Mi Alma Felina
Empezaré por el principio: mi gato ha muerto y soy el culpable de su muerte. No recuerdo la edad que tenía al morir, ni siquiera recuerdo cómo llegó a casa; mi mente es frágil y se lo debo a los galones de alcohol que acaban crónicamente con mis neuronas prefrontales sin piedad. Aunque olvidar que