran parte de la clave cultural que el país necesitaba para apuntalar al crecimiento y el desarrollo social. Tenía fe, como nadie, en el diálogo como instrumento para superar las divergencias y los conflictos.
El doctor Aparicio tuvo un importante rol en materia tributaria, especialmente por haber fundado y sido el primer director de la revista Análisis Tributario, editada por Aele, que desde el año 1988 contribuye al país con reflexiones sobre la política fiscal, el Derecho tributario y la contabilidad.
Su aporte conceptual se plasmó con gran lucidez, y por muchos años, en las páginas de esa publicación, especialmente respecto a tres aspectos de la dinámica tributaria.En primer lugar, Luis Aparicio Valdez partía de una mirada práctica de quien ha vivido intensamente y siempre con apertura, en busca de entender a las personas y sus culturas e instituciones, sin imponer una única visión del mundo. La dogmática, para él, debía reflejar la realidad de los pueblos e incardinarse en los contextos del espacio y el tiempo en el que se desarrollaba, de modo que cualquier traspolación doctrinal de un contexto determinado a otro debía hacerse con sumo cuidado y sobre la base del respeto a la identidad de las instituciones jurídicas y económicas de las naciones.
En segundo lugar, fue un incansable defensor de la necesidad de que los ciudadanos contribuyamos a financiar el Estado, pues entendía que ese deber era el fundamento del progreso de nuestra patria. Fue la primera persona a quien escuché reflexionar con asombrosa naturalidad y sabiduría sobre el Deber Constitucional de Contribuir en el Perú (la segunda fue del también ilustre tributarista Armando Zolezzi Moller).
Sabía también que ese deber existía de la mano de los derechos fundamentales que el Estado tenía que cumplir clara e irrestrictamente en favor de los ciudadanos y, por eso, defendió siempre (y sin excusas) a quienes fueron atropellados por alguna actuación estatal en materia tributaria.
En tercer lugar, para él, era claro que un régimen tributario justo y sano se basa en la institucionalización de los órganos administradores de los tributos y de quienes están llamados a resolver las contiendas tributarias, con el fin de que lo hagan adecuadamente y conforme con la justicia. Siempre promovió la independencia funcional y orgánica de la Sunat y del Tribunal Fiscal, y reclamó cuando el poder político las ponía en cuestión. A su vez, impulsó en el Poder Judicial y en el Tribunal Constitucional el conocimiento de la importancia del aspecto tributario y la necesidad de que sus sentencias llegaran a ser instrumentos de la justicia tributaria.
Sin duda, con la partida de este gran abogado, jurista y humanista, Luis Aparicio Valdez, hemos perdido un hombre de bien y un patriota, que desempeñó un papel importante en el mundo laboral y tributario. Nos queda el consuelo y el deber de que sus enseñanzas perduren en la identidad de quienes tuvimos el privilegio de recibirlas cotidianamente.
2 Comentarios
Trujillo, 12 de Agosto del 2009
Señores AELE
Saludos Cordiales
Lamentamos la partida de un hombre de bien, honesto y quien supo ganarse un sitial no solamente en nuestro país si no en el exterior.
Ahora que nuestro país adolece de valores y en donde la corrupción campea por todos, nos hacen falta personas con ese temple que siempre se dieron por el Perú
Muchas gracias Jorge por tu reconocimiento del Dr. Aparicio.